La educación es una de las estrategias de la Secretaría de Seguridad Comunitaria para contener a los jóvenes en situación de vulnerabilidad, junto con el deporte, la cultura, la salud. Foto: Secretaría de Seguridad Comunitaria
De la Redacción de El Litoral
La Secretaría de Seguridad Comunitaria del Ministerio de Seguridad de la provincia lleva adelante, a través del programa Juventudes Incluidas, una línea del plan Vuelvo a Estudiar que busca generar oportunidades de reingreso de los jóvenes en el sistema educativo. Hoy son más de 50 los adolescentes de distintos barrios de la ciudad que han retomado sus estudios a partir del abordaje que propone la secretaría junto a los estudiantes avanzados de institutos del profesorado Nº 8 Almirante Brown y Nº 32 Normal General San Martín, y de la Licenciatura en Trabajo Social de la Universidad Nacional del Litoral.
Los jóvenes que participan de las acciones encaradas por la Secretaría de Seguridad Comunitaria para promover la convivencia pacífica y la definición de proyectos de vida alejados del delito, tienen la oportunidad de retomar sus estudios con el acompañamiento de tutores que definen estrategias específicas para lograr el aprendizaje.
Esas acciones no podrían ser exitosas sin el aporte de los institutos superiores. En esta edición, son 50 los futuros docentes que se inscribieron en el voluntariado y se desempeñan en alguno de los cinco espacios de tutorías que se han creado en la ciudad. Para lograr un mejor acceso de los jóvenes a ese acompañamiento, se han abierto aulas en la escuela Juana Azurduy y el CAF 23 (de barrio San Lorenzo), en la Iglesia Pentecostal y la sede del Movimiento Los Sin Techo (de Coronel Dorrego) y en el salón parroquial de El Bañado.
Además, se han incorporado 14 estudiantes de la Licenciatura en Trabajo Social de la UNL que también realizan el acompañamiento de los jóvenes desde la perspectiva específica de la profesión que han elegido. De esa manera, se logra un abordaje multidisciplinario que permite una mayor contención de los jóvenes y, por lo tanto, su permanencia en la propuesta educativa.
“El programa Juventudes Incluidas es una iniciativa que busca generar un abordaje multidisciplinar de las problemáticas con las que los jóvenes conviven en cada uno de los barrios para definir estrategias que les permitan pensar nuevos proyectos de vida y, así, mantenerse alejados de las actividades ilícitas”, explicó Ramiro Arola Lecour, director provincial de Planificación y Evaluación de la Secretaría de Seguridad Comunitaria.
Y agregó: “Después de tres años con muy buenos resultados, con jóvenes que han regresado y, en algunos casos, terminado la escuela, vemos que la articulación con el Vuelvo a Estudiar, los institutos de profesorado y la UNL, nos permitió incorporar a más chicos de distintos barrios priorizados. Por eso, el desafío es seguir profundizando este camino y ampliar aún más los espacios en los que se trabaja tanto en la capital provincial como también llegar a localidades cercanas donde están trabajando nuestros operadores territoriales, como Santo Tomé y Rincón”.
Un cambio profundo
La mayoría de los jóvenes que participa de los espacios de tutorías ha dejado la escuela hace varios años por distintas razones y ahora, entusiasmados por los referentes territoriales de Juventudes Incluidas, quieren retomar los estudios para pensar nuevos proyectos de vida que les permitan progresar.
Gabriela dejó la escuela porque le costaba levantarse temprano y mantener el ritmo de estudio pero, a partir de las tutorías, logró terminar tercer año. “Todos mis hermanos dejaron en 3ro. pero mi mamá quiere que siga, así que ya los estoy superando”, contó orgullosa.
Por su parte, Javier decidió volver a estudiar después de tener distintos conflictos con la ley. “Terminé la primaria y ahora quiero hacer toda la secundaria para, después, conseguir un trabajo de lo que sea”, manifestó.
Y Celeste tuvo que abandonar los estudios para cuidar a su hijito pero, ahora que él es un poco más grande y su mamá lo puede tener, retomó las clases. “Fui a las tutorías el año pasado y aprobé todas las materias”, dijo, al tiempo que agregó que “quiero terminar la secundaria para poder ser policía, siempre tuve en la mente ser policía”.
“Voces oprimidas”
Para los tutores y estudiantes de Trabajo Social, sumarse a la propuesta es voluntario y muchos lo eligen para poder conocer otras realidades antes de insertarse de lleno en el mundo laboral y profesional.
“Me sumé porque me pareció un buen desafío”, recordó Lara Haimur, una estudiante del profesorado de Inglés que el año pasado participó del programa, y agregó: “A veces una tiene mucha teoría leída pero necesita esa realidad. Una termina aprendiendo más de lo que ayuda”.
Por su parte, Florencia Polimena, estudiante del profesorado de Historia, que fue tutora el año pasado y volvió a inscribirse en esta edición, explicó: “Empecé con un poco de miedo pero, después, con los chicos pudimos crear un vínculo re lindo”.
Mientras que el estudiante de Trabajo Social, Jonatan Gudiño, destacó: “Es importante que exista un espacio en el que las voces de esos chicos sean escuchadas porque son voces que han sido oprimidas, y tienen mucho para decir”.
