Margarita Stolbizer, confiada en mejorar lo logrado en las Primarias de agosto, cree que el líder del PRO es un adversario a la medida del kirchnerismo. Y que Sergio Massa expresa la demagogia punitiva. Fuerte crítica al gobierno por la pobreza
El rol de Cristina. Para Stolbizer, si Scioli pierde, la actual presidenta intentará ser la líder de la oposición. Foto: UNO de Santa Fe/Juan M. Baialardo
En las Paso de agosto, Progresistas, la coalición que postula a Margarita Stolbizer a la presidencia obtuvo un 3,5% de los votos. Ella está confiada en mejorar esa performance, para un objetivo clave: sumar masa crítica en el Congreso. En un mano a mano con Diario UNO habló de eso y cuestionó tanto al kirchnerismo como a los candidatos que más cerca quedaron del oficialismo en las primarias. Y no esquivó un tema controvertido: las contradicciones del Frente Progresista santafesino en estas elecciones.
—¿Por qué la oposición no logró amalgamar en una candidatura ese 50% o 60% que le dice “no” al kirchnerismo?
—La oposición no es un colectivo uniforme donde todos piensan exactamente lo mismo. Entonces, pensar en una amalgama de toda la oposición es imposible. Ahora, si algunos de la oposición podrían haber estado juntos…, sí. Ese era el desafío de Unen. Ese Frente Amplio tenía como finalidad constituirse en una alternativa entre quienes pensábamos más o menos parecido. ¿Por qué razón eso se destruyó? Hay una responsable directa que es Elisa Carrió y en gran medida el radicalismo con su interna y su pragmatismo. Porque teniendo un candidato como Julio Cobos, a mi juicio el mejor posicionado dentro de la UCR, hicieron todo lo posible para sacárselo de encima y que no pudiera llevar adelante un liderazgo.
—En la provincia el socialismo, desde el Frente Progresista que va con boleta corta, pide que la voten a usted, pero a la vez alienta el corte de boleta. Y el radicalismo va con Mauricio Macri. ¿Cómo ve esa situación?
—Tengo que ser honesta en este punto. Son contradicciones difíciles de explicar que, por supuesto, no comparto. No comparto que sostengamos una alianza provincial distinta a la nacional. No es bueno eso para nosotros porque nos plantea una incoherencia con respecto a lo que somos y representamos. Pero soy respetuosa de la decisión tomada.
—Se dice que el kirchnerismo termina el 10 de diciembre. ¿Cómo se condice eso con una imagen positiva tan alta de la presidenta Cristina Fernández?
—Me permito poner en duda lo que dicen las encuestas...
—Pero son varias las que lo dicen...
—Cuando uno empieza a ver quiénes pagan las encuestas, lo de “varias” deja de ser tan variado. Todo se paga de la misma caja. Le doy poco crédito a lo que dicen las encuestas, y lo hago incluso tanto cuando me dan bien. Entonces pongo en duda que realmente haya una imagen tan alta de la Presidenta. Lo que hago es andar en la calle todo el día y ahí siento un ánimo de enojo muy grande con el gobierno. Quieren que efectivamente terminen y se vayan.
—Usted dijo en algún momento que Macri es el reaseguro para una vuelta de Cristina. ¿Sigue convencida de eso?
—Sí, y cada vez lo pienso más. Macri es un candidato débil para confrontar con el gobierno. La propia presidenta eligió que sea su adversario, desde hace tiempo. Eso le permite a ella fantasear con su propio regreso.
—¿Y con Daniel Scioli el kirchnerismo se termina?
—Yo dije algunas cosas respecto a Scioli en su momento, que fueron malinterpretadas. No creo que si gana vaya a ser una persona manejada ni por Cristina ni por nadie. El peronismo tiene una visión tan ultraverticalista del poder que los mismos que fueron peronistas, menemistas, duhaldistas, kirchneristas, cristinistas, serían sciolistas llegado el caso. Tiene que ver también con una disciplina del manejo de la lapicera y la chequera. En el caso que el Frente Para la Victoria ganara, Scioli pasa a ser el próximo líder, construyendo su propio “ismo”. Si no gana el FPV, Cristina va a tener un papel central como líder de la oposición y ella va a ser sin ninguna duda la figura. Buscará el sueño de la gran Bachelet, que es irse con una buena imagen y volver después de un gobierno de derecha.
