Voto optativo a los 16 años, el
tema que dominó la semana. La oposición lo rechazó casi al unísono.
¿Ampliación de derechos u objetivo electoralista? El gremialismo
"post-Moyano" debutó con nuevo Salario Mínimo desdoblado.
Si hay algo que incomoda al kirchnerismo es que sea
la oposición, o los temas de coyuntura del lo que le determine la agenda
semanal. Casi desde que llegó al poder, y mucho más desde que Cristina Kirchner
asumió la presidencia en diciembre de 2007, el oficialismo se mueve
como pez en el agua cuando puede marcar el ritmo de la discusión
política, sea parlamentaria o mediática.
Y esta semana consiguió que la oposición tuviera que salir a rechazar un proyecto que, si bien fue presentado en el Congreso en marzo, tomó nuevo impulso esta semana: bajar el límite etario para sufragar, y permitir que chicos de 16 y 17 años lo hagan, al menos de manera voluntaria.
Lecturas varias sobre el tema, la plana mayor del kirchnerismo más "puro" salió a darle impulso al tema, que podría comenzar a ser tratado en el Senado esta misma semana.
"Los que hablan de la baja de la imputabilidad a veces son hasta perversos, porque el 99,9 por ciento de los pibes de esta sociedad estudian, se rompen el alma, trabajan, tocan música, hacen gimnasia", salió a provocar el senador Aníbal Fernández, uno de los más acérrimos defensores de la iniciativa.
La discusión, amplia y jugosa, puede quedar reducida si el kirchnerismo impone su mayoría legislativa y logra aprobarlo con rapidez, como lo hace cada vez que un tema tiene verdadera trascendencia política.
¿Un primer paso para la re-re?
La oposición, casi en su totalidad, rechazó el proyecto, y lo vinculó a la intención del oficialismo de forzar (vía reforma constitucional) la posibilidad de un tercer mandato de Cristina Kirchner en la Presidencia.
"Lo primero que pensé es que se trata de una maniobra electoral para ampliar el padrón. Siento que a los 16 años aún no están preparados, adelantando la edad nos estamos salteando un proceso", afirmó el diputado Francisco de Narváez.
El límite de 2015 se ha vuelto un verdadero dolor de cabeza, para una fuerza que gobierna desde 2003, y que parece no haber sido capaz de forjar liderazgos más allá del matrimonio Kirchner.
El supuesto desgaste que tendría el Gobierno en buena parte del electorado es el principal argumento que usa la oposición para rechazar el voto a los 16 años. La militancia juvenil que han realizado las agrupaciones kirchneristas, con La Cámpora como bandera, llevaría a los jóvenes a votar masivamente al oficialismo, explican.
Flojo de papeles, como dirían en el barrio, dicha argumentación olvida que otras fuerzas políticas también tienen una fuerte presencia en los colegios secundarios y en los barrios. Aunque, claro, el "oposicionismo" en el que caen muchos de los dirigentes impiden un debate que puede ser rico sobre un tema que algunos países ya han incorporado, y otros van camino a hacerlo.
Lo cierto es que parece poco probable que con sólo ampliar la base electoral el kirchnerismo pueda superar un supuesto escenario poco favorable en las próximas elecciones, cuando todavía no hay candidatos con nombres propios. Mucho menos cuando la oposición parece envuelta en las mismas disputas de los últimos tiempos.
El primer Salario Mínimo sin Moyano
La reunión del Consejo del Salario es una de las banderas que el kirchnerismo levanta como muestra de sus políticas pro-laborales. Pero esta vez tuvo una particularidad: fue la primera vez que el líder de la CGT, Hugo Moyano, no participó.
Enfrascado en la puja política que inició casi inmediatamente después del triunfo electoral de Cristina Kirchner, el moyanismo calificó como "una pantomima" la nueva reunión del martes pasado, y reusó la invitación.