El dato
Alejados del delito
El programa Inclusión Sociocultural de Adolescentes y Jóvenes en Situación de Vulnerabilidad (Decreto 1497/11) Juventudes Incluidas, está orientado a dar lugar a jóvenes comprendidos en la franja etaria que va de los 16 y hasta los 30 años, vinculados a conductas delictivas y hábitos ilícitos. Este dispositivo permite vincular a los jóvenes con el Estado para que a partir de esa relación se construyan y articulen redes para su inserción en la educación, el deporte, la cultura, la salud, la formación en oficios y el trabajo, orientándose hacia una efectiva inclusión social.
Los jóvenes que participan de las acciones encaradas por la Secretaría de Seguridad Comunitaria para promover la convivencia pacífica y la definición de proyectos de vida alejados del delito, tienen la oportunidad de retomar sus estudios con el acompañamiento de tutores que definen estrategias específicas para lograr el aprendizaje.
Esas acciones no podrían ser exitosas sin el aporte de los institutos superiores. En esta edición, son 50 los futuros docentes que se inscribieron en el voluntariado y se desempeñan en alguno de los cinco espacios de tutorías que se han creado en la ciudad. Para lograr un mejor acceso de los jóvenes a ese acompañamiento, se han abierto aulas en la escuela Juana Azurduy y el CAF 23 (de barrio San Lorenzo), en la Iglesia Pentecostal y la sede del Movimiento Los Sin Techo (de Coronel Dorrego) y en el salón parroquial de El Bañado.
Además, se han incorporado 14 estudiantes de la Licenciatura en Trabajo Social de la UNL que también realizan el acompañamiento de los jóvenes desde la perspectiva específica de la profesión que han elegido. De esa manera, se logra un abordaje multidisciplinario que permite una mayor contención de los jóvenes y, por lo tanto, su permanencia en la propuesta educativa.
“El programa Juventudes Incluidas es una iniciativa que busca generar un abordaje multidisciplinar de las problemáticas con las que los jóvenes conviven en cada uno de los barrios para definir estrategias que les permitan pensar nuevos proyectos de vida y, así, mantenerse alejados de las actividades ilícitas”, explicó Ramiro Arola Lecour, director provincial de Planificación y Evaluación de la Secretaría de Seguridad Comunitaria.
Y agregó: “Después de tres años con muy buenos resultados, con jóvenes que han regresado y, en algunos casos, terminado la escuela, vemos que la articulación con el Vuelvo a Estudiar, los institutos de profesorado y la UNL, nos permitió incorporar a más chicos de distintos barrios priorizados. Por eso, el desafío es seguir profundizando este camino y ampliar aún más los espacios en los que se trabaja tanto en la capital provincial como también llegar a localidades cercanas donde están trabajando nuestros operadores territoriales, como Santo Tomé y Rincón”.
Un cambio profundo
La mayoría de los jóvenes que participa de los espacios de tutorías ha dejado la escuela hace varios años por distintas razones y ahora, entusiasmados por los referentes territoriales de Juventudes Incluidas, quieren retomar los estudios para pensar nuevos proyectos de vida que les permitan progresar.
Gabriela dejó la escuela porque le costaba levantarse temprano y mantener el ritmo de estudio pero, a partir de las tutorías, logró terminar tercer año. “Todos mis hermanos dejaron en 3ro. pero mi mamá quiere que siga, así que ya los estoy superando”, contó orgullosa.
Por su parte, Javier decidió volver a estudiar después de tener distintos conflictos con la ley. “Terminé la primaria y ahora quiero hacer toda la secundaria para, después, conseguir un trabajo de lo que sea”, manifestó.
Y Celeste tuvo que abandonar los estudios para cuidar a su hijito pero, ahora que él es un poco más grande y su mamá lo puede tener, retomó las clases. “Fui a las tutorías el año pasado y aprobé todas las materias”, dijo, al tiempo que agregó que “quiero terminar la secundaria para poder ser policía, siempre tuve en la mente ser policía”.
“Voces oprimidas”
Para los tutores y estudiantes de Trabajo Social, sumarse a la propuesta es voluntario y muchos lo eligen para poder conocer otras realidades antes de insertarse de lleno en el mundo laboral y profesional.
“Me sumé porque me pareció un buen desafío”, recordó Lara Haimur, una estudiante del profesorado de Inglés que el año pasado participó del programa, y agregó: “A veces una tiene mucha teoría leída pero necesita esa realidad. Una termina aprendiendo más de lo que ayuda”.
Por su parte, Florencia Polimena, estudiante del profesorado de Historia, que fue tutora el año pasado y volvió a inscribirse en esta edición, explicó: “Empecé con un poco de miedo pero, después, con los chicos pudimos crear un vínculo re lindo”.
Mientras que el estudiante de Trabajo Social, Jonatan Gudiño, destacó: “Es importante que exista un espacio en el que las voces de esos chicos sean escuchadas porque son voces que han sido oprimidas, y tienen mucho para decir”.
El dato
Alejados del delito
El programa Inclusión Sociocultural de Adolescentes y Jóvenes en Situación de Vulnerabilidad (Decreto 1497/11) Juventudes Incluidas, está orientado a dar lugar a jóvenes comprendidos en la franja etaria que va de los 16 y hasta los 30 años, vinculados a conductas delictivas y hábitos ilícitos. Este dispositivo permite vincular a los jóvenes con el Estado para que a partir de esa relación se construyan y articulen redes para su inserción en la educación, el deporte, la cultura, la salud, la formación en oficios y el trabajo, orientándose hacia una efectiva inclusión social.
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