En la semana que pasó se
acrecentaron las diferencias dentro de la central obrera. El moyanismo
ratificó las elecciones para el 12 de julio, mientras que la oposición
insistió con que tiene mayoría. La posible “batalla campal” y la jugada
para sacar a Barrionuevo.
Durante los últimos días, tanto el oficialismo como la oposición movieron sus fichas en el tablero cegetista, y ambos sectores se adjudicaron la capacidad para vencer en los comicios del 12 de julio.
El lunes, durante un almuerzo en la sede del sindicato de Textiles, Moyano reunió a representantes de unos 130 gremios, de los que, dijo, “son la mayoría”. Además, acusó al gobierno de Cristina Kirchner de “avanzar contra los derechos de los trabajadores”.
"No tenemos miedo, no nos van a correr con la vaina. No le tengo miedo a nadie, sólo a Dios", afirmó el titular de la CGT.
Pero la declaración política más fuerte de ese encuentro la hizo Gerónimo Venegas, hoy nuevamente alineado con Moyano. “Si no hay oposición, la CGT deberá asumir un rol protagónico”, disparó el titular de la Uatre, dejando en claro el perfil que adoptará la centra sindical en caso de que Moyano logre su tercera relección.
Mientras tanto, los opositores también tuvieron su cónclave. Fue en la sede de la Uocra, donde el nombre de Antonio Caló volvió a sonar con fuerza para competir por el secretariado general de la CGT.
“Moyano debe aceptar que no tiene la mayoría, y se lo vamos a demostrar”, desafió ese día el titular de los Gastronómicos, Luis Barrionuevo, quien todavía no pierde las esperanzas de que sea untriunvirato quien comande la central sindical a partir de julio.
De la Confederal de Moyano al llamado público a la unidad de la oposición
El miércoles, Hugo Moyano encabezó la reunión del Comité Central Confederal, donde reatificó el llamado a elecciones para el 12 de julio. Los opositores decidieron no asistir a ese encuentro, y optaron por publicar una solicitada en los principales medios gráficos del país, donde hicieron un “llamado a la unidad sindical”, aunque insistieron que cuentan con la mayoría de los votos.
"Estamos convencidos, con el compromiso y la responsabilidad de representar a la mayoría de los delegados congresales habilitados para elegir una nueva conducción de nuestra CGT, de que debemos agotar todas las instancias como garantes de la unidad del movimiento obrero, que nos contenga y nos incluya a todos", destacó la solicitada, que apareció horas antes de la reunión del Confederal
La misiva estuvo firmada por más de 70 gremios, entre los que se destacan Comercio, la UOM, la Uocra, Alimentación, La Fraternidad, UPCN, Sanidad, Gastronómicos, la UTA, Petroleros Privados y Mineros.
Claro que la firma que más llamó la atención fue la de los Peones de Taxis, el gremio que conduceOmar Viviani, quien hasta no hace mucho era uno de los dirigentes más cercanos al líder camionero.
Pero la respuesta de Moyano no se hizo esperar: durante el encuentro del Confederal, le dio la palabra a algunos representantes de 14 gremios que integran la oposición, y “chicaneó” con la tan mentada mayoría.
"Hablan de la unidad y no vienen al Consejo Directivo. Hablan de que tienen la inmensa mayoría y no vienen a discutir con la minoría", dijo el miércoles Moyano
La advertencia de Lescano y la "deuda" de Barrionuevo
Pero
la semana agitada de la central sindical continuó. El jueves, uno de
los máximos representantes del sector de los denominados “Gordos”, Oscar
Lescano, realizó un duro llamado de atención:
"Las elecciones en la CGT pueden ser una batalla campal",
señaló el titular del gremio de Luz y Fuerza, mientras que volvió a
respaldar a Caló. "Tiene capacidad, es un tipo inteligente y no tiene el
personalismo que tiene Moyano, que hace lo que se le antoja", declaró
el sindicalista.
Y
ese mismo jueves, el moyanismo echó a rodar la posibilidad de un
recurrir a la aplicación del estatuto cegetista para quitarle a la
oposición una buena cantidad de congresales, que terminaría por inclinar
la balanza a favor de Moyano.
La
jugada es clara: desde 2008, los 38 gremios que conforman la CGT Azul y
Blanca encabezada por Barrionuevo dejaron de pagar la cuota de
afiliación de la central obrera oficial, uno de los requisitos indispensables para poder participar de las elecciones.
Según
se calcula, un sindicato como el de Gastronómicos debería abonar una
cuota de 27 mil pesos mensuales, que multiplicado por los 4 años que
transcurrieron desde la fundación de la Azul y Blanca supondría una
deuda de al menos 1,3 millones de pesos.
En total la CGT Azul y Blanca aportaría unos 400 congresales al cónclave que se realizará en Ferro Carril Oeste en julio próximo,
sobre los 1.200 que dicen sumar los opositores a Moyano. Serían 2.000
los sindicalistas con derecho a voto, por lo que la jugada sería
determinante para definir la elección a favor de Moyano.
"Si no se paga la cuota, no se puede participar", dijo el "Momo" Venegas,
confirmando, al menos, la posibilidad de que el moyanismo utilice ese
recurso legal para acrecentar sus chances releccionistas.
A
poco más de un mes de las elecciones del 12 de julio, Moyano está
decidido a hacer valer su poder y conseguir su tercer mandato
consecutivo, mientras que la heterogénea oposición intenta consensuar un
nombre potable que pueda poner coto a las aspiraciones moyanistas.
Todo, en un escenario que parece dirigirse lenta e inevitablemente hacia
una fractura.
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