Varios gremios grandes demostraron que ya no responden a Moyano. La renovación de la cúpula en junio aviva las diferencias.
En la encrucijada por mantenerse al mando de la CGT, Hugo
Moyano cuenta aliados y gana enemigos. Mientras hace equilibrio entre
unos y otros, busca que sus nuevas alianzas no le resten a los fieles
moyanistas de la primera hora.
El asado de ayer al mediodía se pobló de dirigentes con intenciones
diversas: desde aliados incondicionales a espías y desconfiados que
fueron a encontrarse con lo peor. “Muchos muchachos no quieren saber
nada con pelearse con el Gobierno porque tienen sus acuerdos y no
quieren perderlos, pero tampoco quieren romper con Hugo y que los traten
de traidores”, contó ayer un alto miembro del Consejo Directivo de la
CGT.
Algunos dirigentes que solían brindar apoyo condicionado a Moyano en su
pelea con los “gordos”, dieron ayer el faltazo con la clara intención de
dejar en claro que no se enfrentarán al Gobierno, como es el caso de
Omar Maturano (La Fraternidad), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias),
Omar “Caballo” Suárez (SOMU), Andrés Rodríguez (UPCN) y Gerardo Martínez
(UOCRA), que envió al asado un dirigente de tercera línea.
Los quiebres se dan también puertas adentro del moyanismo. Una ausencia
que sorprendió fue la del diputado Héctor Recalde, histórico abogado de
Moyano.
Además, esta semana, un grupo de ese sector le reclamó al camionero por
su nueva alianza con la CTA de Pablo Micheli. Moyano les contestó: “Yo
no hablé nunca con Micheli, solamente me llamó para darme el pésame por
mi hijo. El resto son negociaciones de terceros”, en referencia a
Ricardo Cirielli, enviado del camionero a la CTA anti K. “Entonces
decile a esos terceros que no hablen en nombre de la CGT, que esas
decisiones las toma el Consejo Directivo, y que no estamos de acuerdo”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario