Las fiestas privadas sumadas a los bares donde, pese la prohibición, igual se baila y los clubes con actividades nocturnas no habilitadas son para los dueños de los boliches rosarinos "una competencia desleal y perjudicial". El titular de la Asociación Hotelero Gastronómica de la ciudad, Carlos Mellano, afirmó que "es uno de los factores, junto con la previa, que hacen que este año se esté trabajando los viernes un 20 por ciento menos". El dueño de la disco Madame, Daniel Alvarez, advirtió que en la actualidad "en los bares se baila y cobran entrada, y eso no sólo es desleal en lo comercial sino en las cargas tributarias". Y enfatizó que los controles de la Municipalidad "son laxos". Rosario tiene habilitados 30 boliches, 65 bares con amenización (se puede pasar música pero no bailar), 11 peñas (se puede comer, pasar música y bailar) y 15 cantinas (también se puede pasar música y bailar). Sin embargo, en lo que va del año el municipio clausuró ocho viviendas en el centro de la ciudad donde se realizaban fiestas particulares no permitidas (ver aparte). Merma. Mellano explicó que "la modalidad de las movidas privadas es novedosa, pero se suma a otros lugares no habilitados que también tienen actividad nocturna, como es el caso de algunos clubes que, sin poseer el permiso, organizan fiestas, cobran entrada y no tienen las mínimas condiciones de seguridad" requeridas, y apuntó que "todas estas actividades perjudican notoriamente" al sector. Es más: aseguró que desde el comienzo de la temporada, en marzo pasado, la actividad mermó mucho, sobre todo los viernes. "La baja es de un 20 por ciento, aproximadamente, e incluso algunos boliches que antes abrían de jueves a domingos ahora muchas lo hacen un sólo día del fin de semana y con una propuesta más convocante". Si bien no desconoció el hecho de que "no hay dinero suficiente para salir dos días a la semana", Mellano también señaló como otro factor de la merma a la llamada previa. "Los chicos se juntan a tomar antes de salir, ya sea en una casa o en un minimarket, y cuando llegan al boliche o al bar pagan la entrada pero consumen poco y nada", explicó. A su turno, el titular de Madame también criticó la forma en la que se expiden las habilitaciones municipales. "Muchas veces un lugar está habilitado como cantina, pero funciona como boliche y se baila. Eso no sólo es competencia desleal en lo comercial sino tributaria, porque desde los boliches tenemos que pagar más impuestos, adicionales de policía y de Tránsito y todo eso. Pero un bar no lo hace e igual se baila", precisó Alvarez. Además, calificó de "laxos" los controles municipales y, tras una reunión con las autoridades de la Dirección de Inspección municipal, Alvarez dijo no haber encontrado muchas respuestas. "Siempre plantean que no tienen inspectores suficientes o que el problema está en el Tribunal de Faltas, pero la verdad es que te terminan obligando a hacer las cosas mal", concluyó. Actividad social. El subsecretario de Prevención y Seguridad Ciudadana municipal, Luis Baita, aclaró que en el caso de los clubes "la ordenanza permite que tengan permisos ocasionales para realizar actividad nocturna y se les exigen todas las medidas de seguridad". Además, el funcionario destacó que "se trata de casos de actividades en las que se cobra entrada, pero no hay fines de lucro porque utilizan lo recaudado para el sostenimiento del club y el espíritu es otro". Sin embargo, Baita aclaró que "existieron pocos casos en los que hubo que labrar actas por ruidos molestos". E hizo hincapié en que "si se detecta algún vivo que quiere armar la estructura de un negocio, es desactivado".
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