Así, el nuevo Salario Mínimo fue fijado tras un "arduo" debate entre los sindicalistas ahora "amigos" (muchos, hasta no hace poco hipercríticos del Gobierno), y las diferentes cámaras empresariales, con la excepción de la Federación Agraria que conduce Eduardo Buzzi.
El nuevo piso salarial alcanzará los $2.875, pero recién en febrero de 2013, cuando acumulará un incremento del 25%. Ahora, en septiembre, el Salario Mínimo será de $2.670, apenas $370 más que lo establecido en agosto del año pasado, cuando era Moyano el que secundaba a la Presidente tras el acuerdo.
Más allá de los números, el acuerdo deja un par de señales políticas: el Gobierno pudo reunir a su alrededor para avalar la negociación a todo el arco opositor a Moyano, algo que en algún momento estuvo en duda.
Además, impuso el criterio de un aumento "racional", en un año en que las paritarias, más allá de algunas excepciones, rondaron el 23% de incremento salarial.
La incógnita es cómo influirá el escenario sindical a partir de este acuerdo. Por caso, la CTA opositora que conduce Pablo Micheli ya anunció un paro con movilización, al que intentarán sumar al propio Moyano.
"Nosotros hemos dicho que debiera ser el salario mínimo de 3500 pesos, porque la inflación es muy superior a lo que ha venido aumentando el Salario Mínimo, Vital y Móvil. Ese salario es completamente insuficiente. Esto se sabía de antemano. Esta parodia de discutir los empresarios y todo eso es una mentira", apuntó el dirigente camionero casi al mismo tiempo que Cristina Kirchner y el ministro Carlos Tomada anunciaba el nuevo piso salarial.
Claro que lo que no mencionó Moyano es que la mecánica del Consejo del Salario fue la misma que cuando él mismo encabezaba las negociaciones.
Con todo, fue una semana de "éxitos" para el Gobierno. Logró marcar la agenda con la que tuvo que moverse la oposición, y selló un nuevo Salario Mínimo acorde a lo planeado. Lo que viene son semanas de un alto dinamismo legislativo.
Mientras tanto, la oposición no encuentro el camino, y por ahora se conforma con rechazar cualquier propuesta del oficialismo. Mucho más cuando esa iniciativa pueda sumar al proyecto kirchnerista de una "Cristina eterna".
Y esta semana consiguió que la oposición tuviera que salir a rechazar un proyecto que, si bien fue presentado en el Congreso en marzo, tomó nuevo impulso esta semana: bajar el límite etario para sufragar, y permitir que chicos de 16 y 17 años lo hagan, al menos de manera voluntaria.
Lecturas varias sobre el tema, la plana mayor del kirchnerismo más "puro" salió a darle impulso al tema, que podría comenzar a ser tratado en el Senado esta misma semana.
"Los que hablan de la baja de la imputabilidad a veces son hasta perversos, porque el 99,9 por ciento de los pibes de esta sociedad estudian, se rompen el alma, trabajan, tocan música, hacen gimnasia", salió a provocar el senador Aníbal Fernández, uno de los más acérrimos defensores de la iniciativa.
La discusión, amplia y jugosa, puede quedar reducida si el kirchnerismo impone su mayoría legislativa y logra aprobarlo con rapidez, como lo hace cada vez que un tema tiene verdadera trascendencia política.
¿Un primer paso para la re-re?
La oposición, casi en su totalidad, rechazó el proyecto, y lo vinculó a la intención del oficialismo de forzar (vía reforma constitucional) la posibilidad de un tercer mandato de Cristina Kirchner en la Presidencia.
"Lo primero que pensé es que se trata de una maniobra electoral para ampliar el padrón. Siento que a los 16 años aún no están preparados, adelantando la edad nos estamos salteando un proceso", afirmó el diputado Francisco de Narváez.
El límite de 2015 se ha vuelto un verdadero dolor de cabeza, para una fuerza que gobierna desde 2003, y que parece no haber sido capaz de forjar liderazgos más allá del matrimonio Kirchner.
