Gustavo Ferruggia, periatra y fundador de la ONG La Higuera puso en marcha junto a la Facultad de Medicina un curso de posgrado en pediatría rural que ya tiene 30 inscriptos.
La Capital |
A fines de los 90 empezó a viajar al impenetrable chaqueño con estudiantes de pediatría, el 17 de noviembre de 2003 nació oficialmente la asociación civil La Higuera y en 2010 logró comprar 30 hectáreas e instalar la Casa de Pediatría Rural en Las Hacheras (Chaco). Sin embargo, Gustavo Farruggia, pediatra y fundador de la ONG, dio un paso en uno de los aspectos de su profesión que más lo desvela, la formación de médicos que "sean referentes comunitarios, que salgan del consultorio, que sepan trabajar con las comunidades originarias en las zonas rurales, pero también en los barrios con la vecinal y con el cura, pero no aislados en un centro comunitario". Se trata de la puesta en marcha de un curso de posgrado en Pediatría Rural, Social y Comunitaria que se dictará en la sede de la asociación y que ayer avalaron con la firma la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y las áreas de Salud Pública de la provincia y el municipio. Ya hay 30 inscriptos que empezarán a trabajar en junio próximo y harán sus prácticas en terreno chaqueño.
Las clases teóricas del posgrado comenzarán a dictarse el 30 de mayo en la sede de La Higuera (Cerrito 3231) y los primeros días de junio el primer grupo de alumnos, de no más de cinco personas, recorrerá los mil kilómetros que separan Rosario de la Casa de Pediatría Rural en Las Hacheras. Allí, se instalarán durante casi un mes para realizar las prácticas en el terreno, nada menos que el monte chaqueño donde la asociación civil lleva más de una década trabajando con las poblaciones de comunidades aborígenes.
"El número de anotados superó nuestras expectativas", admitió Farruggia y señaló que "se trabará en grupos interdisciplinarios". Es que además de los médicos, el posgrado tiene un cupo del diez por ciento que está abierto a fonoaudiólogos, odontólogos, nutricionistas, trabajadores sociales, psicopedagogos y profesionales vinculados a las áreas de salud.
Los perfiles de los inscriptos también son de lo más diverso. "Hay recién recibidos de 26 años, pero también médicos de más de 50 que ya hicieron su carrera y tienen su familia, pero sienten que es hora de empezar a devolver a al comunidad y eso está bueno porque llegan con una experiencia importante", detalló el pediatra, que lleva varios años impulsando el proyecto y que ya piensa en un espacio como el que la ONG tiene en Chaco, pero en el norte provincial. "Es una deuda pendiente", afirma.
Servicio y educación. Pasó mucho desde los primeros viajes con los residentes de pediatría del Hospital de Niños Víctor J. Vilela en un colectivo regalado hasta la compra de los terrenos en pleno monte, y llevó varios años llegar a darle forma al convenio que ayer firmaron el decano de Medicina, Miguel Farroni, el secretario de Salud provincial, Miguel González, y el secretario del área municipal, Leonardo Caruana, junto con la ONG.
"El espíritu del proyecto fue siempre netamente educativo y de servicio, y eso tiene que ver con la impronta que también tenemos los médicos de Rosario formados en la salud pública", señaló Farruggia, que a largo plazo tiene como meta que la pediatría rural sea una rotación obligatoria dentro de la formación de los médicos. "Así como se pasa por la sala de infectología y por neonatología, deben pasar por las zonas más vulnerables del país", plantea.
Es más, está convencido que "falta formación para atender en las poblaciones más vulnerables", y agrega: "Un problema grande es que los médicos no quieren salir de las ciudades y eso hace que no haya profesionales que quieran ir al Chaco, tampoco al norte provincial y a la cuña boscosa, donde los problemas son muy parecidos. Hay Chagas, el dengue es un problema, hay falta de agua y de nutrición; en el territorio chaqueño todo eso aparece potenciado".
Por eso, el pediatra rosarino no duda en decir que "los recursos humanos no están donde deben estar, que es en las poblaciones más vulnerables", y aunque aclara: "Nadie pide que dejen la vida y que vayan a vivir a Gato Colorado, pero sí que salir de las ciudades a estas poblaciones sea una opción temporaria, de uno o dos años, que permita la formación de profesionales que le devuelvan a la comunidad lo que le aportó para su formación en la universidad".
Campo y barrios. El pediatra propone el curso de posgrado "como un espacio que ofrezca herramientas para abordar la pediatría rural, social y comunitaria, pero sobre todo que ayude a formar médicos que sean referentes en el territorio, que puedan trabajar con las comunidades más vulnerables".
Farruggia no sólo se refiere a los territorios rurales, donde según describe "el médico debe salir a buscar al paciente, donde la población está aislada, donde hay que trabajar con la escuela y donde todo tiene otros tiempos"; sino también en los barrios más pobres y en algunos casos semirurales que tiene Rosario. "Ahí tampoco los pediatras que forma la Universidad están capacitados para abordar problemáticas como trata, abuso sexual, violencia familiar y adicciones, que son temas que aparecen todos los días".
Así, sea en el barrio o en la ciudad, el médico insiste en que "el profesional debe ser referente comunitario que salga del consultorio, que sepa trabajar con las comunidades originarias en las zonas rurales, pero también en los barrios con la vecinal y con el cura, pero no puede estar aislado en un centro comunitario".
Un proyecto con padrino chaqueño
El proyecto de La Higuera tiene un padrino y ayer estuvo presente en la Facultad de Medicina. Es el cuentista, actor y humorista Luis Landriscina, nacido en la localidad chaqueña Colonia Baranda, que ratificó su "compromiso" con las comunidades de su provincia y con el proyecto que lleva adelante La Higuera. Pero también hubo algún cuento y el recuerdo de su amigo René Favaloro y su experiencia como médico rural en La Pampa.
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