A cuatro meses de haberse
anunciado un proyecto para reforzar la seguridad en los cementerios, el
vandalismo sigue reinando. Hay tumbas con las tapas rotas, destrozadas,
otras abiertas donde hasta se pueden ver los féretros, parcelas
totalmente descuidadas, vidrios por el suelo y es muy raro encontrar
algún herraje porque ya se los robaron a todos.
Además, hay sectores donde no quedaron ni las placas con los nombres de los muertos.
Desde la Dirección General de
Defunciones y Cementerios, el año pasado anunciaron que en enero se
estaría reforzando la seguridad y colocando ocho cámaras de
videovigiliancia. El subsecretario de Servicios Públicos, Diego Leone,
de quien dependen los cementerios reconoció ayer que "el personal
siempre será escaso para hacer el control de semejante predio", pero
comentó que "ya se están instalando cámaras en El Salvador". En este
marco, no supo asegurar cuándo se podría hacer este trabajo en La
Piedad.
El año pasado habían anunciado que se
colocarían cinco cámaras en dos puestos del predio de tres hectáreas que
ocupa La Piedad y otras tres en el acceso a El Salvador, cuya inversión
asciende a 875 mil pesos.
Mientras tanto, los cementerios parecen
tierra de nadie. El funcionario señaló la responsabilidad de los
ciudadanos por cuidar estos espacios y dijo que si bien "hay una persona
controlando la entrada nunca sabe si los concurrentes van a visitar a
un ser querido o a patear una tumba".
Tierra olvidada. El
cementerio La Piedad parece un rincón olvidado de la ciudad. Aunque hay
visitantes, llama la atención el descuido de los nichos. No es raro
encontrar tumbas con las tapas de mármol partidas en varios pedazos,
todos desparramados alrededor, e incluso varias que dejan ver los
cajones. Más aún, en muchas ya crecieron los yuyos.
Es muy difícil hallar herrajes o
manijas de bronce. Se pueden ver los lugares donde estaban, pero las
huellas dejan en claro que el robo y el vandalismo van de la mano.
De golpe, La Capital advirtió elementos llamativos en uno de los nichos: una petaca de bebida alcohólica y una bolsa de azúcar.
El panorama general se presenta
doloroso para los familiares que con tristeza recorren el lugar buscando
la tumba de un ser querido y, en muchas ocasiones, la encuentran
destrozada en el medio de este desolador paisaje.
Eso le sucedió a Daniel Bustos cuando fue a dejar unas flores a su padre.
"Meses atrás manos anónimas rompieron
la lápida con la intención de robar las argollas de bronce, rajándola y
dejando una parte expuesta a las inclemencias del tiempo" contó a
LaCapital .
El hombre volvió con su cuñado y la
arreglaron con cemento procurando dejarla prolija. Pero cuando regresó
el domingo pasado notó que volvieron a romperla, que había cruces
caídas, vidrios partidos, placas faltantes y, lo peor, ataúdes a la
vista.
Para colmo, Bustos comprobó que había
un solo vigilador en todo el predio. "Nos dijo que su función era cuidar
la puerta y, por lo tanto, no podía apartarse" sostuvo.
El hombre siguió sorprendiéndose al
escuchar por parte del personal de seguridad que "son frecuentes los
robos tanto de las tumbas como de los visitantes adentro del
cementerio".
Una simple recorrida de este diario
evidenció que el cementerio La Piedad parece tierra de nadie, que falta
seguridad y mantenimiento, y no se cumplió con lo prometido.
Atractivo
Más allá de la inseguridad y la falta
de mantenimiento que se vive en los cementerios de la ciudad, la
Municipalidad mantiene vigente el plan maestro para la mejora estética
de estos predios. El objetivo es que constituyan un atractivo turístico
más, como por ejemplo sucede con el de la Recoleta en la Capital
Federal.
el de granadero baigorria es otro donde se roban todo. Y no se hacen responsables. uno paga y paga la tasa y no tiene derecho a reclamo
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