Profesores e investigadores de la Facultad de Ciencia Política de la UNR coinciden en que la modificación “es necesaria”.
La Capital |
La posibilidad de una reforma constitucional en Santa Fe, que tendrá su primer paso con la convocatoria del gobernador Antonio Bonfatti a los partidos de oposición, es un tema que involucrará también a los académicos. Sobre esa idea, La Capital convocó al decano de la Facultad de Ciencia Política de la UNR (Franco Bartolacci) y a tres profesores e investigadores de esa casa de estudios (Lourdes Lodi, Gastón Mutti y Sofía Perotti) para debatir los alcances potenciales.
Los profesionales coincidieron en que es necesaria una reforma a la Constitución. “Ha sido pospuesta desde los 90 hasta hoy. Carlos Reutemann, Jorge Obeid y Hermes Binner también quisieron reformar la Constitución. Es una de las dos provincias (la otra es Mendoza) que sigue sin reforma. incluso, algunas provincias la reformaron más de dos o tres veces”, abre el fuego Mutti. Para Lodi, no sólo tiene que ver con un imperativo de adaptación a la Constitución nacional, sino de adaptación a la realidad.
Cuando se los consulta sobre cuál es el factor que ha operado para que la reforma no se concrete, Bartolacci indica que “tiene que ver con la agenda reformista y que el proceso de discusión de la reforma opera sobre los mismos actores sobre los cuales impacta. Es una discusión sobre una torta de la que comen los mismos que discuten. Ese es el nudo de las cuestión”.
En ese punto la profesora Lodi expresa que “los debates políticos son los que interrumpen la reforma porque hay acuerdo generalizado sobre muchas cuestiones: incorporación de mecanismos de democracia semidirecta, órganos de control, Consejo de la Magistratura. Las cuestiones álgidas son reelección, autonomía, duración de los mandatos, doble vuelta electoral y la unicameralidad, que venía de la mano de reducir los costos de la política. Eso cuestiona el poder de los senadores, y se pone en debate la cuestión de la mayoría en Diputados. Eso es repartir la cuota de poder”.
Sofía Perotti sugiere en ese enclave que sería bueno en algún punto “debatir la renovación por mitades de las Cámaras, los pisos electorales, cómo se abre la representación a las minorías”, en una parte del amplísimo menú de temas que debería abarcan un proceso reformista integral.
En cuanto al temario propiamente dicho, Mutti incorpora un elemento sustancioso: “Solamente se la puede pensar a la reforma a partir de ciertas omisiones planeadas. La idea de que los distintos actores políticos aceptan omitir determinados temas”. y ejemplifica sosteniendo que “el socialismo acepta omitir la unicameralidad, porque ni el peronismo ni el radicalismo se la van a aceptar. Y esto era el centro de la agenda en los 90 y los 2000. Todos plantean la no reelección del gobernador en funciones, pero hay cosas que no son discutidas”.
Ahí agrega el docente un interrogante clave: ¿con qué sistema se van a elegir a los constituyentes? Según Lodi, también debe evaluarse la habilitación de candidaturas independientes, con representación de colegios profesionales, universidades, ONG.
Desde la oposición al Frente Progresista han rechazado un proceso de reforma constitucional en 2014, pero algunos de sus referentes se mostraron a favor de que en los comicios de 2015 se incorpore un nuevo casillero a la boleta única para designar convencionales. “Se puede elegir todo, pero eso beneficiará una determinada lógica a la hora de elegir a los constituyentes”, resume Lodi.
Bartolacci es más explícitamente reacio a la opción de “elegir todo” en un mismo proceso electoral. “Eso desvirtúa la reforma, la saca de la agenda de la gente y lo mete en el debate electoral. Impide avanzar en determinados temas”, mensura. El decano va más allá y se pronuncia en contra de habilitar la reelección del gobernador en la Carta Magna: “Creo que se debería quitar el tema para contribuir con la reforma, al margen de que no estoy de acuerdo con unificar las elecciones”.
“Santa Fe está bien sin reelección, eso permitió construir un diseño político de la provincia. La nueva política de partidos, que va hacia el frentismo, garantiza mejores posibilidades en el esquema que hoy tiene Santa Fe. Soy partidario de quitar ese tema de la agenda”, insiste Bartolacci.
Lodi (Master in Democracy, Politics & Governance de la Universidad de Londres) sorprende al sostener que hay teorías y ejemplos “que indican que en los lugares en que no hay renovación sí hay eficiencia, niveles de institucionalidad y republicanismo. Los que critican la no posibilidad de reelección hablan de la accountability vertical: el poder del ciudadano de premiar y castigar al que está en funciones, porque si no puede hacer la plancha o caer en el lame duck (pato rengo) porque sabe que se va a su casa”.
A la teoría del pato rengo se suma Mutti (magíster en ciencias sociales) para quien la no reelección sería “como una reducción de hecho de su mandato, ya que al tercer año todos discuten quién lo va a suceder”.
“El gobernador que tiene la posibilidad de ser reelecto genera con el Poder Legislativo un vínculo diferente de negociación que el que se va. Tiene sus pro y sus contra. Si pensamos en el fortalecimiento de las estructuras partidarias, la no reelección es beneficiosa porque evita la personalización. Si uno quiere votar un proyecto vota al del partido que se va, no exclusivamente a una persona”, agrega Lodi.
Mutti y Lodi coinciden en señalar que “la provincia de Santa Fe es un ejemplo de cómo las personas que dejaron de ser gobernadores mantuvieron poder en la provincia, independientemente de haberse ido del lugar institucional. Son los casos de Reutemann, Obeid y Binner. Se los premió en otro lugar. Es una demostración de la fortaleza institucional”.
