Si bien se ha complicado la situación de algunos cultivos, más precipitaciones generarían mayores problemas. “Hoy los suelos están prácticamente saturados, su máxima capacidad de retención de agua está al límite” aseguró el ingeniero agrónomo José Andriani.
“Hoy los suelos están prácticamente saturados, su máxima capacidad de retención de agua está al límite” aseguró el ingeniero agrónomo José Andriani, experto en dinámica del agua en cultivos extensivos y miembro del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) Oliveros, quien trazó un panorama sobre la cantidad de lluvias caídas y cómo puede afectar en la actual cosecha de trigo y las próximas de soja y maíz: “Las perspectivas son que si este mes repite como octubre, las cosas pueden ser aún más graves”. En un informe elaborado para el Inta, el experto señaló que “casi toda la lluvia acaecida en octubre escurrió superficialmente colapsando los canales, arroyos y ríos, y acumulándose en las zonas bajas. La intensidad de alguna de estas lluvias provocó los desbordes e inundaciones, tanto de campos como de sectores urbanos, que son de público conocimiento. Si consideramos, que noviembre suele ser un mes de altas precipitaciones y más aún en un año ‘Niño’, las perspectivas no son muy halagüeñas.”
— A qué denominan año Niño?
— Los pronósticos climáticos a largo plazo mencionaban que este año se iba a comportar de normal a ‘Niño’, ya que había aumentado un grado la temperatura del Océano Pacífico ecuatorial. Recordemos que se considera año ‘Niño’ aquel donde se producen precipitaciones por encima de los valores promedios para un período o año. Sin embargo, se ha presentado una anomalía climática adelantada en el último mes del invierno y el primero de la primavera, que supera a la característica de ‘Niño’ pronosticada, ya que normalmente, estos meses suelen ser secos y marcan el comienzo de las lluvias estivales.
— ¿Es decir, que con el agua caída, es suficiente?
— El ciclo del agua que hay en el planeta, se replica en la región y en lote de cultivo, debemos observar cómo llega el agua de lluvia al suelo: parte escurre, parte infiltra. Hoy los suelos están prácticamente saturados, su máxima capacidad de retención de agua está al límite; gran parte del agua que va a caer va a escurrir; si las lluvias son muy intensas, en poco tiempo las proporciones de agua a escurrir serán aun mayores. Se desbordan los canales, se saturan los desagües naturales y artificiales, evidentemente el agua se deposita en las zonas más bajas y va a levantar el nivel violentamente.
— ¿A qué se denomina estrés hídrico?
— Se denomina así al estado que presenta una planta desde el momento que se empiezan a alterar sus procesos fisiológicos por deficiencia o exceso de agua disponible.
— ¿Y cómo están los cultivos en nuestra zona?
— Para explicar los fenómenos ocurridos, tenemos que pensar que al llegar a la superficie del suelo, el agua de lluvia puede ingresar al mismo o escurrir por su superficie. La proporción que ingrese o escurra dependerá del agua anteriormente almacenada en el suelo, además de otros factores. Las precipitaciones de agosto y septiembre llenaron completamente el suelo de agua, aumentando la probabilidad de un mayor escurrimiento superficial. Por eso, bajo estas condiciones, casi toda la lluvia acaecida en octubre escurrió superficialmente colapsando los canales, arroyos y ríos, y acumulándose en las zonas bajas. La intensidad de alguna de estas lluvias provocó los desbordes e inundaciones, tanto de campos como de sectores urbanos, que son de público conocimiento. Si consideramos que noviembre suele ser un mes de altas precipitaciones y más aún en un año “Niño”, las perspectivas no son muy halagüeñas para los sectores mencionados, si se producen lluvias de mediana a alta intensidad. Desde el punto de vista agrícola hemos detectado una gran variabilidad de casos dependiendo de la altura de los lotes en el relieve y del estado de uso del suelo. De los cultivos de invierno, sin duda los más afectados fueron las legumbres, especialmente el garbanzo. En general, la producción de este cultivo va a ser muy baja, en algunos casos con pérdidas totales y en otros con rendimientos muy bajos. Si bien el trigo, la colza y la cebada en los lotes no inundados están en mejores condiciones productivas, habrá que ver en cada caso cómo se afecta el rendimiento por el ataque de enfermedades. Por ahora, el panorama es distinto para los cultivos de verano, ya que la soja aún no se ha comenzado a sembrar y dependerá de las próximas condiciones climáticas. En el caso del maíz, no se pudo terminar de sembrar la superficie prevista para esta campaña, y lo que está nacido o naciendo fue afectado considerablemente en los sectores bajos, donde permaneció el agua por muchos días. En el resto se observa un buen crecimiento de las plantas. Sin embargo, la incógnita que hoy tenemos es dónde habrán ido a parar los nitratos, tanto los mineralizados como los derivados de los fertilizantes.
— ¿Tienen datos de la cantidad de agua caída en los últimos meses?
— En los departamentos de Iriondo, San Lorenzo, Rosario y el sur de la provincia, en agosto, el promedio de lluvias es de 35 milímetros y cayeron 93; en septiembre, el promedio es de 50 milímetros y llovió 150, hasta ahí no teníamos problemas de inundaciones, pero toda esa cantidad de agua saturó los suelos. En octubre, cuyo promedio es de 105 milímetros, llovió 334, con dos o tres lluvias fuertes que provocaron los problemas ya no sólo en el campo sino en las ciudades.
— ¿Cuál es el pronóstico que observan para la región?
— Los climatólogos dicen que, justamente, por el Niño, es decir, un año donde va a llover más que el promedio, y ahora ingresamos a un mes como noviembre que es uno de los más llovedores, las perspectivas son que tendremos lluvias como en octubre, es decir que las cosas pueden ser aún más graves. Por datos que se están recogiendo, no pinta bien, diciembre será una incógnita.
— ¿Qué papel juega la siembra directa? ¿Tiene algún impacto estar muchas años sin arar la tierra?
— La idea de la siembra directa es que se mantenga el rastrojo en la superficie que actúa como una barrera de impacto con el agua de lluvia, ayuda a evitar el planchado de los suelos, favorece a mantener al agua más tiempo en superficie y que haya escurrimiento superficial, en cierta manera, ayuda a que infiltrara más y escurriera menos agua. El tema es que cuando el suelo está saturado y la lluvia es muy grande, el suelo infiltra agua pero cuando es superado y es saturado, escurre superficialmente, es inevitable. La siembra directa colabora a que haya menos escurrimiento, por lo tanto que se produzcan menos inundaciones, en general, lo que sí debe haber es más canales que puedan mover mayor caudal de agua, que estén limpios, para que vaya a los grandes ríos.
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