Sea por casualidad o no, leer los artículos publicados en las redes sociales no agudizaría el intelecto, ya que la sobreinformación disminuye nuestra concentración, contemplación y reflexión, según el trabajo.
La muestra contó con 100 universitarios. La mitad estaba conectado con todos los demás y 50% restante no tenía ningún tipo de conexión con el resto.
Sometidos a razonamientos analíticos, el primer grupo era más propenso a reproducir las respuestas de sus contactos que a razonar las suyas propias.
Fuente: Informe 21.
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