El fenómeno, conocido como “el síndrome de Peter Pan” ocurre cuando los hijos se envician con la comodidad. Así, el joven de 20 ó 30 años piensa que es independiente porque trabaja y tiene dinero para sus gustos, pero sin cubrir responsabilidades que son una carga para los padres.
Según la Dra. María Alejandra Rodríguez Zía, los hombres y las mujeres que sufren el nido lleno deben de responder a la manutención de hogares que incluyen nietos, nueras y yernos en muchos casos.
La constante exigencia sobre los adultos para sostener hogares llenos, siendo proveedores constantes, acelera el envejecimiento por stress y la aparición de las enfermedades degenerativas y crónicas como: obesidad, diabetes, hipertensión, artrosis, depresión y síndrome de ansiedad generalizada.
El hogar con síndrome de peter pan requerirá de un tratamiento especial dado que los adultos no pueden entrar a la tercera edad con las condiciones necesarias. Este síndrome es característico en el mundo occidental y las enfermedades que puede generar son debidas a la falta de adaptación. De hecho, es la primera generación que sufre esta prolongación en exigencias y responsabilidades, muchas veces, teniendo que mantener adolescentes tardíos y padres ancianos.
Para revertir de a poco esta situación es necesario establecer algunas reglas. Según la Dra. Rodríguez, es menester mantener límites claros de espacios en el hogar, de horarios y tiempos personales, de pago de cuentas, de compras y de distribución de actividades. El joven que vive con sus padres debería respetar las reglas del hogar que no le es propio considerando que solo podrá poner sus propias reglas el día que forme su propio hogar.
En el síndrome de nido lleno se dilata la evolución de todos. Todos están detenidos por el miedo a la soledad en unos y a la responsabilidad en los otros. Es fundamental llegar a la prevención de este síndrome desarrollando desde la infancia el concepto claro de la auto-dependencia para no ser una carga ni siendo jóvenes ni siendo mayores.
Lo fundamental está en la educación de los padres para saber otorgar la libertad y la responsabilidad que le corresponde a cada edad y los ayude a pensar con criterios propios y que cada hijo pueda generar sus propios mandatos.
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