En su discurso inaugural del año judicial 2015, el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Roberto Falistocco, prometió una gestión de “puertas abiertas” y apeló al “compromiso de los tres poderes del Estado y también el de la sociedad en su conjunto”.
Diario UNO |
En su discurso inaugural del año judicial 2015, el presidente de la Corte Suprema de Justicia Roberto Falistocco prometió ayer una gestión de “puertas abiertas” y apeló al “compromiso de los tres poderes del Estado y también el de la sociedad en su conjunto” porque “la construcción del derecho no depende solo de lo que puedan hacer nuestros jueces”.
Falistocco, quien reasumió este año la titularidad del máximo tribunal en reemplazo del santafesino Rafael Gutiérrez, trazó en su alocución ofrecida en el salón de actos de la Corte un “diagnóstico y propuestas de trabajo” en la inauguración formal del año judicial en la provincia”, con la “idea de restaurar los lazos de confianza entre los operadores del sistema Judicial y entre la sociedad toda en el afán por desterrar la arbitrariedad y la injusticia”.
Falistocco citó al papa Francisco al afirmar que “la inequidad provoca la reacción violenta de los excluidos del sistema”, a la vez que instó a las “agencias judiciales, tanto en la vertiente jurisdiccional como del ministerio público de la acusación” a que “redoblen el esfuerzo que ya realizan para cumplir su función de investigación y eventual sanción de aquellas personas que cometan delitos, para así reducir al máximo la posibilidad de impunidad”.
En ese plano deslizó algunas “reflexiones” al aseverar: “En el ámbito que nosotros intervenimos y como no puede ser de otra manera, nuestros jueces actúan dentro del marco de la ley penal y es aquí donde se observa en algunos estamentos de la sociedad una dicotomía: por un lado, se enorgullecen de una legislación sustentada en la Constitución y Tratados Internacionales y, por el otro, le piden a los jueces que al momento de aplicar las leyes se fuguen de esos estándares. La segunda reflexión es que no me resigno al estado de cosas que sin límites territoriales se ha impuesto, donde un escaso número de personas salen a privar a la comunidad de su vida, de su honor y de sus bienes. Debemos desterrar por completo esta situación lacerante, renovando el fuerte compromiso de los tres poderes del Estado para que cada uno en su competencia constitucional y legal cumpla acabadamente con el rol que cabe en materia de seguridad”, consideró el titular de la Corte.
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