Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia están dispuestas a
llegar a Noruega y sentarse a negociar la paz con el Gobierno sin que
importen los obstáculos, sea una negativa a un cese de fuego bilateral o
las disputas en torno a la presencia en la mesa de diálogos de un
dirigente rebelde preso en Estados Unidos.
"Mirando las cosas con optimismo pensamos que no hay problema que no podamos solucionar", dijo el viernes en entrevista exclusiva a The Associated Press, el miembro del Estado Mayor de las FARC Marco León Calarcá.
El gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las FARC iniciarán una negociación formal en octubre en Oslo, luego de haber tenido conversaciones exploratorias en Cuba por seis meses.
Sin embargo, dos temas de último minuto parecieron convertirse en los primeros escollos del que sería al menos el tercer intento de negociación entre gobierno e insurgentes en los últimos años.
El primer obstáculo fue una propuesta de cese al fuego que el mandatario rechazó de manera tajante y el segundo fue la aspiración de las FARC de que en la mesa de diálogo esté presente el dirigente guerrillero Ricardo Palmera, alias Simón Trinidad, quien purga una pena de prisión en Estados Unidos de 60 años por el secuestro de tres ciudadanos de ese país.
"Lo de Simón en la mesa de conversaciones lo vamos a mirar, a definir como va a ser la presencia de Simón en la mesa", aclaró Calarcá. "No pensamos que sea productivo hacer la discusión por fuera de la mesa".
"Lo de la tregua es más complicado porque significa muertos, dolor humano", agregó Calarcá, uno de los firmantes de un acuerdo marco entre la guerrilla y el gobierno, que indica que las conversaciones se desarrollarán "con el apoyo de los gobiernos de Cuba y Noruega como garantes y los gobiernos de Venezuela y Chile como acompañantes".
"No estamos diciendo que si no hay cese al fuego entonces no empezamos... pero llamamos a la cordura, decimos que si vamos a hablar no nos hagamos más daños, si estamos dispuestos a la paz, no nos hagamos más daños", expresó Calarcá.
El conflicto armado en Colombia, que lleva casi cinco décadas, ha dejado miles de víctimas.
Calarcá, el comandante Mauricio Jaramillo y los miembros de la dirigencia rebelde Andrés París, Ricardo Téllez, Hermes Aguilar y Sandra Ramírez estuvieron en las conversaciones con los delegados del presidente Santos en La Habana durante seis meses antes de firmar un acuerdo marco que los sentará a negociar en Oslo en octubre y luego en la capital cubana.
Calarcá hizo notar que ese acuerdo llamaba a otras organizaciones políticas y sociales a construir la paz en su país.
Al ser consultado si eso significa una invitación al también grupo guerrillero colombiano Ejército de Liberación Nacional (ELN), el segundo del país con unos 3.000 combatientes, para participar en las negociaciones, Calarcá respondió que "lo único que decimos a los camaradas del ELN es que piensen en ese propósito (la paz) porque además sabemos que hace parte de sus objetivos estratégicos, al igual que nosotros". "Es una invitación a hacer el proceso de paz, que puede ser el mismo u otro, que es construir juntos esa paz estable y duradera", agregó.
En varias ocasiones, el ELN ha buscado suscribir un acuerdo de paz con el gobierno colombiano. En la pasada década, también en Cuba, delegados del entonces presidente Álvaro Uribe Vélez se sentaron a conversar con delegados de ese grupo. Los diálogos no prosperaron.
Tras los anuncios de esta semana, tanto del gobierno de Santos como de los rebeldes, figuras internacionales como Jimmy Carter se mostraron dispuestas a apoyarlos.
Calarcá reconoció que, al menos, en las FARC había interés de sumar gente al proceso de conversaciones. Es algo "latente", dijo Calarcá. "No hemos acordado, pero si hemos conversado, si hay principio de acuerdo que esto es posible, que haya personalidades que se vinculen al proceso". "Todos aquellos que quieran ayudar al proceso son bienvenidos. No solo los aceptamos, sino que los convocamos", agregó.
Preguntado sobre cómo Estados Unidos podría apoyar los diálogos que apenas inician, sabiendo que el gobierno de ese país incluyó a las FARC en una lista de organizaciones terroristas en el mundo, Calarcá respondió: "Permítame soñar y decir que lo mejor que pueden hacer los Estados Unidos sería dejarnos tranquilos... resolver nuestros propios problemas y crear nuestros propios problemas, porque muchos de los problemas que vivimos en Colombia son creados por las políticas imperiales".
Calarcá agradeció al gobierno cubano por haber sido anfitrión de las conversaciones exploratorias. "La hospitalidad... no ha sido con las FARC, sino con el proceso", dijo Calarcá al indicar que los delegados del gobierno también fueron bienvenidos y sus necesidades logísticas satisfechas.
