A través de una inseminación intrauterina con semen de donante, Romina Bertoldi (hoy 33) logró cumplir el anhelo de convertirse en mamá. Pros y contras del desafío de encarar una familia monoparental
Foto: José Busiemi / UNO Santa Fe
A mediados de 2012, aferrada a sus ganas de dar amor y vida, y contra todo prejuicio social que pudiera rodearla, la santafesina Romina Bertoldi (hoy 33) se sometió a una inseminación intrauterina con semen de donante. Se trata de un procedimiento de fertilización de baja complejidad que se presenta como una alternativa científica muy positiva para las mujeres que, como ella, toman la decisión de enfrentar solas la maternidad, fruto del cual nació su hija Amparo. Una historia de amor y perseverancia que merece ser contada.
“Hoy mucha gente habla de las familias monoparentales, pero cuando yo comencé con esto la realidad era muy distinta”, empezó a describir la joven y siguió: “En mi caso, creo que nací con el deseo de ser mamá, y por esas cosas del destino o no sé por qué, no llegó el hombre que quisiera compartir ese proyecto de vida conmigo, por lo que decidí hacerlo sola”.
La forma elegida para cumplir su sueño fue algo que se forjó también por sucesivas cosas, primero por un comentario que le hizo una chica en un foro de maternidad en el que solía navegar cuando promediaba los 25 años: “Mujer… estamos en el siglo XXI, hoy en día con un tratamiento de fertilidad podés ser mamá”, le dijo; y luego cuando comenzó a indagar sobre el tema en internet descubrió que dicha posibilidad podía hacerse realidad.
—¿Y cómo fue ese proceso?
—Lo primero que hice, un año después aproximadamente, fue hacerme los estudios que se precisaban (hormonales, preconcepcionales y de fertilidad en sí, los cuales deben realizarse en fechas puntuales) para saber si estaba todo bien. Pero en aquel momento decidí esperar, aunque centrada en la idea de que si a los treinta (años) no aparecía el “indicado” iba a proceder sola.
“Fue así que un día me decidí y me presenté en un centro especializado de la ciudad de Rosario, cargada de todos mis estudios previos y por supuesto llena de miedos y ansiedades”, detalló, al tiempo que destacó el trabajo de la doctora que la atendió (Viviana Ventura), quien –aseguró– lejos de juzgarla la acompañó y contuvo en todo el proceso.
Foto: José Busiemi / UNO Santa Fe
“Encaré tres tratamientos hasta lograr el embarazo (en abril, mayo y junio de 2012), con decepciones por las primeras dos negativas pero con felicidad plena cuando por fin vi ese positivo tan esperado y también después cuando supe que eran mellizas, aunque lamentablemente una de ellas nació fallecida (ver nota vinculada)”, describió.
—¿Tuviste acompañamiento de tu familia o amigos?
—En un principio no del todo y es por eso que encaré el proceso sola, porque consideré que demasiada es la presión que uno mismo se pone por sus decisiones como para cargar con las expectativas de los otros, ya que como suele suceder en este tipo de situaciones recibí varios comentarios negativos del tipo “¿por qué no esperás si total sos joven?, ¿no creés que es egoísta no darle un padre a la nena?” o similares, a los cuales decidí no aferrarme, para centrarme en lo que yo quería.
En contraposición, fueron las redes sociales, con grupos específicos formados por mujeres que estaban en el mismo proceso o algunas que ya eran madres por el mismo o similar método (de fertilización in vitro, por inyección intracitoplasmática de un espermatozoide u ovodonación), el sostén más importante que Romina tuvo durante el período de tratamiento.
“Creo que la negativa de muchos, incluso hasta de profesionales médicos, sobre este tipo de procedimientos está arraigada en el falso concepto de que las mujeres que decidimos esta opción estamos en contra de los hombres o de la familia tradicional, cosa que no es así, o al menos en la mayoría de los casos”, dijo y completó: “Por otro lado, hay quienes creen que lo hacemos porque somos egoístas y esto tampoco es así, porque si bien yo decidí tener sola a mi hija y no darle un padre, le doy otras cosas, porque el amor que tiene una mamá sola es impresionantemente grande”.
