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domingo, 29 de mayo de 2016

Gripe: qué hacer con el mate y otros utensilios para no contagiarse

Si bien las medidas de prevención primordiales son la vacunación de los grupos de riesgo, el aislamiento y reposo de la persona enferma, y el lavado frecuente de manos, hay detalles básicos que se deben tener en cuenta.

El abecé para evitar contagios. Si la persona está enferma, no debe ir a trabajar ni a la escuela. Menos todavía compartir infusiones con otros. Foto: Manuel Testi / UNO Santa Fe

Ya en 2009, cuando el virus de la gripe o influenza se hizo pandémico, el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) aconsejó “comenzar a tomar mate en forma individual e higienizar el mate y la bombilla”. La recomendación –muy difundida entonces pero algo olvidada luego– está todavía disponible en www.inym.org.ar.

Por entonces, y desde esa capital de la yerba mate, la bioquímica Graciela Jorda, de la Facultad de Ciencias Exactas, Químicas y Naturales de la Universidad Nacional de Misiones, había asegurado que “es bueno tomarlo porque es una fuente de hidratación y por las propiedades que tiene, pero siendo responsable con la limpieza de los elementos”.

En esta misma línea, quien estaba al frente de la Dirección de Saneamiento del Ministerio de Salud Pública de Misiones, Alejandro Martínez, había señalado que “es aconsejable calentar bien el agua que se va a utilizar, mantener bien limpio el equipo de mate (lavar principalmente la bombilla con abundante agua y jabón o detergente) y beberlo en forma individual”.

Ahora, y como los medios van reagendando los temas, siete años después comenzaron nuevamente a proliferar los consejos de no compartir mate en época de circulación de virus respiratorios y, fundamentalmente, de gripe. Lo “curioso” es que, del mismo modo que en 2009, el virus de la influenza que hoy circula predominantemente en la región también es el virus A (H1N1) pandémico, una variante que hasta ese año nunca se había identificado como causa de infecciones en los seres humanos.

Desde entonces, junto con el desarrollo e incorporación en el calendario obligatorio de la vacuna contra la gripe en sus diversas formas, creció la conciencia sobre las medidas como el lavado de manos, el uso de alcohol en gel y algunas conductas de mayor cuidado incorporadas por muchos.

Ahora bien, el mate merece un capítulo aparte por el consumo extendido que tiene en la región. Por ello Diario UNO habló con la infectóloga santafesina Mariel Tocci, para aclarar cualquier duda sobre el asunto.

Sobre el mate, dijo que “el problema no es compartirlo con gente sana, sino que se lo haga con personas que tienen síntomas. Si ellas están sintomáticas deben tomar medidas de distanciamiento social, y esto disminuye los riesgos”.

Y enfatizó: “Las medidas generales son la vacunación de grupos de riesgo, la consulta precoz, el distanciamiento social, los ambientes ventilados, la limpieza de superficies, el lavado de manos y la “etiqueta de la tos” (taparse la boca al toser con el pliegue interno a la altura del codo o pañuelo que luego se descarte, no con la mano)”.

Los síntomas que fundamentalmente deben tenerse en cuenta son tos y fiebre; y todo otro que un médico señale y detecte como propio de un cuadro gripal o de una enfermedad de la estación que amerite aislamiento (laboral, escolar) y reposo.

¿Alcanza con agua y jabón?

Para el lavado eficiente del mate, bombillas y todo otro utensilio de cocina que se comparta con personas enfermas, la especialista recomendó utilizar abundante agua y detergente. Con eso sería suficiente.

Para las superficies en general –en el trabajo, en el hogar o en cualquier otro espacio en donde uno habita–, la infectóloga explicó que se recomienda “agua con lavandina”, diluida tal como se indique en las recomendaciones de este producto (en general, una taza en medio balde de agua); y el uso de otros disponibles en el mercado con poder desinfectante, en aerosol u otras presentaciones.

Otra de las recomendaciones es desinfectar todas las superficies que las personas toquen diariamente para intentar evitar el contagio de enfermedades transmisibles a través de las manos. Picaportes, llaves de acceso, perillas de la luz, celulares, teléfonos, controles remotos, teclados y objetos que se manipulan y tocan continuamente también deben ser desinfectados. Con la ropa de cama y toallas, se resuelve con el lavado habitual.

Teclados, celulares y teléfonos

En el caso de artefactos eléctricos o que puedan perjudicarse con la humedad, deberá consultarse además con una persona especializada técnicamente para no afectar el funcionamiento. Hay productos para la limpieza en seco, pero que no son desinfectantes.

Para ello, la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA en sus normas de limpieza y desinfección propone: “Estos objetos íntimamente compartidos por diferentes personas, suelen transmitir microorganismos. Como no pueden mojarse, se los puede limpiar y desinfectar periódicamente, mediante un paño embebido en Lysoform líquido (con sales de amonio cuaternario) o con Lysoform en aerosol (2-fenil fenol 0,1%)”, puede leerse acá.

Cuáles son las diferencias entre la limpieza y la desinfección

Cuando se hace la limpieza habitual del hogar con los limpiadores comunes no se eliminan todos los gérmenes, solo se los cambia de lugar.

Una superficie aparentemente limpia puede estar contaminada por gérmenes, explica la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA

Y agrega: “Por este motivo, es necesario destruirlo y esto se logra con una adecuada desinfección con productos que destruyen virus, bacterias y otros gérmenes”.

Posteriormente, precisa: “Se entiende por limpieza a la remoción de materiales, manchas y materia ajena al objeto que se está limpiando, devolviéndole en lo posible su aspecto original”.

Se efectúa primero por vía seca, mediante barrido con escobas o escobillones, pero mejor aún usando máquinas aspiradoras con el fin de extraer la tierra, polvo y material sólido. Luego le sigue la vía húmeda, mediante fregado con soluciones jabonosas o detersivas en medio acuoso, para expulsar la suciedad y la mayoría de la flora microbiana. Pero la destrucción real de los microorganismos se consigue con la aplicación de soluciones desinfectantes posterior a la limpieza. La secuencia lógica de las tareas es siempre: limpieza, desinfección, secado y acabado.

Luego de la limpieza, le sigue la desinfección. Se entiende por desinfección a la aplicación de sustancias químicas microbicidas, diluidas en agua o en mezclas de agua y otros solventes, sobre las superficies previamente limpiadas, a efectos de eliminar en un grado satisfactorio los microorganismos presentes.

La desinfección se realiza sobre los objetos inanimados, cosas o superficies, no sobre los seres vivos. La desinfección actúa contra bacterias, hongos, parásitos y virus.

La desinfección debe hacerse sobre todo tipo de superficies: escritorios, mesadas, paredes, pisos, artefactos, sillas, cocinas, baños, etcétera.



Por Mariano Ruiz Clausen / De la Redacción de UNO Santa Fe

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