También reclaman la reparación de las calles, alumbrado público y tareas de desmalezamiento; además de acciones tendientes a mejorar la seguridad en la zona.
La intensa lluvia del 11 de abril es recordada por todos los vecinos del barrio. A diferencia de otras veces, el agua ingresó a los domicilios y tardó varias horas en retirarse. En Nueva Pompeya, cada lluvia genera dolor de cabeza. Las calles se anegan de cordón a cordón y quedan aislados; pero hacía tiempo que no entraba a las casas, por lo que los vecinos se juntaron para volver a reclamar por obras hídricas y otras mejoras para el barrio.
“Después de la última lluvia, escuché al intendente Corral decir que las bombas funcionaron bien, que las obras realizadas en los últimos tiempos respondieron favorablemente... A él quiero decirle que en este barrio no se hace ningún trabajo hídrico desde hace décadas y que deberían tenerlo en cuenta en futuras obras”, manifestó María Ojeda, vecina del barrio de hace más de 25 años. Agregó que en el tiempo que lleva habitando la jurisdicción no recuerda ningún trabajo significativo tendiente a mejorar la calidad de vida de los vecinos.
Entre otros reclamos, los vecinos consultados por El Litoral mencionaron la necesidad de mejoras de iluminación y reposición de focos del alumbrado público, desmalezamiento en distintos sectores, recolección de ramas, y, sobre todo, la reparación de las calles.
“La última vez que pasó una máquina en las calles fue hace un mes. Pero ya están intransitables de nuevo, llenas de pozos que significan un gran peligro para quienes conducen motos o bicicletas. La última lluvia y el tiempo que estuvieron con agua incidieron en el estado actual que tienen”, indicó María Ojeda. En tal sentido, refirió que el pedido unánime en el barrio es por, al menos, un mejorado.
En la recorrida realizada, El Litoral observó que en algunas veredas había maderas para impedir el paso. Consultados al respecto, los frentistas dijeron que optaron por ponerlas para evitar el paso de las motos. “Quieren evitar los pozos de las calles y circulan por la vereda, pero nuestro miedo son los caños del agua; así que pusimos esas maderas para que no puedan pasar”, contaron.
Barrio inseguro
A Petrona Alfonso y Gisela Coronel les preocupan los hechos de inseguridad que hay en la jurisdicción, a toda hora del día. Contaron que casi a diario se produce un tiroteo y que ya no hay lugar ni horario. Ayer, de hecho, hubo en ese barrio un megaoperativo policial.
“El lunes se agarraron a los tiros en San Juan y Azcuénaga, a metros del jardín de infantes y de la copa de leche”, refirió Gisela Coronel, la menor de las dos mujeres.
Petrona Alfonso, por su parte, recordó cómo era el barrio 39 años atrás, cuando llegó para habitarlo. Dijo que se caracterizaba por su tranquilidad y por la cordialidad entre vecinos.
Por último, los vecinos consideraron que con más presencia policial en el lugar podría mejorar la situación. Aunque en el barrio hay una comisaría, el número de efectivos policiales no sería suficiente para garantizarles seguridad.
“Después de la última lluvia, escuché al intendente Corral decir que las bombas funcionaron bien, que las obras realizadas en los últimos tiempos respondieron favorablemente... A él quiero decirle que en este barrio no se hace ningún trabajo hídrico desde hace décadas y que deberían tenerlo en cuenta en futuras obras”, manifestó María Ojeda, vecina del barrio de hace más de 25 años. Agregó que en el tiempo que lleva habitando la jurisdicción no recuerda ningún trabajo significativo tendiente a mejorar la calidad de vida de los vecinos.
Entre otros reclamos, los vecinos consultados por El Litoral mencionaron la necesidad de mejoras de iluminación y reposición de focos del alumbrado público, desmalezamiento en distintos sectores, recolección de ramas, y, sobre todo, la reparación de las calles.
“La última vez que pasó una máquina en las calles fue hace un mes. Pero ya están intransitables de nuevo, llenas de pozos que significan un gran peligro para quienes conducen motos o bicicletas. La última lluvia y el tiempo que estuvieron con agua incidieron en el estado actual que tienen”, indicó María Ojeda. En tal sentido, refirió que el pedido unánime en el barrio es por, al menos, un mejorado.
En la recorrida realizada, El Litoral observó que en algunas veredas había maderas para impedir el paso. Consultados al respecto, los frentistas dijeron que optaron por ponerlas para evitar el paso de las motos. “Quieren evitar los pozos de las calles y circulan por la vereda, pero nuestro miedo son los caños del agua; así que pusimos esas maderas para que no puedan pasar”, contaron.
Barrio inseguro
A Petrona Alfonso y Gisela Coronel les preocupan los hechos de inseguridad que hay en la jurisdicción, a toda hora del día. Contaron que casi a diario se produce un tiroteo y que ya no hay lugar ni horario. Ayer, de hecho, hubo en ese barrio un megaoperativo policial.
“El lunes se agarraron a los tiros en San Juan y Azcuénaga, a metros del jardín de infantes y de la copa de leche”, refirió Gisela Coronel, la menor de las dos mujeres.
Petrona Alfonso, por su parte, recordó cómo era el barrio 39 años atrás, cuando llegó para habitarlo. Dijo que se caracterizaba por su tranquilidad y por la cordialidad entre vecinos.
Por último, los vecinos consideraron que con más presencia policial en el lugar podría mejorar la situación. Aunque en el barrio hay una comisaría, el número de efectivos policiales no sería suficiente para garantizarles seguridad.
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