"Es inexplicable que se pueda esconder y trabajar sin habilitación durante más de dos años", dijo el concejal Rodrigo López Molina.
.La Capital |
"El caso de la bailanta Poker es consecuencia de la falta de control del municipio. Es inexplicable que un boliche se pueda esconder y trabajar sin habilitación durante más de dos años", advirtió el concejal del bloque Unión PRO Rodrigo López Molina. Los ediles del PRO movilizaron ayer un pedido de informes para que el Ejecutivo explique en qué condiciones funciona el negocio que ocupa parte de la sede social del club Central Córdoba.
Poker abrió sus puertas en octubre de 2011, en uno de los salones de la sede social charrúa en San Martín al 3200. Y por más que los vecinos del lugar realizaron numerosas denuncias por irregularidades en el funcionamiento del populoso boliche, la bailanta siguió funcionando sin tener siquiera habilitación del municipio.
El flamante presidente de Central Córdoba, Carlos Lancellotti, volvió a pedir ayer a las autoridades del municipio y la provincia que se cierre el lugar ya que, según explicó, la existencia del boliche es producto de un acuerdo de la anterior comisión directiva del club que no está avalado por los estatutos de la entidad de barrio Tablada (ver aparte).
Siga el baile. Según explicó el secretario de Control y Convivencia Ciudadana del municipio, Pablo Seghezzo, la bailanta comenzó a funcionar con un permiso especial (permiso de parlante) que avala a los clubes a organizar hasta seis fiestas mensuales. "Cuando la actividad comenzó a crecer, los dueños solicitaron la habilitación, que fue denegada", indicó.
El funcionario aseguró que "a las dos semanas" de asumir al frente del área de seguridad municipal (en noviembre pasado), se clausuró el boliche por primera vez, medida que desconocieron los dueños del negocio en varias oportunidades. "A mitad de enero remitimos todos los expedientes a la Justicia. La última clausura se reimplantó el fin de semana pasado y también se volvió a notificar a la justicia sobre la violación de la misma", apuntó.
No obstante, según pudo averiguar La Capital, en la Dirección de Habilitación del municipio nunca se inició el trámite para habilitar la bailanta. "Autoridades de Central Córdoba vinieron varias veces a consultar por el tema, pero nunca iniciaron la gestión", aseguró una fuente de esa dependencia municipal.
Sospechas. Para López Molina resulta inexplicable que el municipio "no sólo haya pasado por alto la falta de habilitación de la bailanta, sino también que no haya tenido en cuenta todas las denuncias que sobre el lugar hicieron los vecinos del barrio", apuntó el concejal macrista.
Por eso, explicó, desde su bloque presentaron un pedido de informes para que el Ejecutivo explique en qué condiciones trabajaba el boliche que abría sus puertas todas las noches del viernes, sábado y vísperas de feriado.
Según apuntó el edil, que un boliche haya funcionado durante años con permisos eventuales "es una completa irregularidad y, de comprobarse, sería una muestra más de la falla en los controles que hace el municipio de los locales nocturnos".
El domingo pasado, el nombre del local apareció en el anónimo que junto a dos disparos recibió en su casa un integrante de la nueva comisión directiva de Central Córdoba.
El boliche tiene a maltraer a los vecinos de la zona. "Desde que funciona este local, nuestra vida es un suplicio", dijeron a coro los vecinos linderos consultados por este diario.
A pesar de esas denuncias y de hasta cartas que le mandaron a la intendenta Mónica Fein, el boliche siguió adelante y hasta fue escenario, en junio de 2012, de un intensa balacera contra el frente de la entidad, que causó cinco heridos.
Los vecinos remarcaron que a la salida de la bailanta se arman grandes peleas. "Después de cada baile las veredas quedan llenas de pedazos de baldosas, adoquines, botellas vacías y también cartuchos antitumultos, porque en algunos casos interviene la policía", le contaron a este diario.
Por ahora, se esperanzan con que la nueva comisión pueda terminar con su suplicio.
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