Los egresados de las ingenierías
son profesionales muy requeridos por empresas privadas y públicas.
Estas carreras cuentan con tasas de graduación del 40% en la UNL. Se
continúa trabajando para incentivar la vocación de más estudiantes para
convertirse en ingenieros.
En un país que aspira a seguir creciendo y consolidando sus
sectores productivos, los egresados en ingenierías son, en los últimos
años, muy requeridos por las industrias, por empresas de alto nivel y
por reparticiones públicas.
Una de las claves por la cual los ingenieros son los más buscados
es la visión global sobre los procesos industriales y por la
capacidad de brindar respuestas sustentables e integrales a las
necesidades y demandas de la comunidad que otorgan a los alumnos las
carreras universitarias nacionales. Además le brindan una importante
formación técnica, forman profesionales que trabajen en equipo y
enseñan a que, más que los contenidos en sí, sepan utilizar las
herramientas en la concreción de los procesos de trabajo.
Así, la Universidad Nacional del Litoral (UNL) tiene una variada
oferta de ingenierías y acciones tendientes a despertar la vocación de
los futuros profesionales para que se vuelquen a estas carreras tan
demandadas por las industrias argentinas. Un estudiante puede ser
desde Ingeniero Industrial, hasta Ingeniero Químico, pasando por
Ingeniero Agrimensor, en Recursos Hídricos, Agrónomo, en Alimentos, en
Materiales, en Informática y Ambiental.
“En un país que pensaba que las actividades de servicio tenían
que ser el núcleo de su desarrollo, actividades como las que puede
desarrollar un ingeniero no encontraban demasiada cabida. Por suerte,
Argentina ha superado esta etapa y hoy se plantea una de crecimiento
en la que se necesita desarrollar obras de infraestructura, obtener
más energía, gestionar y planificar en esquemas que deben ser
eficientes desde el punto de vista de las realizaciones, ser
equitativos en términos de alcanzar a la mayor cantidad de gente, y ser
sustentables y no contraproducentes para el ambiente, y para eso se
necesitan recursos humanos formados”, resalta el decano de la Facultad
de Ciencias Hídricas de la UNL, Mario Schreider.
Coincide con esta visión el decano de la Facultad de Ingeniería
Química de la UNL, Enrique Mammarella, que en diálogo con Radio
Portable, por LT 10, aportó: “Las ingenierías están muy asociadas con
el desarrollo productivo del país y fundamentalmente con el incremento
del valor agregado de las exportaciones. Entonces en una economía que
se tiene que expandir, que necesita un crecimiento, las carreras de
ingeniería son las más asociadas directamente”.
Actualmente, muchas empresas mineras y petroleras pugnan por
emplear a los mejores ingenieros del país, de todas las ramas, con los
mejores sueldos del mercado. “Luego están la industria química y de
alimentos, que son ramas más cercanas a los sectores productivos de
Santa Fe y también están en expansión, pero tal vez, no pagan los
mismos salarios que petroleras y mineras. Entonces, esto hace que
ciertos graduados prioricen el plan de su desarrollo laboral y
familiar, y otros que elijan la cuestión salarial al pensar su carrera”,
añadió Mammarella.
Más actividad, más matrícula
La Facultad de Ingeniería Química (FIQ) de la UNL fue la primera
en su tipo en Latinoamérica, y junto a la Facultad de Ciencias
Hídricas (FICH) a lo largo de su historia fueron acompañando cada
período de industrialización de nuestra región y del país. En este
camino, de la mano del crecimiento de la industria nacional, las
ingenierías han registrado un aumento de la matrícula de estudiantes. “A
fines de los años 40 y mediados de los 50, tanto como a fines los 70 y
ahora en 2012, evidentemente se advierte una correlación entre la
situación de las industrias y la matrícula, pues la gente entiende que
las oportunidades de empleo están garantizadas”, indica Mammarella y
añade que la ocupación de los egresados nunca fue un problema para
esta institución.
“La capacidad emprendedora, el desarrollo de nuevas empresas, de
economías más fuertes también está vinculada al desarrollo de estas
carreras”, agrega el decano.
Desde 2003 al 2009 hubo una evolución del 4 % de aumento en la
matrícula en las carreras de ingeniería, cuando en el mismo tiempo el
sistema general universitario decreció un 4%.
El número de estudiantes total de ingeniería en el país pasó de
124.500 en 2003, a unos 138.500 en 2009, lo que representa un
incremento de un 11%. Es decir que el total de graduados en ese
período aumentó un 20 % en las universidades públicas y un 15 % en las
universidades privadas.
“Estas carreras son tan importantes como cualquier otra y merecen
estudiarse por vocación, tanto como convertirse en un médico, un
abogado o un contador, carreras liberales que a veces parecieran
ofrecer más oportunidades a los egresados. Entonces, tratamos de
incentivar y de despertar la vocación por las ingenierías, porque el
problema no pasa por trabajar, sino por pensar qué es lo que el
estudiante quiere ser, qué quiere hacer y qué plan de carrera quiere
seguir para luego especializarse”, expresa Mammarella.
En el mismo sentido, Schreider apunta que “estudiar ingeniería
tiene las mismas dificultades que estudiar cualquier otra carrera
universitaria, o sea nadie podría decir que una carrera universitaria
de título máximo es más difícil o menos difícil que otra”.
En la misma línea, Mammarella suma que “la matemática, la física,
la química para nosotros son disciplinas necesarias en el ciclo
básico y hacen a las herramientas para poder incrementar nuestras
capacidades como profesionales. Las materias son tan entendibles y tan
estudiables como cualquier otra, debemos enfatizar esto para que no
quedarnos con que la matemática es difícil y aburrida, que la química
es difícil y aburrida, que la física es muy difícil, porque
evidentemente así no vamos a despertar capacidades en estudiantes que
vengan a cursar ingenierías”.
Mejor promedio del país
En los últimos dos años, el mejor promedio de ingeniería en el país es de la Facultad de Ingeniería Química de la UNL.
Para satisfacción de las autoridades universitarias, esto se debe
a los cambios y reestructuraciones de la currículas de las carreras
de grado y en las formas de evaluación, lo que permitió que muchos
egresados elevaran sus promedios hasta llegar al mejor del país. Sin
embargo, este ordenamiento de la currícula también significó que se
extendiera a 7 años y medio el promedio de graduación de un
estudiante.
Las ingenierías en conjunto presentan una de las tasas de
graduación más altas del país. “En nuestra facultad está alrededor del
40 %, o sea que quien tiene vocación y se dio cuenta que esto es lo
que quería hacer, no deserta en las carreras de ingeniería, demorará
más tiempo para recibirse pero continúa”, opina Mammarella.
Para todos los estudiantes, el mayor problema es encontrar la
lógica de estudio, saber administrar el tiempo, encontrar la lógica de
cada facultad y de cada carrera para insertarse en el sistema y
llevar las materias al día. “En las ingenierías el cursado es más
intensivo, pero también las comisiones cuentan con menor número de
alumnos porque se necesita realizar trabajos experimentales; entonces
los profesores y alumnos pueden estrechar relaciones y esto facilita
la retención y permanencia de los alumnos”, reflexiona el decano.
Desde la UNL se trabaja en acciones de articulación con el nivel
secundario para difundir estas carreras entre los estudiantes y para
acompañarlos en el proceso de convertirse en un estudiante
universitario. Estas actividades se articulan también con el plan
estratégico de ingenierías 2012 – 2016 que lanzó el Ministerio de
Educación de la Nación para aumentar la cantidad de graduados de las
carreras de ingenierías en el país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario