La concejala de Paraná Adriana Torner entiende que los muñecos diseñados para exhibir ropa en locales comerciales muestran una desnudez que resulta perturbadora para quien pasa frente a las vidrieras.
Desnudos y exhibiendo sus cuerpos magros, así aparecen algunos maniquíes en Paraná.
La concejala radical Adriana Torner presentó en el Concejo Deliberante de Paraná un proyecto de ordenanza para impedir que los maniquíes queden desnudos en las vidrieras.
La edila considera que la desnudez “del cuerpo humano” que cree ver en los maniquíes es perturbadora para “los transeúntes que circulan por la calle”, y que también perturba a los clientes que se encuentran dentro de los locales comerciales”, tanto adultos como menores.
La iniciativa ingresó recientemente por la Mesa de Entradas del Concejo con el número 690/2012, aunque tras la consulta de UNO se rumoreó en los pasillos del cuerpo que su autora había decidido retirarla. El particular proyecto dice textualmente: “Establécese que los locales comerciales de la ciudad de Paraná, deberán contar con un espacio físico dentro del mismo, para la realización de cambios de indumentaria en los maniquíes a exponer en sus vidrieras (...)”. De esta primera parte del artículo 1º se desprende que para lograr su habilitación, los dueños de los locales deberán acondicionar un cambiador para los maniquíes.
El mismo artículo agrega: “A efectos de evitar que queden expuestos en los escaparates a la vía pública, sin ropas o atavíos pertinentes que exhiban la desnudez del cuerpo humano y puedan perturban a los transeúntes(...)”. De esto se deduce que la concejala entiende que las características de los muñecos que exhiben ropa es la desnudez humana misma.
Y a esto agrega que la gente, al menos parte de ella, se siente “perturbada” por esa exhibición de los maniquíes sin ropa. Y no solo los niños, que suelen ser muy ingeniosos; sino también la gente grande.
Interpretaciones varias
En el resbaladizo terreno de las interpretaciones, uno podría pensar que la edila tuvo una iniciativa vinculada con la lealtad comercial y decidió prohibir los maniquíes desnudos porque los comercios venden ropa, no desnudez (aunque parezca una obviedad).
O que se movió preocupada por la discriminación que persiste en el negocio de la indumentaria, en el que se promueven modelos de extrema delgadez, reñidos incluso con conceptos de la buena salud, y por eso quiere vestir los maniquíes. Con esa intención, también podría haber legislado que se fabriquen maniquíes con rollitos y papada, para que los transeúntes se vean reflejados detrás del vidrio.
Pero no, su preocupación es clara: la “perturbación ciudadana” que causa esa “desnudez humana”.
Ya que los otros dos artículos son muy breves: uno propone que el Ejecutivo fije las sanciones y el otro es de forma, no queda claro si la perturbación a la que alude la edila es lo que la sexología define como “agalmatofilia” que es la atracción sexual por estatuas o maniquíes desnudos.
A esta atracción también se le llama como: galateísmo, monumentofilia o pigmalionismo, por haber sido Pigmalión el primer ser mitológico que se enamoró de una estatua que él mismo había esculpido. Aseguran los entendidos que es un patrón de comportamiento sexual poco común.
La autora
La concejala Torner ha logrado renombre a pesar de los pocos meses que lleva en el Concejo. Ha alternado proyectos interesantes con situaciones o iniciativas, cuanto menos extrañas. De las primeras, se cuenta ser la autora de un proyecto para que se realice la adaptación de los semáforos existentes con dispositivos sonoros para ser usados por personas invidentes.
De las segundas, se recuerda el intento fallido de presentar un proyecto para fomentar en Paraná un circuito de turismo sexual, al uso de las principales capitales europeas, que vincularía al turismo con los principales burdeles capitalinos. Finalmente el proyecto no fue presentado por consejo de muchos de sus pares, no solo porque en ese momento el Ejecutivo municipal se dedicaba a cerrar prostíbulos para combatir la trata de personas; sino también porque algunos concejales sentían “vergüenza ajena”, según contaron en off the record.
Vale señalar que es difícil no advertir cierta contradicción entre aquel intento y este proyecto.
Adriana Josefina Torner también generó comentarios con un recordado homenaje que hizo al famoso transatlántico Titanic; y otro a la Semana de la Dulzura, que incluyó el reparto de bombones y alfajores en las bancas de todos los ediles, aunque parezca raro.
También, una vez la edila rindió homenaje al día de los cumpleaños, y justo ese día era el cumpleaños del presidente del cuerpo, Gastón Grand.
Críticas radicales
Torner ha sido objeto de duras críticas en el seno del radicalismo por su poca apertura a la hora de repartir contratos, ya que según se asegura en el Concejo Deliberante los tres principales -y casi únicos- contratos que hizo fueron para su padre, su madre y su hermano.
Esta situación le generó más de un reproche de parte de los militantes radicales al exintendente Sergio Varisco, que fue quien la incluyó en la lista de candidatos a instancias del benedettismo local, personificado en ese momento por el dirigente Fernando García quien no solo era -en aquel entonces- el principal referente de la seccional segunda de la UCR, sino también integrante del Sindicato Unido de Obreros y Empleados Municipales (Suoyem) de Paraná que lideraba el diputado peronista Hugo Vázquez.
Antecedentes de la medida anti desnudez
El 30 de agosto de 2008 las autoridades de Kuwait decidieron acabar con la exposición de ropa interior femenina y de maniquíes “desnudos” o “semidesnudos” en los escaparates de las tiendas de moda del país, informó el diario kuwaití Al Qabas.
A partir de esa decisión, los maniquíes no ataviados o vestidos de tal manera que puedan “perturbar la moral pública, así como de la lencería femenina”, deben ocupar un espacio interior del local comercial “siempre fuera de la vista de los viandantes”, según señaló el Ministerio de Comercio e Industria de ese país. Pese a que se anunciaron sanciones, la medida se cumple a medias. Esa noticia se produjo el mismo día en que se conoció la sentencia de un año de prisión y posterior deportación de dos mujeres extranjeras que se habían besado en una playa.
La búsqueda de antecedentes no fue sencilla, pero Internet aporta lo suyo.
Otro caso interesante fue lo ocurrido en la zona de Villa Consuelo, en Santo Domingo, República Dominicana, donde el 3 de julio de 2009 el secretario nacional de Interior y Policía, Franklin Almeyda, calificó como “un atentado al pudor, la moral y las buenas costumbres, el cuerpo, las tetas, la cintura y el culo que exhiben algunos maniquíes en algunas tiendas de Santo Domingo, especialmente las tiendas de Villa Consuelo”.
Dijo luego que era “un abuso que los dueños de tiendas y decoradores no le pongan ni brazier, ni patíes ni mediofondo a esas voluptuosas mujeres”, tras lo cual organizó una amplia redada que concluyó con la Jefatura de Policía plagada de maniquíes, cuyos dueños fueron retirando de a poco, tras presentarse a pagar la multa de rigor y proceder a vestirlos decentemente. El dato llamativo de ese operativo de la Policía dominicana fue que no se “detuvo” a ningún maniquí que representara ostensiblemente a un varón, sino a todos maniquíes de mujeres.
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