Días atrás quedaron inauguradas en el hall del “Centro Cultural Municipal 12 de Setiembre” dos muestras fotográficas pertenecientes al Museo de Arte y Memoria de la ciudad de la Plata. Estas colecciones se exhiben dentro del marco de la conmemoración el próximo 10 de diciembre del Día Internacional de los Derechos Humanos y permanecerán exhibidas por treinta días.
La primera de las colecciones llamada “Instantáneas, treinta años con memoria”,son trece cuadros de 50 x60cm y comprende una selección que recorre los últimos treinta años de la Argentina, desde el golpe de estado de 1976. Una selección de momentos relevantes que nos ayuda a comprender las raíces del presente.
La segunda colección titulada “Represión en la cultura”, intenta dar cuenta de cómo la lucha en el terreno cultural es un problema central para cualquier dictadura, y que a sus efectos, le resultaba necesario desarrollar una estrategia en este campo. Es una interesante propuesta visual, que logra poner en conocimiento la pedagogía del censor y su compleja estructura de control, alternando el arte de la tapa de discos – acusados de ser difusores de ideología marxista- con informes especiales emitidos y archivados por la secretaría de inteligencia del estado. Desde la música de Rodolfo Mederos, pasando por Los Quilapayun, Los Olimareños, Cafrune, Viglietti y Mercedes Sosa, hasta cancioneros populares prohibidos como los del chileno Víctor Jara entre otros, supieron sobrevivir a un proyecto de desaparición metódica de imágenes, discursos, símbolos y tradiciones.
Día Internacional de los Derechos Humanos
El 10 de diciembre se conmemora la aprobación por la Asamblea General de la Declaración Universal de Derechos Humanos, en 1948. La Organización de las Naciones Unidad pretendía con esta Declaración Universal sentar las bases de un compromiso ético para obligar a todos los Estados a cumplir y hacer cumplir una serie de normas.
Recordemos que después de la Segunda Guerra Mundial, en los inicios de la Guerra Fría, cuando todavía dolían las heridas del nazismo y ante las situaciones de injusticia que se vivían en los cinco continentes, varios países sintieron la necesidad de unirse en una organización supraestatal que garantizara el respeto y la dignidad de las personas, y que evitara la repetición de hechos tan lamentables como la vulneración de la dignidad de la persona y el respeto a sus peculiaridades étnicas, religiosas o sexuales.
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