Así se refirió el ex combatiente
santotomesino Argentino Foremny. Regresa a las islas 30 años después de
la guerra. “Me llena de alegría que la llama del amor por Malvinas siga
prendida”, manifestó Foremny.
“Es una satisfacción ver cómo ha crecido en la sociedad argentina y
sobre todo en nuestra zona el reconocimiento hacia los veteranos de
guerra”. Éstas son palabras de Argentino Foremny, quien allá por 1982 se
encontraba cumpliendo el servicio militar en el Regimiento I de Tanques
en Villaguay y “por ser universitario me tocó como rol de combate el
manejo de misiles antiaéreos de campaña”.
Como a todos los que allí estuvieron, la guerra lo marcó para siempre. Ingresó en combate en la segunda quincena de mayo hasta el final de la batalla, donde cayó prisionero en el buque inglés Canberra, aunque destaca que el trato de los ingleses en esos días fue razonable. La guerra estaba terminando.
Por estos días, Foremny se dedica a recorrer escuelas, instituciones y medios de comunicación como lo hacen todos los que en Malvinas pelearon y dice que lo llena de alegría “que la llama del amor por Malvinas siga prendida más allá de que la gesta la inició una dictadura”, y agregó: “La gente ahora quiere recuperarlas por otros medios, ni soñar con una guerra”.
El regreso al lugar
Dos son los motivos que llevarán a Foremny a lo más austral del continente. El primero es cerrar una historia de vida personal antes de morir y el reconocimiento a esos compañeros “que quedaron allá haciendo la guardia eterna”. En su compañía hubo unos cinco muertos y una docena de heridos y prisioneros. La segunda razón del viaje es la documentación fílmica y fotográfica de los lugares que supieron de sangre y explosiones y después, de regreso, iniciar una gran muestra por las escuelas de la provincia y el interior del país con el material recolectado.
No irá sólo, lo acompañará otro ex combatiente de la ciudad de Santa Fe, Adolfo Schweighofer, presidente del Centro de Ex Combatientes en Santa Fe. Pero lo paradójico, al menos en el caso de Foremny, es que a pesar de los pedidos hechos en distintos despachos estatales y organizaciones de todo tipo, no ha podido conseguir ningún tipo de ayuda, por mínima que sea, para costear una parte del viaje.
Como a todos los que allí estuvieron, la guerra lo marcó para siempre. Ingresó en combate en la segunda quincena de mayo hasta el final de la batalla, donde cayó prisionero en el buque inglés Canberra, aunque destaca que el trato de los ingleses en esos días fue razonable. La guerra estaba terminando.
Por estos días, Foremny se dedica a recorrer escuelas, instituciones y medios de comunicación como lo hacen todos los que en Malvinas pelearon y dice que lo llena de alegría “que la llama del amor por Malvinas siga prendida más allá de que la gesta la inició una dictadura”, y agregó: “La gente ahora quiere recuperarlas por otros medios, ni soñar con una guerra”.
El regreso al lugar
Dos son los motivos que llevarán a Foremny a lo más austral del continente. El primero es cerrar una historia de vida personal antes de morir y el reconocimiento a esos compañeros “que quedaron allá haciendo la guardia eterna”. En su compañía hubo unos cinco muertos y una docena de heridos y prisioneros. La segunda razón del viaje es la documentación fílmica y fotográfica de los lugares que supieron de sangre y explosiones y después, de regreso, iniciar una gran muestra por las escuelas de la provincia y el interior del país con el material recolectado.
No irá sólo, lo acompañará otro ex combatiente de la ciudad de Santa Fe, Adolfo Schweighofer, presidente del Centro de Ex Combatientes en Santa Fe. Pero lo paradójico, al menos en el caso de Foremny, es que a pesar de los pedidos hechos en distintos despachos estatales y organizaciones de todo tipo, no ha podido conseguir ningún tipo de ayuda, por mínima que sea, para costear una parte del viaje.
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