Los profesionales coincidieron en que es necesaria una reforma a la Constitución. “Ha sido pospuesta desde los 90 hasta hoy. Carlos Reutemann, Jorge Obeid y Hermes Binner también quisieron reformar la Constitución. Es una de las dos provincias (la otra es Mendoza) que sigue sin reforma. incluso, algunas provincias la reformaron más de dos o tres veces”, abre el fuego Mutti. Para Lodi, no sólo tiene que ver con un imperativo de adaptación a la Constitución nacional, sino de adaptación a la realidad.
Cuando se los consulta sobre cuál es el factor que ha operado para que la reforma no se concrete, Bartolacci indica que “tiene que ver con la agenda reformista y que el proceso de discusión de la reforma opera sobre los mismos actores sobre los cuales impacta. Es una discusión sobre una torta de la que comen los mismos que discuten. Ese es el nudo de las cuestión”.
En ese punto la profesora Lodi expresa que “los debates políticos son los que interrumpen la reforma porque hay acuerdo generalizado sobre muchas cuestiones: incorporación de mecanismos de democracia semidirecta, órganos de control, Consejo de la Magistratura. Las cuestiones álgidas son reelección, autonomía, duración de los mandatos, doble vuelta electoral y la unicameralidad, que venía de la mano de reducir los costos de la política. Eso cuestiona el poder de los senadores, y se pone en debate la cuestión de la mayoría en Diputados. Eso es repartir la cuota de poder”.
Sofía Perotti sugiere en ese enclave que sería bueno en algún punto “debatir la renovación por mitades de las Cámaras, los pisos electorales, cómo se abre la representación a las minorías”, en una parte del amplísimo menú de temas que debería abarcan un proceso reformista integral.
En cuanto al temario propiamente dicho, Mutti incorpora un elemento sustancioso: “Solamente se la puede pensar a la reforma a partir de ciertas omisiones planeadas. La idea de que los distintos actores políticos aceptan omitir determinados temas”. y ejemplifica sosteniendo que “el socialismo acepta omitir la unicameralidad, porque ni el peronismo ni el radicalismo se la van a aceptar. Y esto era el centro de la agenda en los 90 y los 2000. Todos plantean la no reelección del gobernador en funciones, pero hay cosas que no son discutidas”.
Ahí agrega el docente un interrogante clave: ¿con qué sistema se van a elegir a los constituyentes? Según Lodi, también debe evaluarse la habilitación de candidaturas independientes, con representación de colegios profesionales, universidades, ONG.
Desde la oposición al Frente Progresista han rechazado un proceso de reforma constitucional en 2014, pero algunos de sus referentes se mostraron a favor de que en los comicios de 2015 se incorpore un nuevo casillero a la boleta única para designar convencionales. “Se puede elegir todo, pero eso beneficiará una determinada lógica a la hora de elegir a los constituyentes”, resume Lodi.
Bartolacci es más explícitamente reacio a la opción de “elegir todo” en un mismo proceso electoral. “Eso desvirtúa la reforma, la saca de la agenda de la gente y lo mete en el debate electoral. Impide avanzar en determinados temas”, mensura. El decano va más allá y se pronuncia en contra de habilitar la reelección del gobernador en la Carta Magna: “Creo que se debería quitar el tema para contribuir con la reforma, al margen de que no estoy de acuerdo con unificar las elecciones”.
“Santa Fe está bien sin reelección, eso permitió construir un diseño político de la provincia. La nueva política de partidos, que va hacia el frentismo, garantiza mejores posibilidades en el esquema que hoy tiene Santa Fe. Soy partidario de quitar ese tema de la agenda”, insiste Bartolacci.
Lodi (Master in Democracy, Politics & Governance de la Universidad de Londres) sorprende al sostener que hay teorías y ejemplos “que indican que en los lugares en que no hay renovación sí hay eficiencia, niveles de institucionalidad y republicanismo. Los que critican la no posibilidad de reelección hablan de la accountability vertical: el poder del ciudadano de premiar y castigar al que está en funciones, porque si no puede hacer la plancha o caer en el lame duck (pato rengo) porque sabe que se va a su casa”.
A la teoría del pato rengo se suma Mutti (magíster en ciencias sociales) para quien la no reelección sería “como una reducción de hecho de su mandato, ya que al tercer año todos discuten quién lo va a suceder”.
“El gobernador que tiene la posibilidad de ser reelecto genera con el Poder Legislativo un vínculo diferente de negociación que el que se va. Tiene sus pro y sus contra. Si pensamos en el fortalecimiento de las estructuras partidarias, la no reelección es beneficiosa porque evita la personalización. Si uno quiere votar un proyecto vota al del partido que se va, no exclusivamente a una persona”, agrega Lodi.
Mutti y Lodi coinciden en señalar que “la provincia de Santa Fe es un ejemplo de cómo las personas que dejaron de ser gobernadores mantuvieron poder en la provincia, independientemente de haberse ido del lugar institucional. Son los casos de Reutemann, Obeid y Binner. Se los premió en otro lugar. Es una demostración de la fortaleza institucional”.
Boleta única
"Algunos pretenden volver atrás y dejar de lado la boleta única en Santa Fe. Por primera vez ganó en Diputados una fuerza diferente a la que triunfó para la Gobernación, y eso se inscribe como efecto no esperado para determinados círculos políticos. Sí se planteaban como hipótesis académicas", dijo la politóloga Sofía Perotti.
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