No está permitida la presencia de cuidacoches en el sector del Seom. Sin embargo, están en casi todas las cuadras del centro. El municipio reconoce la dificultad para relocalizarlos.
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“Amigo, ¿se lo cuido? ¿Le pegamo’ una lavadita?”. La
frase se repite en casi todas las calles del centro y a algunos
conductores les molesta tener que pagar tarifa doble: la del
estacionamiento medido y la propina de los “trapitos”.
Pese a que la ordenanza 10.966 prohibe la presencia
de cuidacoches en la zona del sistema de estacionamiento medido (Seom),
El Litoral relevó más de 40 trapitos cumpliendo esta tarea en lugares y
horarios no permitidos (Ver mapa). Tampoco pueden imponer una tarifa por
el cuidado de los vehículos ni lavarlos en la calle. Esto último
tampoco se cumple.
En julio de 2010, la Municipalidad relevó 296
cuidacoches, a los que se les asignó una zona de trabajo, una credencial
habilitante y una pechera identificatoria, con el objetivo de ordenar
la actividad. Como explicó el subsecretario municipal de Acción Social,
Mariano Cejas: “Había situaciones de violencia entre los cuidacoches y
disputas por los lugares, que es la forma de resolver su sustento
cotidiano. Se decidió intervenir para darle un ordenamiento. Se hizo un
relevamiento entre bulevares, que es la zona donde más se concentran. Se
les hizo un control de salud y se les brindó capacitación sobre cómo
pretendíamos que desarrollaran la actividad”.
En este marco, se les explicó que debían tener un
trato cordial con los conductores, que no podían pedir una tarifa por el
cuidado del coche ni lavar autos en la calle. También se les asignó
zonas -fuera de la del estacionamiento medido- y horarios para cumplir
su función. Sin embargo, esto no se respeta.
El Litoral recorrió la zona del Seom durante dos
mañanas hábiles. Allí encontró que, al menos, en 39 cuadras hay
cuidacoches -en algunas hay varios-, y diez de ellos estaba lavando
autos en la vía pública.
Funcionarios municipales son conscientes de esta
situación. “Hablamos con ellos y les recordamos el compromiso original
de no estar en ese lugar. Les pedimos periódica y constantemente que se
corran y que busquen otra zona. Pero al tiempo, vuelven. Cuando no hay
entendimiento, se hacen las actuaciones correspondientes y, llegado el
caso, se los baja del registro”, explicó Cejas.
Complejidad
El secretario de Control municipal, Ramiro
Dall’Aglio, también reconoció la incompatibilidad entre la prohibición
de la ordenanza y el desempeño de los trapitos en la zona del Seom. “Se
los habilita en calles sin estacionamiento medido, pero terminan yendo a
esa zona. Los inspectores municipales no tienen las herramientas para
sacarlos de ahí. Corregir esto implicaría una intervención policial muy
fuerte. Es un tema muy complejo. Se trabaja con Desarrollo Social para
tratar que en los lugares de estacionamiento medido no haya cuidacoches,
pero es un trabajo social muy complejo”.
La norma y la realidad se bifurcan: mientras la letra
prohibe la presencia de trapitos donde hay estacionamiento medido, es
justamente en ese sector donde hay más tránsito y un mayor recambio de
vehículos. Por ende, es ahí donde pueden conseguir más propinas, su
único sustento. La mayoría de los cuidacoches son hombres de más de 40
años (en algunos casos se ven personas ancianas), que no tienen otra
alternativa laboral. “Algunos tuvieron un empleo formal, pero en la
década del ‘90, con el cierre de varias empresas, quedaron desempleados y
no tuvieron otra oportunidad”, comentó el subsecretario de Acción
Social.
¿Por qué está prohibido que estén en la zona de
estacionamiento medido? “Así lo prevé la ordenanza desde hace mucho
tiempo”, respondió Dall’Aglio. Posiblemente, esta prohibición pretende
atemperar el malestar de los conductores, quienes además de pagar la
tarifa del estacionamiento medido, tienen un gasto extra con los
trapitos.
Ahora bien: aunque no está permitido, los cuidacoches
permanecen en ese sector y la Municipalidad reconoce la dificultad para
relocalizarlos. ¿No sería más acorde con la realidad aceptarlos en esa
zona?, preguntó El Litoral. “Sería un tema interesante para estudiar en
el Concejo. Pero este tema se hace muy difícil para las áreas de
Desarrollo Social y Control, porque son situaciones sociales muy
complejas”, concluyó el funcionario de control.
Fraude contra el municipio
Tres cuidacoches estafaban a la Municipalidad en el
cobro del Sistema de Estacionamiento Medido, en San Luis al 2900, Junín
al 2600 y en la plaza San Martín. Los conductores les dan las tarjetas
de estacionamiento a los trapitos. Éstos, al ver al inspector, las
ingresan al sistema y las dan de baja cuando el servidor público se
retira de la zona. Así, los automovilistas evaden el pago del servicio.
La Secretaría de Control municipal y la Policía desarticularon estas
maniobras. Se detuvieron a los cuidacoches por defraudación agravada
contra la administración pública.
Bulevar, entre San Martín y Francia
Aquí se ven cuidacoches pese a que están los
parquímetros. Los trapitos eligen el centro porque es donde hay más
tránsito y rotación de vehículos. Foto: Flavio Raina
Plaza San Martín
En tres cuadras de esta manzana hay trapitos, que
también lavan autos. A pocas cuadras de la peatonal, es uno de los
lugares preferidos para estacionar. Foto: Flavio Raina
En la Terminal de Ómnibus
Otro lugar con estacionamiento medido y donde los
cuidacoches trabajan a toda hora. También buscan conseguir una moneda
ayudando a los viajantes.
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