Una beba de pocos días fue abandonada en el Hospital Centenario. La menor, que permanecía ayer internada en el área de neonatología del centro asistencial de Urquiza al 3100 en buen estado de salud, fue hallada el sábado pasado por personal de la maternidad del efector y se está investigando si su mamá dio a luz en el lugar.
La Capital |
Una beba de pocos días fue abandonada en el Hospital Centenario. La menor, que permanecía ayer internada en el área de neonatología del centro asistencial de Urquiza al 3100 en buen estado de salud, fue hallada el sábado pasado por personal de la maternidad del efector y se está investigando si su mamá dio a luz en el lugar.
La Dirección Provincial de Promoción de los Derechos de la Niñez, Adolescencia y Familia ya tomó intervención en el caso, que movilizó a la comunidad del Centenario. Si bien ayer los profesionales del hospital guardaban un cerrado silencio en torno al tema, trascendió que la beba fue encontrada por personal del área de maternidad del centro asistencial aunque no existían certezas sobre si había nacido allí.
La chiquita permanecía en el área de neonatología del hospital en buen estado de salud. La internación, no obstante, fue decidida ya que al no tener quien la cuidara no podía permanecer en una sala común.
El director provincial de Niñez, Lautaro D\'Anna, confirmó que fue convocado por las autoridades del hospital. "La beba tiene muy poco tiempo de nacida y su estado de salud es excelente", apuntó el funcionario.
D\'Anna confió que, en principio, se dispuso que la niña permanezca en el centro asistencial hasta que pueda establecerse una estrategia de abordaje adecuada. "Queremos ser prudentes. Estamos activando distintos circuitos que dependerán del escenario, porque la madre puede arrepentirse o quizás presentarse algún familiar", explicó.
Recuerdo cercano. La cautela del funcionario, y quizás también el silencio de los profesionales del Centenario, tiene explicación.
El 5 de junio pasado, en el mismo hospital, una mujer dejó a su niña un día después de nacida. Y la complejidad que mostró el desenlace de ese hecho es un recuerdo todavía cercano.
A los pocos días, la beba fue dada en guarda a la primera de las más de 700 familias inscriptas en el Registro Unico de Aspirantes a Guarda con fines Adoptivos (Ruaga) por decisión de la Dirección de Niñez y del juez de familia Marcelo Molina.
Casi en paralelo, la policía ubicó a la mamá, una chica de 20 años oriunda de Paraguay, en una casa del barrio Larrea (en la zona noroeste) que compartía con su hermana, el esposo de ésta y una sobrina. Se le inició una causa penal por "abandono de persona", estuvo algunos días demorada, pero apenas fue indagada por el juez de Instrucción Nº 7, Juan Andrés Donnola, mostró su profundo arrepentimiento.
Frente al magistrado, la joven manifestó su deseo de recuperar a la niña y expuso las razones que la llevaron a separarse de su hija.
Contó, entre otras cosas, que la había abandonado "por miedo y falta de recursos", ya que no tenía vivienda ni trabajo, que la dueña de la casa donde limpiaba la había despedido al enterarse de su estado, que su familia en Paraguay no sabía de su embarazo y que no tenía pareja, ya que el papá de la criatura tenía otra relación.
Con esos antecedentes, el 19 de junio, Molina dispuso que la beba volviera a vivir con su madre.
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