La ex Diputada Provincial reconoció que busca ser la reemplazante de Antonio Bonfatti en la Casa Gris. Criticó a Agustín Rossi y dijo que hubo mucha complacencia entre el peronismo y el gobierno provincial.
“Quiero ser la gobernadora de la provincia de Santa Fe el 10 de diciembre de 2015”, fue la frase de María Eugenia Bielsa después de varias respuestas evasivas sobre adónde se dirige su carrera política.
Más cerca están las elecciones legislativas nacionales de este año y tampoco descartó participar, pero antes trazó una línea: no quiere a Agustín Rossi con ella.
La presidenta Cristina Fernández sabe de su malestar con el jefe del bloque de diputados del Frente para la Victoria, a quien Bielsa criticó por tener un pacto “espurio” con el socialismo para aprobarle proyectos de ley en la provincia.
En la Legislatura santafesina cosechó muchos detractores por su accionar político. Votó en contra de la reforma tributaria que incluía volver a cobrar el impuesto sobre los Ingresos Brutos de las grandes industrias santafesinas.
En su renuncia, Bielsa adujo que esa mirada tributaria –que apoyó el Frente para la Victoria, el Movimiento Evita, el PPS y Producción y Trabajo (de Alberto Maguid)– no forma parte de la doctrina peronista y que hasta la propia Presidenta de la Nación criticó cargar a los sectores productivos con ese mayor costo fiscal porque se traslada en cascada al precio de los bienes.
Para la ex legisladora hubo mucha complacencia del peronismo con el gobierno provincial y no fue una verdadera oposición, sino un apéndice de las necesidades del oficialismo. Al veto propositivo de la ley emergencia en seguridad y al procedimiento para elegir fiscales, defensores y jueces del nuevo sistema penal los puso como casos testigos de esa sospechosa unidad de criterios.
“Si yo permaneciera en ese lugar (Diputados) al menos tendría tres alternativas: ser cómplice de una situación con la que no acuerdo, remitirme a las estériles denuncias permanentes –que es conformarme con votar negativamente y respaldar nuestro voto como un posicionamiento– o formar parte de la corporación política”, añadió Bielsa para justificar su dimisión.
—¿Esta es una fractura del peronismo?
—Yo creo que no, en absoluto. Siempre es momento para poder hablar, siempre es momento para distintos sectores del peronismo volvamos a trabajar en conjunto. Si todos entienden que es necesario integrarnos en un proyecto común, es importante transmitirle a los santafesinos un plan para la provincia. Si esto no sucede tendremos lo que nos merecemos.
—¿Está dispuesta a trabajar por la unidad del peronismo en función de los comicios de 2015?
—No, yo estaría dispuesta a trabajar por la unidad del PJ en función de mañana, de cualquier momento.
La dirigente kirchnerista se encargó de remarcar que las críticas contra Agustín Rossi, a quien culpó de la falta de unidad y de ser obsecuente y tener una subordinación cerrada a la Nación para permanecer en la Cámara de Diputados de la Nación, no es una denuncia. Tampoco lo es el pedido que hizo al presidente de la Cámara baja en la provincia, Luis Rubeo, para que informe cómo gastó el presupuesto 2012 de ese cuerpo deliberativo.
“A lo mejor hay cosas que no son ilegales o no son delitos, pero no son éticas. Entonces hay cuestiones que administrativamente se pueden presentar correctamente, pero no por eso son éticas”, añadió Bielsa en referencia a por qué no se presentó ante la Justicia si tiene sospechas de que Rubeo y el resto de la Legislatura hace una presunta utilización irracional de los recursos públicos.
En relación a Agustín Rossi, dijo a Diario UNO que no comparte con él su “doble discurso: el hiper kirchnerismo en Buenos Aires y el acuerdo con el socialismo en Santa Fe. Con cualquier compañero que tenga coherencia podemos sentarnos a charlar, a compartir trabajo, a compartir listas, compartir esfuerzos, compartir proyectos”, indicó.
—¿Puede dar una precisión de qué hará de cara a las elecciones de 2013?
—Mire, si usted quiere una precisión pregúnteselo a mi psicólogo porque yo la verdad es que no la tengo. Sabe hace cuánto que vengo analizando esto.
Por último, ante la insistencia periodística respecto a cómo ve su futuro en la política santafesina dejó un claro mensaje para la ciudadanía y también para los actores partidarios del multifacético justicialismo: “Quiere ser la gobernadora de la provincia de Santa Fe el 10 de diciembre de 2015”. Y luego prefirió no contestar ninguna repregunta ni abrir el tema.
Trayectoria política
La –ahora– ex diputada provincial no tuvo militancia estudiantil ni juvenil en el peronismo. En 1989 llegó a la función pública en la ciudad de Rosario, cuando el intendente de ese momento Héctor Cavallero la eligió de una terna que le habían acercado para el Servicio Público de la Vivienda. Varios años después la política confió en ella para hacerla jugar en las grandes ligas; fue en 2003 cuando Jorge Obeid la convocó para ser su compañera de fórmula como postulante a la vicegobernación.