El supuesto desgaste que tendría el Gobierno en buena parte del electorado es el principal argumento que usa la oposición para rechazar el voto a los 16 años. La militancia juvenil que han realizado las agrupaciones kirchneristas, con La Cámpora como bandera, llevaría a los jóvenes a votar masivamente al oficialismo, explican.
Flojo de papeles, como dirían en el barrio, dicha argumentación olvida que otras fuerzas políticas también tienen una fuerte presencia en los colegios secundarios y en los barrios. Aunque, claro, el "oposicionismo" en el que caen muchos de los dirigentes impiden un debate que puede ser rico sobre un tema que algunos países ya han incorporado, y otros van camino a hacerlo.
Lo cierto es que parece poco probable que con sólo ampliar la base electoral el kirchnerismo pueda superar un supuesto escenario poco favorable en las próximas elecciones, cuando todavía no hay candidatos con nombres propios. Mucho menos cuando la oposición parece envuelta en las mismas disputas de los últimos tiempos.
El primer Salario Mínimo sin Moyano
La reunión del Consejo del Salario es una de las banderas que el kirchnerismo levanta como muestra de sus políticas pro-laborales. Pero esta vez tuvo una particularidad: fue la primera vez que el líder de la CGT, Hugo Moyano, no participó.
Enfrascado en la puja política que inició casi inmediatamente después del triunfo electoral de Cristina Kirchner, el moyanismo calificó como "una pantomima" la nueva reunión del martes pasado, y reusó la invitación.
Así, el nuevo Salario Mínimo fue fijado tras un "arduo" debate entre los sindicalistas ahora "amigos" (muchos, hasta no hace poco hipercríticos del Gobierno), y las diferentes cámaras empresariales, con la excepción de la Federación Agraria que conduce Eduardo Buzzi.
El nuevo piso salarial alcanzará los $2.875, pero recién en febrero de 2013, cuando acumulará un incremento del 25%. Ahora, en septiembre, el Salario Mínimo será de $2.670, apenas $370 más que lo establecido en agosto del año pasado, cuando era Moyano el que secundaba a la Presidente tras el acuerdo.
Más allá de los números, el acuerdo deja un par de señales políticas: el Gobierno pudo reunir a su alrededor para avalar la negociación a todo el arco opositor a Moyano, algo que en algún momento estuvo en duda.
Además, impuso el criterio de un aumento "racional", en un año en que las paritarias, más allá de algunas excepciones, rondaron el 23% de incremento salarial.
La incógnita es cómo influirá el escenario sindical a partir de este acuerdo. Por caso, la CTA opositora que conduce Pablo Micheli ya anunció un paro con movilización, al que intentarán sumar al propio Moyano.
"Nosotros hemos dicho que debiera ser el salario mínimo de 3500 pesos, porque la inflación es muy superior a lo que ha venido aumentando el Salario Mínimo, Vital y Móvil. Ese salario es completamente insuficiente. Esto se sabía de antemano. Esta parodia de discutir los empresarios y todo eso es una mentira", apuntó el dirigente camionero casi al mismo tiempo que Cristina Kirchner y el ministro Carlos Tomada anunciaba el nuevo piso salarial.
Claro que lo que no mencionó Moyano es que la mecánica del Consejo del Salario fue la misma que cuando él mismo encabezaba las negociaciones.
Con todo, fue una semana de "éxitos" para el Gobierno. Logró marcar la agenda con la que tuvo que moverse la oposición, y selló un nuevo Salario Mínimo acorde a lo planeado. Lo que viene son semanas de un alto dinamismo legislativo.
Mientras tanto, la oposición no encuentro el camino, y por ahora se conforma con rechazar cualquier propuesta del oficialismo. Mucho más cuando esa iniciativa pueda sumar al proyecto kirchnerista de una "Cristina eterna".
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