Asimismo y en consecuencia, la joven detalló que “también hay quienes creen que uno lo hace por capricho y debo decir que si así fuera no me hubiera sometido a un proceso tan largo que en algunos casos es muy invasivo”.
Camino complejo
Consultada respecto del procedimiento de inseminación intrauterina con semen de donante, la joven docente de nivel inicial afirmó que este último (el donante) no se elige, sino “que lo que se hace es buscar alguno que sea compatible respecto de la sangre y también por cuanto a las características físicas de la madre”.
Por otro lado, al hacer alusión a los costos del tratamiento, afirmó que “dependen del procedimiento elegido. El que yo me hice, por ser de baja complejidad me costó en aquel entonces de forma particular un promedio de 10.000 pesos por mes. Pero en la actualidad, gracias a la ley Nº 26.862 (conocida como de Reproducción Humana Asistida) dicha cobertura también es gratuita en algunos hospitales y corre por las obras sociales”.
En esa línea y al hacer mención a su futuro, Romina detalló que no descarta la posibilidad de darle un hermanito o hermanita a Amparo haciendo uso de este derecho. “Tengo conocimientos de que en muchos casos cuesta esa aprobación de parte de las coberturas de salud, pero sé que hay que insistir porque corresponde”, comentó.
Foto: José Busiemi / UNO Santa Fe
Con respecto a cómo enfrentará la nena el día de mañana llegado el caso de que le consulte respecto de su forma de concepción o de la figura de su padre, Romina comentó que “ella ya ahora está muy empapada de su situación porque yo no tengo reparos en contar que su familia somos nosotras y que no tiene papá; de hecho le escribí un cuento con su historia –adaptado a su edad–, que hace poco lo llevé al jardín a donde asiste y se lo cuento cada vez que me lo pide porque creo que es una forma ideal para que sepa sobre su origen”.
Desde otro punto de vista y para finalizar, cuestionada respecto de la repercusión que hoy tiene este tema tras la decisión de la actriz Juana Repetto de contar en los medios su decisión de conformar una familia monoparental también por inseminación de un donante, la joven dijo: “Está buena esta difusión para aquellas chicas que están pensando en concebir de esta forma y no se animan por miedo, vergüenza o lo que fuera; y también para que las que ya lo hicieron lo cuenten, porque sé que hay quienes prefieren mentir y decir que las dejaron, antes de contar que decidieron por motu proprio este tipo de maternidad, sobre todo porque temen enfrentarse a los comentarios y prejuicios de los demás”.
Y agregó: “A todas les digo que no se van a arrepentir. Amparo es lo mejor que me pasó en la vida”.
Cómo fue el nacimiento de la pequeña Amparo
La pequeña Amparo llegó al mundo el 30 de diciembre de 2012 cuando cursaba la semana treinta de su gestación. “Su nacimiento prematuro llegó seis semanas después de que me enterara que a su hermana melliza (a la que le dio el nombre de Constanza) le había dejado de latir el corazón y me hayan mandado a hacer reposo absoluto”, describió Romina y siguió: “La situación fue muy difícil para mí en ese aspecto y se complicó mucho más cuando me dijeron que la gorda (que pesó 1,400 kilos y alcanzó 1,020 kilos a la semana) había contraído una meningitis viral que la dejó en terapia los siguientes dos meses”.
Tras sobrellevar ese tiempo y una vez que le dieron el alta, Romina hizo con Amparo todos los controles médicos que le sugirieron para determinar si había quedado alguna secuela por la meningitis, los cuales superó muy bien. “Viví cada etapa aferrada al amor de mi nena, siempre transmitiéndole fuerzas y con esperanza. Por eso cuando me preguntan si todo valió la pena, digo firmemente que sí, y sin dudas lo confirmo al verla y disfrutarla cada día”, concluyó la joven.
Por Loreley Duré - ldure@uno.com.ar / De la Redacción de UNO Santa Fe
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