Se les demanda que sean los mejores de la escuela y que practiquen un sinfín de actividades en su tiempo libre ¿Cómo los afecta tanta presión?
Piano, fútbol, danza clásica, hockey, karate, teatro, arte… y la larga lista continúa a la hora de llenar cada uno de los días de la vida estos niños, quienes a veces no tienen tiempo para el ocio o ni siquiera para poder jugar. ¿Queremos un hijo feliz o un pequeño genio?
La sobreexigencia proviene del mundo adulto: hay padres que son muy exigentes consigo mismos y tienen un nivel de perfeccionismo demasiado grande que se lo transmiten a sus hijos. En otros casos, los mayores no tienen tiempo para estar con los niños y creen que su ausencia se compensa llenándoles el día de actividades. También están los que buscan cumplir sus sueños frustrados de la infancia a través de sus hijos, como los que quisieron ser actores o deportistas. Pero a contrasentido de lo que los padres creen, los niños no son beneficiados: la presión que sienten puede generarle distintos problemas que no saben cómo manejar a su corta edad.
Para Beatriz Goldberg -psicóloga y escritora, autora de los libros “¿Cómo estimular al adolescente de hoy? de editorial Lumen y ¿Cómo lograr plenitud a través de la autoestima? de editorial Kier- estos son los principales trastornos que aparecen en los niños sobreexigidos:
*Problemas psicosomáticos: a veces somatizan para faltar a la escuela o para evitar alguna de las muchas actividades que tienen en su agenda.
*Angustia: sienten que si no están haciendo alguna actividad, están perdiendo el tiempo porque desconocen el significado del ocio. También se sienten angustiados cuando no cumplen las altas expectativas de sus padres o no obtienen las mejores calificaciones.
*Trastornos del sueño: tanta actividad puede provocarles que no puedan descansar bien, ya que están tan sobrecargados de tareas y se acuestan tarde para poder cumplirlas.
*Imposibilidad de lograr su deseos propios: terminan siendo niños complacientes con los padres, ya que se sobreexigen para lograr su cariño.
*Aislamiento social: algunas actividades provocan que se retraigan socialmente y que tengan pocos amigos.
*Intolerancia a la frustración: se les acrecienta demasiado el deseo de competir y ganarle al otro. No soportan salir segundos o perder un juego, porque sienten que siempre tienen que ser los mejores y los primeros.
Pero, ¿qué es lo que deben hacer los padres de estos niños?. “Por empezar, deben simplificar la igualdad de las capacidades de sus hijos: que un pequeño tenga cierta fortaleza no significa que sus hermanos también la tengan: a uno le puede gustar el canto y ser bueno para eso, pero el otro puede tener mala voz y no gustarle. Hay que respetar los deseos y las capacidades de cada uno”, indicó Golderg.
La especialista destacó que otro punto importante es limitar la exigencia; una cosa es que se los mande a fútbol para que hagan deporte y otra muy distinta es que se les exija que sean los mejores. “Los padres no tienen que proyectar sus propios deseos en los hijos: lo que ellos no hicieron no tienen que hacerlo los niños. Es importante observar las condiciones naturales de ellos y así poder orientarlos a las actividades más acordes según sus capacidades”, aconsejó.
Pero, ¿qué sucede en aquellos casos de chicos que alcanzan la fama en la infancia?, ¿por qué les resulta tan difícil tener una vida normal cuando crecen?
“La fama y el dinero que estos niños consiguen desde pequeños suele ser adictiva y cuando sienten que ya no ocupan el mismo lugar que antes sienten abstinencia. Por lo general, terminan mal porque quieren sentir siempre esas sensaciones fuertes que vivieron desde la infancia y no tienen tolerancia a la frustración: no se resignan a vivir una vida normal y nada los llena. Por eso, pueden caer en la droga o en una gran depresión”, expresó Goldberg.
En diálogo con Infobae, Any Krieger -psicoanalista especializada en pareja y familia y compiladora del libro Repensar los vínculos- destacó que en estos casos la responsabilidad de los padres es total. “El chico responde a una fantasía inconsciente de esos adultos porque en realidad es llevado a esa situación por algún sueño no realizado de sus progenitores. Siempre un hijo es el síntoma de la pareja parental y también un objeto de la fantasía inconsciente de la madre”, indicó. “Es importante que hagan una vida normal y no dejen de seguir estudiando, yendo a la escuela, relacionándose con sus amigos y con su entorno de siempre”.
Krieger sostuvo que son muy pocos los casos donde los niños famosos pueden sostenerse en una vida exitosa por un largo tiempo. “Es fundamental que estén acompañados y que reciban asistencia terapéutica para poder encontrarse con el sentido propio de su vida, ya que viven un estado de excepción donde muchas veces terminan teniendo una vida que no es acorde a su corta edad”, finalizó.
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