Fallas estructurales. Estaba descalzo y se apoyó en el mostrador de chapa de la cantina que rozaba con cables pelados. Anoche se recuperaba en su casa.
La Capital |
Un alumno de quinto año de la Escuela Normal Nº 2 recibió ayer una fuerte descarga eléctrica cuando se apoyó sobre el mostrador de chapa de la cantina del patio. Descalzo, mojado y en medio de los charcos de lluvia, el adolescente de 17 años fue despedido hacia atrás y cayó de espalda. Por fortuna, sólo fue un susto y anoche se recuperaba, aún dolorido, en su domicilio.
El incidente ocurrió cerca de las 9, cuando se desarrollaba el primer recreo. Tras el shock, una unidad de emergencias médicas lo revisó sin detectar lesiones. El alumno fue retirado por su padre y permanecía hasta anoche en su domicilio.
Ante lo sucedido, las autoridades educativas suspendieron el dictado de clases hasta el martes próximo. Ese día está prevista una concentración de padres en las puertas del colegio, mientras que otro grupo advirtió que hasta que no esté garantizada la seguridad para sus hijos, no los mandarán a las aulas.
En pleno aguacero de la tormentosa mañana de ayer, al pibe —como a tantos otros— se le ocurrió la idea de quitarse las zapatillas para que no se le mojaran y se puso a chapotear en el patio. Era el primer recreo del turno mañana en el colegio donde diariamente acuden 400 alumnos.
Empapado y descalzo, se apoyó sobre el mostrador de chapa de la cantina. Nadie reparó que un caño con cables pelados que se había desprendido de la medianera estaba haciendo contacto. En una ráfaga, una fuerte descarga lo tumbó de espaldas al piso.
De inmediato las autoridades llamaron a una unidad asistencial, que lo revisó y constató que no hubieran lesiones en sus signos vitales. Un poco más aliviados, pero en medio del susto, los directivos llamaron al padre, quien lo retiré minutos después. Un poco dolorido, anoche permanecía anoche en reposo.
Las causas. "En esta oportunidad el disyuntor no pudo funcionar porque la descarga fue demasiado grande. Había un caño que portaba cables, se movió por la tormenta y el movimiento peló los cables", que hicieron la descarga al tocar con la chapa del mostrador, explicó a LaEN_SPACECapital la directora del secundario turno mañana, Andrea Della Ciega.
El Normal Nº 2 está atravesando un plan de reformas en su infraestructura desde hace meses. En el caso de la renovación del tendido eléctrico, se está ejecutando por etapas. Ante lo sucedido, y cuando los alumnos se retiraron a las 12.50, se suspendieron las clases hasta el martes para todos los niveles: inicial, primaria, secundaria y superior. En total son 3 mil alumnos.
"Dimos parte a las autoridades ministeriales, al personal de infraestructura y a quienes están a cargo de la obra eléctrica. Revisaron y nos dijeron que suspendamos para trabajar todo el fin de semana y el lunes inclusive para poner a punto los disyuntores. Luego se hará una evaluación y se definirá si el martes se reanudan las clases", detalló Della Ciega.
Repercusiones. Una vez que el incidente comenzó a tener repercusión pública, docentes y padres mostraron su preocupación y angustia.
Lo que causó bronca fue el tenor del cartel que fue exhibido en la puerta del colegio. "En el marco de la obra de adecuación de la instalación eléctrica que se está ejecutando en el establecimiento es necesario realizar trabajos de control de la instalación existente, los que van a requerir el corte de suministro de energía en diferentes sectores, por lo tanto se suspende el dictado de clases hasta el lunes 2 de noviembre inclusive".
En el hall principal un grupo de docentes no estaba ajeno a lo sucedido. "Hace rato que venimos denunciando lo que pasa. Los Normales no necesitan maquillaje sino arreglos edilicios importantes. Las aulas están deterioradas, los pisos agotados, la luminaria no alcanza. Se necesita gestión, moverse", dijo una profesora.
También un docente con representación gremial consideró que al Normal Nº 2 "no le hacen falta parches sino arreglos de fondo. Y hacer obras con los chicos en la escuela conlleva un riesgo. Se podría haber pensado en los recesos de verano o invernales, y después muchas cosas se habilitaron a las apuradas", señaló y recordó que hubo un salón clausurado por fallas.
Silvana es madre de dos alumnos de la primaria. Compungida por lo ocurrido, sentenció: "Hasta que el ministerio no garantice la seguridad de los chicos, no se puede estar funcionando. Este chico se podría haber muerto. No hay disyuntor, es algo terrible. Acompañás a tus hijos a la puerta y no sabés si vienen de vuelta".
Los comentarios se multiplicaron el resto de la jornada. Como el caso de un curso de 7º grado que tuvo salones itinerantes, ya que el aula tenía las paredes electrificadas. También se citó el caso de un aula pegada a la Dirección en donde en mayo, y tras un día de lluvia, comenzó a brotar agua de una llave de luz.
Una ex alumna posteó un comentario en la edición web de LaCapital , donde relató que junto con una compañera presentó dos cartas a la Dirección del colegio pidiendo que se arreglaran los enchufes de los salones. "Estábamos cursando en salones donde los cables de los enchufes colgaban, al alcance de la mano de cualquier alumno. Desde Dirección se me respondió que ellos no podían hacer nada, que necesitaban que el ministerio les mandara la plata correspondiente para esas obras. Pero yo les exigía que al menos pusieran cinta aisladora para tapar los cables. Pero eso tampoco se podía hacer, no les correspondía", recordó.
El patio del jardín y el arenero, clausurados
Las falencias eléctricas no son el único riesgo para la integridad y la salud de los alumnos. Las clases arrancaron este año con el patio de jardín de infantes clausurado porque caían materiales desde el edificio de la Facultad de Derecho, cuyas obras de reparación y restauración no incluyeron la pared lindera con los patios del Normal. Allí, se desprendían (y continúan desprendiendo) trozos de molduras desde hace dos décadas, poniendo en serio riesgo a los 240 alumnos del jardín y a sus docentes. A este problema de desprendimiento de revoques se suman los serios inconvenientes sanitarios que implica la invasión de decenas de gatos que viven en la facultad, y cruzan permanentemente a la escuela y utilizan su arenero (también clausurado y sin readecuar) para orinar y defecar, con el riesgo para la salud que ello conlleva. Pese a las quejas y marchas de los padres, ninguno de estos problemas se ha resuelto. Tras la protesta de los padres en marzo, la única obra que se hizo fue la colocación de andamios y redes de contención de los trozos de mampostería que caen de la pared lindante de Derecho —que al parecer no se contempla reparar— en la mitad del pequeño patio del jardín de infantes.
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