Desde que Ricardo Echegaray la comanda, la agencia recaudadora ha acumulado inspecciones tan oportunas como intimidatorias.
Con la llegada de Ricardo Echegaray, la agencia acumuló inspecciones tan oportunas
Esta semana la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner destapó que una firma inmobiliaria “no presenta declaraciones a de ganancias desde el año 2007”, luego de que sus socios hablaron de “desaceleración económica” en el diario Clarín. El discurso recibió críticas, entre otros, de Adepa y la UCR, que apuntaron contra la utlización que el Gobierno hace de la AFIP como herramienta de presión política.
No es la primera vez que esto sucede. Semanas atrás, los inspectores del organismo público visitaron la panadería de la mujer que preside el comedor comunitario en Tucumán que había albergado a Jorge Lanata para hacer uno de sus programas de televisión.
Esta modalidad de inspeccionar a quienes se reconocen públicamente como opositores del Gobierno, no es nueva. El año pasado este portal había dado a conocer ciertos casos sobre el “apriete” que sufrieron varios periodistas opositores al Gobierno que tuvieron que padecer las inesperadas visitas del organismo público.
Las sospechosas investigaciones de la AFIP comenzaron con la llegada de Ricardo Echegaray al mando de la entidad pública, quien por entonces era jefe de la ONCCA, la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario.
Antes de que Echegaray ingresara al AFIP en 2008, un grupo de socios del club Los Cardos, donde jugaba su hijo, lo “escracharon” para que el funcionario se fuera del predio. La réplica fue inmediata: seis de los 16 miembros de la comisión directiva recibieron inspecciones de la ONCAA y de la AFIP, a modo de venganza.
Cronología de inspecciones. Echegaray respondió en ese momento con que sólo buscaba potenciales evasores, sin hacer alusión a las oportunas investigaciones que coincidían con los sucesos que se iban conociendo públicamente.De esa forma también ordenó visitas inusuales contra productores como fue el caso de la Federación Agraria y empresarios celearelos, a quienes se los acusó de evadir más de 20 millones de pesos en pleno conflicto con el campo. También dispuso de inspecciones en las casas de cambio bancario cuando el tema central en la agenda mediática era la fuga de divisas.
Luego, apenas estalló la enemistad con el Grupo Clarín, el multimedios sufrió un operativo con más de 200 inspectores en su sede central.
También cuando Francisco de Narváez derrotó en las elecciones legislativas del 2009 a Néstor Kirchner, las inspecciones tributarias fueron detrás de él. Algo similar le pasó a Juan Martín del Potro después que se negó a reunirse con la Presidenta tras ganar el US Open, justificándose con que su familia “vivia del campo”.
A principios del 2010 en efervescente pelea con Clarín, el grupo de medios se vió envuelto en un sorpresivo “operativo contable”. El mismo año, en octubre, dirigentes de la Unión Industrial Argentina (UIA) y de la Asociación Empresaria Argentina recibieron la inesperada visita de la AFIP.
La actuación de Echegaray logró remover sin sumario previo, ni acto fundamentado al marido de la jueza María José Sarmiento, quien había frenado el uso de las reservas en el Banco Central y quien pidió sustituir a Martín Redrado al frente de la entidad, según recuerda hoy el diario La Nación.
Otros que recibieron oportunas visitas de la AFIP en 2011 fueron el economista Roberto Cachanosky, que había cuestionado la inflación, y la empresa Ricardo Bilbao, que había impugnado una licitación del organismo.
En 2012, uno de los casos más paradigmáticos es la actuación de la AFIP en el caso Ciccone. Echegaray se presentó ante el juez para informar que pediría la quiebra de la imprenta, por entonces en manos de Héctor y Nicolás Ciccone. Sin embargo, dio su aprobación y levantamiento de la quiebra cuando desembarcó Alejandro Vandenbroele.
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