Raúl y Claudia refirieron los momentos de zozobra que vivieron entre las 15 del lunes y las 15 del martes cuando encontraron a su hija. Foto: Danilo Chiapello
José Luis Pagés
Una familia rescató por su medios y con la valiosa colaboración de sus vecinos del barrio Santa Rosa de Lima a una niña hipoacúsica de 13 años de edad.
Durante 24 horas interminables para los suyos, la menor fue retenida contra su voluntad en un hogar cuya jefa _al saberse descubierta_ argumentó que únicamente la devolvería a su abuela porque ella había librado a la niña de los malos tratos que le dispensaba su madre
Los padres primero se plantaron ante la casa donde la niña permanecía en cautiverio y pronto llegó la abuela, quien, con el respaldo de numerosos vecinos ingresó para salir con la niña minutos después.
La tumultuosa situación atrajo la atención de los ocupantes del móvil 4307 _Comando Radioeléctrico_, y en ese vehículo la niña fue llevada a la Subcomisaría 2a. donde la denuncia por la desaparición _tras insistentes ruegos maternos_ sólo había quedado registrada como una constancia por “fuga del hogar” la noche del lunes.
Raúl Rodríguez y Claudia Lotto, padres de la niña, se habían presentado en la comisaría del barrio el lunes a la noche, pero al no tener la respuesta esperada, se dirigieron a la Dirección de Asuntos Internos y allí lograron un eco favorable a las cinco de la mañana de ayer.
No obstante, recién cercano el mediodía algunos testigos circunstanciales se acercaron a los padres _que pegaban carteles, fotocopias, con una imagen de la niña_ y les informaron el lugar dónde la tenían retenida por la fuerza.
La respuesta de Raúl y Claudia no se hizo esperar y en compañía de sus vecinos se dirigieron a la casa señalada. Allí, al saberse descubierta la mujer que tenía a la menor buscada alegó que ciertamente estaba allí, pero argumentó que sólo la entregaría a su abuela ya que los padres la sometían a malos tratos.
Entonces fue la abuela _si demorarse en más trámites, como acudir a la policía_, quien ingresó a la vivienda para tomar a su nieta y, sin escuchar explicaciones, ponerla en manos de sus padres.
Por lo que se sabe hasta el momento el examen médico que se practicó a la niña no evidenció signos de castigo físico u otras lesiones propias de los delitos contra la integridad sexual.
No obstante la menor apropiada por la fuerza habría de revelar a los suyos algunos de los inquietantes episodios que jalonaron su breve estadía fuera del hogar.
Con sus limitaciones propias, la niña habría contado _según la versión que ofreció su madre_ que reiteradamente le taparon la boca y le apretaron el cuello, sobre todo en un momento que se acercó a la puerta de calle.
En paralelo alguien podría decir que fue amenazada de muerte para que no revelara a sus padres que en ese lugar era retenida contra su voluntad.
Continuando con los hechos tal como la niña los refirió a su madre, allí la hicieron cambiar de ropas y en poses _presuntamente provocativas_, la hicieron participar de una sesión fotográfica. Al mediodía de hoy cuando trabajamos en esta nota en la casa donde escondieron a la menor todo parecía transcurrir normalmente, mientras sus habitantes entraban y salían de ella como lo hacen habitualmente. Es decir, como si nada hubiera ocurrido.
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