Así se desprende de un relevamiento que realizó la Unión de Docentes Argentinos (UDA) entre sus afiliados de todo el país. Por eso, presentaron un proyecto de ley contra la violencia escolar.
Los hechos de violencia de menor o mayor magnitud son cada vez más frecuentes dentro de los establecimientos educativos. Insultos o agresiones entre compañeros o hacia los docentes y distintas situaciones de tensión aparecen periódicamente en las aulas. Frente a eso, según un relevamiento realizado por la Unión Docentes Argentinos (UDA), la mitad de los educadores se siente desprotegida. Para brindar herramientas al Estado y a las escuelas para hacer frente a una problemática que preocupa a toda la sociedad, el sindicato presentó hace unos días un proyecto de ley en el Congreso de la Nación, donde se estipulan algunos pasos a seguir para comenzar a resolver la temática. Hace unas semanas el gremio difundió los primeros resultados de una encuesta que realizó entre unos 2.000 docentes afiliados de Buenos Aires, Catamarca, Chaco, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Formosa, Jujuy, La Rioja, Mendoza, Misiones, Salta, San Juan, San Luis, Santa Fe, Santiago del Estero, Tierra del Fuego y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. De ese trabajo se desprende, entre otras cosas, que el siete de cada 10 maestros y profesores consultados está preocupado por los hechos de violencia que se registran en los ámbitos escolares. Además el 18 por ciento de los consultados reconoció estar “algo preocupado” por la situación; el 10 por ciento un “poco preocupado” y apenas el dos por ciento indicó que “considera que son hechos usuales y no le preocupan”. Por otro lado, el 48 por ciento de los educadores dijo sentirse desprotegido frente a las agresiones que se viven en las escuelas y sólo un 10 por ciento indicó que se siente protegido dentro de los establecimientos. Un dato que llamó la atención fue que el 36 por ciento de los maestros dijo que se siente temor dentro de las aulas; otro 36 por ciento contestó que siente miedo por su integridad física “a veces” y sólo un 28 por ciento descartó sentirse de esa manera. Repercusiones en el bienestar Las distintas realidades a las que se enfrentan profesores y maestros dentro de las aulas tiene repercusiones en su salud. El hecho de que deban dar clases y estar atentos a las problemáticas sociales y culturales de sus estudiantes los desgasta. Y eso se acentúa en los casos en los que un mismo trabajador se desempeña en varios establecimientos educativos y debe acumular varias horas de viaje entre uno y otro. Desde hace varios años se ha visto un incremento en la cantidad de licencias médicas que toman los trabajadores de la educación. Aunque hay que destacar que, según datos provistos por el Ministerio de Educación de la provincia, si bien es una cifra que crece, no es la que representa el mayor porcentaje entre las licencias que toman los educadores santafesinos (ver nota vinculada). Al respecto desde UDA indicaron que casi seis de cada 10 afiliados consultados debió solicitar algún tipo de licencia por hechos o situaciones que le causaron estrés o algún tipo de deterioro físico o psicológico. Una ley, una herramienta Por último, la encuesta de UDA indica que el 80 por ciento de los maestros destacó que la manera más efectiva para hacerle frente a la problemática de la violencia escolar es una legislación que contemple la posibilidad de proveer de herramientas a los docentes. En consecuencia con esa necesidad que expresaron los afiliados es que los representantes de UDA realizaron y presentaron ante el Congreso de la Nación un proyecto de ley en el que se propone una solución viable a la problemática. “Hablamos de educar sin miedo y de generar el ámbito adecuado en las escuelas y el aula para que se cumpla con el proceso de enseñanza y aprendizaje”, explicó Sergio Romero, secretario general de UDA, y agregó: “Más allá de que las autoridades no lo reconozcan, intentamos poner el tema en la agenda del gobierno. Eso surge porque vemos que es cada vez más complejo el tema de la violencia en el ámbito escolar”. En ese sentido, destacó hechos puntuales muy graves que se registraron en el sur provincial y que tendrían como víctimas y victimarios a jóvenes en edad escolar, así como también a algunos familiares de ellos. Sin embargo, reconoció que se trata de hechos extremos y que existen otras violencias que se presentan de manera más cotidiana dentro de los establecimientos. “Queremos que la Argentina cuente con una norma para que todos en conjunto podamos resolver este tema. Pero la mayor responsabilidad la tiene el Estado”, remarcó y siguió: “Lo que proponemos es crear equipos interdisciplinarios centralizados para la erradicación de la violencia. Los mismos están enmarcados en la ley de educación nacional y deberán llegar a las escuelas”. Al respecto detalló que los equipos estarán integrados por los sindicatos, psicólogos, psicopedagogos, asistentes sociales, médicos y abogados. La idea es poder atender todas las aristas que surgen cuando se da un conflicto violento dentro de las escuelas argentinas. Por último destacó que la Argentina es uno de los países de Latinoamérica con más casos de violencia escolar, según un informe de la Unesco. “No tenemos dudas de que esta problemática incide negativamente en el aprendizaje de los niños, las niñas y los jóvenes. Está comprobado que quienes han sido víctimas de la violencia escolar bajan notablemente su rendimiento”, concluyó el secretario general.
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