En el Senado mantuvo una relación inestable, apenas formal con los integrantes del PJ. El lastre reutemanista que quedó en el período 2003-2007 no le perdonó que quitara de la presidencia del cuerpo el cuadro de Evita, menos aún que les audite los gastos, controle los subsidios discrecionales que se entregaban, evite el aumento de sueldos e informatice el sistema de expedientes para dar transparenciaa la cámara.
Desde entonces, hace una década, el nombre de Bielsa aparece en casi todas las elecciones. Su independencia partidaria, la crítica permanente a la corporación política y sus peleas con miembros del justicialismo autóctono la ayudaron a cultivar un perfil de mujer seria y fuerte.
En 2005 el gobierno de Néstor Kirchner pidió un candidato fuerte para encabezar la lista de diputados nacionales. Hermes Binner se perfilaba como un seguro ganador y al gobernador Obeid propuso instalar a María Eugenia como contrincante. Ella dijo que no, que iba a respetar el mandato por el que había sido electa para no defraudar la voluntad popular. Ni siquiera Alberto Fernández, la convenció.
En 2007 volvió a priorizar su posición contra todos los pronósticos, que la ubicaban como la principal carta del PJ para pelear la intendencia de Rosario; eligió ser candidata a concejala. En 2011, cuando parecía que iba a competir por el municipio rosarino, después de cuatro años haciendo duras críticas y denuncias contra la gestión de Miguel Lifschitz, encabezó la lista de diputados provinciales.
En 2011 el justicialismo santafesino sufrió, tal vez, el peor resultado electoral de su historia en la provincia.
El socialista Antonio Bonfatti y el macrista Miguel del Sel pelearon voto a voto la gobernación, mientras que el peronismo quedó en un muy relegado tercer lugar. Sin embargo no todo estaba perdido, porque la lista de diputados que encabezó María Eugenia Bielsa arrasó en esa categoría con 581 mil voluntades contra muchas menos del Frente Progresista y el PRO.
Esa imagen de dirigente crítica de la política y del gasto político no sólo la ayudó a ganar sin problemas las internas del justicialismo, sino también en la general. Producto de ello resultó favorecido un mosaico sectores internos del PJ, una especie de masa heterogénea de 28 hombres y mujeres que representan a distintos jefes territoriales, que se vio beneficiado con una victoria que los llevó a sentarse en la Cámara de Diputados.
Ganó, y al otro día se autoproclamaba presidenta del cuerpo. En esos meses entre el resultado electoral y la fecha de asunción, 10 de diciembre, no pudo acordar con los sectores del justicialismo su pretensión. Creyó que los votos de la gente sólo le pertenecían a ella y eso le daba un hándicap.
Pero apenas logró tener un bloque de cinco miembros y formar un interbloque con el obeidismo y el perottismo, con dos diputados cada uno de esos sectores. Después votó en contra los proyectos donde se ponían en juego temas centrales: reforma tributaria, endeudamiento con Letras del Tesoro y ampliación presupuestaria, entre otras cosas.
De la mano del rossista Luis Rubeo, en cambio, el resto del justicialismo convalidó varios de esos proyectos –lo propio hizo el Senado– que el Ejecutivo plantó como “muy importantes” para garantizar la gobernabilidad.
Bielsa se limitó a las quejas y las críticas, a tal punto que en 13 meses como diputada nunca presentó un solo proyecto de ley de su autoría.
La ex vicegobernadora, de todas maneras, quiso decir su verdad. Y señaló que “Bonfatti eligió recorrer el camino del atajo” para llegar a acuerdos puntuales, que fue el “de la negociación espuria con los dirigentes más accesibles y complacientes de la oposición”. Todos entendieron lo mismo: se compraron voluntades políticas “bajo la pequeñez de la prebenda”.
El oficialismo prefirió no confrontar con María Eugenia Bielsa. Apenas si el gobernador y otros dirigentes manifestaron que se trata de una denuncia carente de sustento y producto de la interna peronista. El rossismo tampoco habló, lo hará mañana Agustín Rossi en la ciudad de Santa Fe cuando presente la Corriente Nacional de la Militancia. “No hay que pegarle para no engordarla”, dijo un aliado incondicional del Chivo.
“Atada de pies y manos”
El diputado Pablo di Bert es el principal referente que quedó en el bloque justicialista que hasta el miércoles comandaba María Eugenia Bielsa. A él lo acompañan Jorge Abello, Adriana Panella, Oscar Daniele. Después de lo ocurrido, tal vez viendo lo que pueda suceder en el futuro inmediato, otros dos legisladores están viendo si se suman a ese espacio: Miriam Cinalli (ex PRO) y Darío Vega (100% Santafesino).
“María Eugenia Bielsa renunció porque se sentía atada de pies y manos”, indicó Di Bert al explicar la renuncia de su jefa política. De todas formas, contó que ese sector seguirá trabajando con el interbloque del obeidismo (cuyo presidente es Mario Lacava) y del perottismo (a cargo de Roberto Mirabella). “No aceptaremos nada que esté fuera de la ley”, señaló.
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