Creadas a comienzo de la década de los 60, las FARC son la guerrilla más antigua del continente. Analistas estiman que actualmente cuentan con unos 9.000 combatientes.
"Mirando las cosas con optimismo pensamos que no hay problema que no podamos solucionar", dijo el viernes en entrevista exclusiva a The Associated Press, el miembro del Estado Mayor de las FARC Marco León Calarcá.
El gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las FARC iniciarán una negociación formal en octubre en Oslo, luego de haber tenido conversaciones exploratorias en Cuba por seis meses.
Sin embargo, dos temas de último minuto parecieron convertirse en los primeros escollos del que sería al menos el tercer intento de negociación entre gobierno e insurgentes en los últimos años.
El primer obstáculo fue una propuesta de cese al fuego que el mandatario rechazó de manera tajante y el segundo fue la aspiración de las FARC de que en la mesa de diálogo esté presente el dirigente guerrillero Ricardo Palmera, alias Simón Trinidad, quien purga una pena de prisión en Estados Unidos de 60 años por el secuestro de tres ciudadanos de ese país.
"Lo de Simón en la mesa de conversaciones lo vamos a mirar, a definir como va a ser la presencia de Simón en la mesa", aclaró Calarcá. "No pensamos que sea productivo hacer la discusión por fuera de la mesa".
"Lo de la tregua es más complicado porque significa muertos, dolor humano", agregó Calarcá, uno de los firmantes de un acuerdo marco entre la guerrilla y el gobierno, que indica que las conversaciones se desarrollarán "con el apoyo de los gobiernos de Cuba y Noruega como garantes y los gobiernos de Venezuela y Chile como acompañantes".
"No estamos diciendo que si no hay cese al fuego entonces no empezamos... pero llamamos a la cordura, decimos que si vamos a hablar no nos hagamos más daños, si estamos dispuestos a la paz, no nos hagamos más daños", expresó Calarcá.
El conflicto armado en Colombia, que lleva casi cinco décadas, ha dejado miles de víctimas.
Calarcá, el comandante Mauricio Jaramillo y los miembros de la dirigencia rebelde Andrés París, Ricardo Téllez, Hermes Aguilar y Sandra Ramírez estuvieron en las conversaciones con los delegados del presidente Santos en La Habana durante seis meses antes de firmar un acuerdo marco que los sentará a negociar en Oslo en octubre y luego en la capital cubana.
Calarcá hizo notar que ese acuerdo llamaba a otras organizaciones políticas y sociales a construir la paz en su país.
Al ser consultado si eso significa una invitación al también grupo guerrillero colombiano Ejército de Liberación Nacional (ELN), el segundo del país con unos 3.000 combatientes, para participar en las negociaciones, Calarcá respondió que "lo único que decimos a los camaradas del ELN es que piensen en ese propósito (la paz) porque además sabemos que hace parte de sus objetivos estratégicos, al igual que nosotros". "Es una invitación a hacer el proceso de paz, que puede ser el mismo u otro, que es construir juntos esa paz estable y duradera", agregó.
En varias ocasiones, el ELN ha buscado suscribir un acuerdo de paz con el gobierno colombiano. En la pasada década, también en Cuba, delegados del entonces presidente Álvaro Uribe Vélez se sentaron a conversar con delegados de ese grupo. Los diálogos no prosperaron.
Tras los anuncios de esta semana, tanto del gobierno de Santos como de los rebeldes, figuras internacionales como Jimmy Carter se mostraron dispuestas a apoyarlos.
Calarcá reconoció que, al menos, en las FARC había interés de sumar gente al proceso de conversaciones. Es algo "latente", dijo Calarcá. "No hemos acordado, pero si hemos conversado, si hay principio de acuerdo que esto es posible, que haya personalidades que se vinculen al proceso". "Todos aquellos que quieran ayudar al proceso son bienvenidos. No solo los aceptamos, sino que los convocamos", agregó.
Preguntado sobre cómo Estados Unidos podría apoyar los diálogos que apenas inician, sabiendo que el gobierno de ese país incluyó a las FARC en una lista de organizaciones terroristas en el mundo, Calarcá respondió: "Permítame soñar y decir que lo mejor que pueden hacer los Estados Unidos sería dejarnos tranquilos... resolver nuestros propios problemas y crear nuestros propios problemas, porque muchos de los problemas que vivimos en Colombia son creados por las políticas imperiales".
Calarcá agradeció al gobierno cubano por haber sido anfitrión de las conversaciones exploratorias. "La hospitalidad... no ha sido con las FARC, sino con el proceso", dijo Calarcá al indicar que los delegados del gobierno también fueron bienvenidos y sus necesidades logísticas satisfechas.
Creadas a comienzo de la década de los 60, las FARC son la guerrilla más antigua del continente. Analistas estiman que actualmente cuentan con unos 9.000 combatientes.
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