La guardia del hospital Roque Sáenz Peña sólo atenderá las urgencias y permanecerá cerrada hasta que se implementen medidas que pongan a resguardo la vida de los médicos y enfermeros. El gremio que nuclea a los profesionales (Amra) presentará el lunes un amparo en los Tribunales provinciales para exigir que se proteja a quienes trabajan en el lugar.
La Capital |
Así lo definió anoche una asamblea del personal que se convocó horas después de que un exaltado grupo de unas 30 personas provocara destrozos tras enterarse de la muerte de un allegado, el miércoles por la noche.
Minutos después de esa decisión, cerca de las 21.30, otro grupo de familiares de un joven que había recibido un balazo en la cabeza también intentó descargar su bronca contra el personal. El objetivo no se cumplió porque el efector estaba rodeado de policías, agentes de Control Urbano y con los portones cerrados.
Al cierre de esta edición, el joven estaba siendo compensado hemodinámicamente y se disponía su traslado al Heca.
Este hecho llegó como corolario de un día agitado en el Sáenz Peña.
Es que la madrugada del jueves, y luego de que un médico comunicara el fallecimiento de un hombre que había ingresado al efector con múltiples disparos (ver sección Policiales), se desató la furia. Hubo gritos, corridas, empujones y vidrios rotos. "En 16 años que llevo en el hospital, nunca vi tanta gente junta y tanto nivel de agresividad", dijo Javier Fernández, el responsable de la guardia.
Anoche, la secretaria gremial de Amra, Sandra Maiorana, destacó que "está en riesgo la vida de los profesionales. Todo lo que se comprometió a hacer la Municipalidad, no se hizo. El portón del hospital estaba abierto y por ahí entraron unas 30 personas. Saltaban los tapiales. Acá se prometieron reformas edilicias que, según nos dicen los médicos, no se efectuaron porque no hay presupuesto", indicó la referente gremial.
Maiorana destacó que "lo que sucedió no fue de mayor magnitud porque la policía llegó rápido y logró dispersar al grupo de gente".
En las primeras horas del jueves, un auto y una moto llegaron hasta el ingreso a la guardia por avenida del Rosario y atravesaron el portón. Los médicos bajaron del vehículo a un joven de 32 años que había sido herido en España al 6500.
Sin reacción. "Comenzamos a reanimarlo, pero ya estaba fallecido", recordó el responsable de la guardia y señaló que si bien hasta ese momento sólo se habían acercado los familiares directos del hombre, en pocos minutos la sala de espera se llenó de una treintena de familiares, amigos y conocidos del muchacho.
Allí comenzaron las discusiones y las agresiones al personal. "Queríamos hablar con la familia, pero no podíamos salir a informar la muerte del hombre en esas condiciones y con 30 personas exaltadas de ese modo", dijo Fernández y agregó: "En 16 años que llevo en el hospital nunca vi tanto nivel de agresividad. La situación se desbordaba, la gente entraba saltando los tapiales y aunque los refuerzos de la policía llegaron rápido, fue una situación muy compleja y de mucha tensión".
El único que resultó con un traumatismo leve de tórax fue un agente de seguridad privada, pero tanto los médicos y el personal como los pacientes que esperaban para atenderse no salían del temor que les provocó la situación.
"Se trabaja con miedo, hay mujeres que no quieren venir más porque los que ponemos el pecho somos nosotros. ¿Quién nos garantiza que una de esas personas no va a sacar un arma y no va disparar?", señaló Fernández.
Anoche el hospital estaba rodeado de policías.
No hay comentarios:
Publicar un comentario