Para sustraerlas no se necesita tener una banda, ni presupuestos para comprar la voluntad de nadie. Sin mayores esfuerzos, los delincuentes actúan por encargo y muchas veces, simplemente al azar. Esta semana, en un despliegue de fuerzas policiales en distintos barrios de la ciudad de Santa Fe se secuestraron más de 70 motos por la presunción de que sean robadas.
Diario UNO refleja en sus páginas el crecimiento del robo de motos desde sus primeras ediciones, en 2005. Lejos de aminorar el delito se multiplicó hasta abarcar todos los barrios y horarios posibles. Sin embargo, tanto los damnificados –muchos de ellos especialistas ya en la materia– como las fuerzas policiales observan que los ladrones no operan dentro de grandes bandas, sino que lo hacen de manera individual, en algunas oportunidades al azar y en otros casos por encargo.
Según la organización Damnificados por el Robo de Motos (Daprom) el promedio de motovehículos sustraídos por mes es de 160 unidades. A través de operativos policiales y de tránsito municipales, se recupera alrededor de un 40 por ciento.
Otro porcentaje de víctimas paga el rescate de lo robado y, algunas veces, logra que se concrete el intercambio. En otras, sólo es asaltado por segunda vez. Estos datos son difíciles de cuantificar porque, accedan o no al retorno del rodado, nunca vuelven a la comisaría a completar la información.
El resto se destina al negocio de repuestos, como vehículo para la comisión de nuevos delitos o a la venta en otras localidades de Santa Fe, Córdoba o Entre Ríos. ¿Logística? Mucho menos complicada de lo que cualquiera podría imaginar.
En diálogo con Diario UNO, el jefe de la Brigada Sustracción de Automotores de la Policía de la provincia, comisario Carlos Javier Ballarini, explicó: “Hay un gran porcentaje de motos recuperadas por los dueños que luego no se denuncian como tales, que se suman a las de los controles que se realicen”.
—¿Cuál es el destino inmediato de las motos robadas?
—Detrás del robo de motovehículos hay un negocio ilegal de venta de repuestos o motopartes, alimentado también por quienes compran esos productos por ahorrar dinero y hay motos que salen de la ciudad o de la provincia. Se han recuperado vehículos robados en Paraná, por ejemplo, al igual que en Coronda, en Laguna Paiva, en Santo Tomé, en Sastre, en Esperanza, en Cañada Rosquín, entre otras tantas.
—En el caso de las que se envían a otras localidades, ¿se trata de robos por encargue, motos a pedido?
—En algunos casos ocurre así; en otros, el delincuente roba y luego la ofrece a contactos en otros lugares. En general, esto se da con motos de mayor cilindrada, que son más difíciles de disimular en la calle en Santa Fe. Hay motos más chicas que, a menos que sean retenidas en un operativo, pasan inadvertidas.
—¿Hay una banda organizada en Santa Fe que se dedica al robo de motos?
—En realidad, me inclino más a pensar que se trata de delincuentes aislados, muchos de los cuales salen a robar al azar, lo que puedan. Puede ser tanto una cartera como una moto. Después ven qué hacen. Antes era común, ante de un robo específico, por ejemplo una moto, saber dónde podrían haberla llevado o escondido. Hoy, el delincuente muchas veces es de un barrio, roba en otro y esconde en otro.
—¿Cómo envían los delincuentes las motos robadas a otras ciudades?
—No todos actúan de la misma manera. Algunos las ocultan un tiempo, con la expectativa de conseguir un rescate; otros las trasladan directamente a otra ciudad, porque no hay controles permanentes en todos lados.
Como recomendación
El propietario de una moto debe tener en cuenta, además de recordar la patente de la misma, anotar los últimos cuatro dígitos de motor y de chasis. La información es de utilidad para que, en un control policial, haya más exactitud y datos para hallar un motovehículo sustraído. También es beneficioso, ante el recupero de un rodado robado, informarlo a la Policía, para que conste también en las estadísticas y se actualicen los informes.
El propietario de una moto debe tener en cuenta, además de recordar la patente de la misma, anotar los últimos cuatro dígitos de motor y de chasis. La información es de utilidad para que, en un control policial, haya más exactitud y datos para hallar un motovehículo sustraído. También es beneficioso, ante el recupero de un rodado robado, informarlo a la Policía, para que conste también en las estadísticas y se actualicen los informes.
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