A fines de enero un tren que transportaba soja descarriló y fue saqueado. Aún no se realizó la limpieza del lugar y los granos se descompusieron. Afirman que el olor es semejante al de un animal muerto.
/Diario UNO |
"No se puede más, hoy me levanté, baldee el pasillo, el patio y está todo lleno de moscas”, relató Esmeralda Arias, una vecina de Santa Rosa de Lima que vive en Pasaje Mitre al 1800, en cercanías a Lisandro de la Torre y enfrente de las vías, donde hace un mes y medio descarriló un tren que transportaba soja. En esa ocasión un grupo de personas aprovechó la oportunidad y se acercó al vehículo para saquearlo. Como consecuencia de ello, parte del producto quedó desparramado al aire libre.
A pesar de los reclamos que realizaron los vecinos, los residuos de soja que allí quedaron nunca fueron recolectados. Hoy se ven obligados a convivir con el fuerte olor que persiste, además de las moscas, que invadieron la zona.
“Incomoda a todos, no se puede comer, no se puede darle ventilación a la casa, porque hay que tener todo cerrado por las moscas y el olor nauseabundo que hay. Es impresionante, no solamente me pasa a mí, esto repercute en todos los vecinos”, explica Arias.
A la imposibilidad de poder vivir de forma normal, se suma la falta de respuesta por parte de los responsables, ya que a lo largo de todo este tiempo los vecinos han gestionado los reclamos correspondientes a las autoridades sin poder lograr una respuesta positiva.
Las moscas invaden todo, desde el lugar en donde se encuentran los restos de soja hasta las viviendas de los vecinos que habitan en la zona lindante. Eso es solo parte del problema que se relaciona con el otro: el olor pestilente que hoy inunda cada espacio que circunda la zona del accidente.
Robo e inacción
“Al descarrilarse el tren, un grupo de personas abrió los vagones, porque ellos se llevaron la soja para venderla. En esa oportunidad –relató la vecina–, abrieron tantos vagones y desparramaron tantos granos, que no se llevaron todo y lo que les sobró quedó acá todo desparramado, porque tampoco volvieron a buscarlo”.
“Al descarrilarse el tren, un grupo de personas abrió los vagones, porque ellos se llevaron la soja para venderla. En esa oportunidad –relató la vecina–, abrieron tantos vagones y desparramaron tantos granos, que no se llevaron todo y lo que les sobró quedó acá todo desparramado, porque tampoco volvieron a buscarlo”.
“Yo le pregunté a un policía que estaba acá por qué dejaban abrir tantos vagones y me respondieron: «Ya está»”, cuenta Esmeralda, que después de ese episodio mantuvo un diálogo con la gente del ferrocarril, a quienes les explicó cómo se habían dado los hechos. “Había más de 25 patrulleros, pero ningún actuó”, aseguró indignada la mujer que calificó la falta de accionar como “negligencia”.
Esmeralda vive en Santa Rosa de Lima desde hace más de 50 años y aseguró que este tipo de accidentes a esa altura del ferrocarril son frecuentes. Con relación a la falta del accionar por parte de funcionarios y de la demora en responder a las necesidades que tienen los habitantes ante esta situación, agregó: “Siempre se demoran, para mí es porque ellos no están viniendo acá y no saben lo que están pasando los vecinos”, recalcó la mujer.
Esmeralda vive en Santa Rosa de Lima desde hace más de 50 años y aseguró que este tipo de accidentes a esa altura del ferrocarril son frecuentes. Con relación a la falta del accionar por parte de funcionarios y de la demora en responder a las necesidades que tienen los habitantes ante esta situación, agregó: “Siempre se demoran, para mí es porque ellos no están viniendo acá y no saben lo que están pasando los vecinos”, recalcó la mujer.
Hoy muchos no pueden llevar una rutina normal, ya que aseguran que ni siquiera pueden tender sus ropas al sol porque se impregna del olor.
“Hay momentos que se siente un poco, pero hay ocasiones en las que el olor se asemeja al de carne en descomposición”, relató Esmeralda, que hasta el día de la fecha agotó todas las instancias que tenía a su alcance para reclamar por una solución, entre las que figuran medios de comunicación y autoridades, pero no obtuvo ninguna respuesta.
A pesar que desde la Municipalidad habían confirmado a Diario UNO que esta situación es responsabilidad del ferrocarril, por solidaridad con los vecinos procederían a limpiar la zona afectada. Sin embargo, hasta pasado al mediodía de ayer los residuos continuaban en el mismo lugar en el que están hace más de un mes.
“Acá no vino nadie, porque las bolsas siguen tiradas junto con basura que deja gente que no pertenece al barrio que viene y tira, dejan bolsas arriba de la vía. Tratan de quemarlas y no se queman”, asegura la vecina que no sale de su asombro por la falta de higiene que demuestra la gente. Y agregó que el peor panorama puede observarse a la altura de Moreno y Corrientes al 1800.
El único deseo que los vecinos esperan se haga realidad en poco tiempo es que algún responsable se acerque a limpiar el desastre que les dificulta poder llevar una vida normal. Hasta ahora se ven en la obligación de estar confinados en sus propias viviendas por temor a que el olor no los deje respirar y las moscas se posen sobre los utensilios y objetos de su casa.
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