Cintia, la mamá de la nena de 7
años que recibió un balazo en la cabeza cuando quedó en medio de un
tiroteo en Villa Urquiza, dijo que en el barrio \"ya no se puede salir
ni a tomar mate a la vereda, porque hasta el termo se quieren llevar\".
"Cuando la nena salga, porque yo sé que va a salir, me voy a ir del
barrio, me voy a ir lejos, me voy a vivir a un pueblo, a algún lugar
donde esté tranquila, yo sé que hay lugares todavía donde se puede
vivir", aseguró Cintia, la mamá de Victoria, la nena de 7 años que
recibió un tiro en la cabeza al quedar en medio de una balacera, en
Villa Urquiza.
"Es terrible la inseguridad que hay, que no podés salir ni a comprar el pan", comentó la joven, de 26 años, quien se crió en el barrio y tiene dos hijos más, Valentina, de 9 años, e Isaías, de 3. "Vivo ahí desde los seis años, pero ahora no podés salir a la vereda a tomar mates porque hasta el termo te quieren sacar", contó sin poder ocultar la impotencia que siente.
"En el barrio hay mucha droga, hay un quiosco de droga en el club, que todo el mundo sabe donde está pero no dice nada, por miedo, pero a mí ya me golpearon donde más me duele y voy a contar todo lo que sé", aseguró Cintia, quien se reservó, por ahora, identificar la entidad deportiva donde se vende droga.
La mujer todavía tiene fresco el recuerdo del momento en que su hija fue herida."Me voy con las nenas a comprar un cuaderno a dos cuadras de mi casa, me comentaron que ellos venían tiroteándose desde La Paz y Liniers, y yo iba por Aguilar y Liniers, yo iba a la par de los choros, y cuando cruzo La Paz hago 25 metros que siente que pasa una moto con tres choros y un 206 corriéndolos", contó.
"Me tiro al piso con Valentina y Victoria se queda parada mirando unas figuritas y cuando siento el tiro yo no sabía que era para mi hija y cuando me doy vuelta me agarra la desesperación", siguió el relato, y concluyó: "Gracias a Dios alcancé a llevarla al Heca y nunca la abandonó Dios porque estuvo bien 15 minutos con un balazo en la cabeza, sobrevivió y está acá, hace 72 horas que está en el hospital".
"Quiero pedir oración, que recen, que pidan que mi hija salga, lo que necesito ahora es que la ayuda de la gente, que Dios se ocupe y que la Justicia se ocupe", rogó la mujer, quien confía que su hija se recuperará y que, cuando eso suceda, abandonará Rosario, porque, según confesó, no quiere seguir viviendo con miedo por lo que le pueda pasar a sus hijos.
"Es terrible la inseguridad que hay, que no podés salir ni a comprar el pan", comentó la joven, de 26 años, quien se crió en el barrio y tiene dos hijos más, Valentina, de 9 años, e Isaías, de 3. "Vivo ahí desde los seis años, pero ahora no podés salir a la vereda a tomar mates porque hasta el termo te quieren sacar", contó sin poder ocultar la impotencia que siente.
"En el barrio hay mucha droga, hay un quiosco de droga en el club, que todo el mundo sabe donde está pero no dice nada, por miedo, pero a mí ya me golpearon donde más me duele y voy a contar todo lo que sé", aseguró Cintia, quien se reservó, por ahora, identificar la entidad deportiva donde se vende droga.
La mujer todavía tiene fresco el recuerdo del momento en que su hija fue herida."Me voy con las nenas a comprar un cuaderno a dos cuadras de mi casa, me comentaron que ellos venían tiroteándose desde La Paz y Liniers, y yo iba por Aguilar y Liniers, yo iba a la par de los choros, y cuando cruzo La Paz hago 25 metros que siente que pasa una moto con tres choros y un 206 corriéndolos", contó.
"Me tiro al piso con Valentina y Victoria se queda parada mirando unas figuritas y cuando siento el tiro yo no sabía que era para mi hija y cuando me doy vuelta me agarra la desesperación", siguió el relato, y concluyó: "Gracias a Dios alcancé a llevarla al Heca y nunca la abandonó Dios porque estuvo bien 15 minutos con un balazo en la cabeza, sobrevivió y está acá, hace 72 horas que está en el hospital".
"Quiero pedir oración, que recen, que pidan que mi hija salga, lo que necesito ahora es que la ayuda de la gente, que Dios se ocupe y que la Justicia se ocupe", rogó la mujer, quien confía que su hija se recuperará y que, cuando eso suceda, abandonará Rosario, porque, según confesó, no quiere seguir viviendo con miedo por lo que le pueda pasar a sus hijos.
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