—No la ve volviendo al Calafate el 11 de diciembre, entonces...
—¿A cuidar los nietos y las plantas? No, para nada. Pero ojo: si perdiera Scioli. Si Scioli gana la elección, reemplaza al cristinismo y ahí sí ella va a tener un papel menor.
—Se dice que Massa crece. ¿Cómo ve usted esto?
—Ha encontrado un nicho de representación populista pero que refleja una porción de la sociedad que adhiere al “manodurismo”, la demagogia punitiva. No comparto nada de lo que plantea en ese punto y mucho menos militarizar los barrios para que las fuerzas armadas vayan a perseguir el delito. Cuando las fuerzas armadas hacen “trabajo interno” terminan cometiendo violaciones a los derechos humanos. Genera mucho más violencia de la que se debería tratar de disminuir.
—¿Cómo se imagina el Congreso después de las elecciones?
—Tengo una visión positiva del futuro. Vamos a salir de las mayorías absolutas, que ha sido muy malo. La democracia es debate, confrontación y consenso. Por eso es que nosotros estimulamos mucho para que en la elección del 25 de octubre la gente no vote polarizada sino que vote realmente desde esa diversidad para evitar que ninguno llegue con mayoría absoluta. Es muy importante que la gente que quiera elegir entre dos deje eso para noviembre.
—Existe como una especie de consenso en cuanto a que se viene un ajuste y la única discusión parece ser si será gradual o por shock. ¿Qué piensa usted al respecto?
—Todo aparenta ir en ese sentido y esa es una de las razones por las que nosotros creemos que el progresismo tiene que ser una voz fundamental en la Argentina que viene y el Congreso que viene. Hay que poner una agenda de prioridades. La situación de las 12 millones de personas pobres o del millón de chicos que hoy no comen lo suficiente en nuestro país deben ser prioridades. Si no atendemos estos asuntos, vendrá un ajuste que afectará prioritariamente a esos sectores. Argentina necesita producir ajustes sobre todo en lo que es hoy la distorsión económica más grave: la transferencia que los sectores más pobres hacen a los sectores más ricos a través de los subsidios económicos. Concretamente el subsidio que tienen los sectores de alto poder adquisitivo en la Capital Federal, donde pagan una miseria por la energía o el subsidio que tienen las clases medias y altas que van a hacer turismo al exterior a través del subsidio que sostiene a Aerolíneas Argentinas.
—El kirchnerismo destaca sus políticas sociales, como la Asignación Universal por Hijo, el plan Procrear. ¿Qué haría usted con estos programas?
—A ver: la Asignación por Hijo es un buen programa, el Procrear es un buen programa. Ahora, es una vergüenza que después de casi 12 años, con una economía que creció a tasas extraordinarias, la gran política de este gobierno sea la Asignación Universal por Hijo. Esa asignación no ha sacado a nadie de la pobreza. El plan Procrear tuvo un objetivo que es dar 100.000 créditos por año para la vivienda: no han concretado ni 30.000 por año. Hay una cuestión de fondo para la pobreza, que no es solo carencia de recursos dinerarios. Hoy el problema es que hay un 40% de trabajadores en condiciones de informalidad, sin calificación para acceder a un trabajo formal. Entonces hay que ir al origen de la crisis que es la baja calidad de nuestro sistema educativo, con una escuela que es terriblemente expulsiva. La pobreza es la consecuencia de este mal sistema educativo y de la precariedad laboral. Para nosotros el problema de la pobreza no es solo resolver si le mantenemos o no la asignación. Desde ya que se mantiene, pero con eso no le resuelvo la situación de pobreza a nadie. Scioli, Macri y Massa tienen una concepción elitista y paternalista de la pobreza, que es muy peligrosa, porque consiste en que el señor rico y pudiente le da al pobre, pero lo mantiene en condición de pobreza porque eso lo hace cliente del sistema político que le da. Bueno, lo nuestro es exactamente lo contrario.
Por Fernando Arredondo - farredondo@uno.com.ar / De la Redacción de Diario UNO Santa Fe
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