La firma Coyde se beneficia con
un contrato firmado en 2002 y abona el 1 por ciento de su facturación.
Por un local, el valor es mucho menor que el alquiler de un departamento
céntrico.
Menos, mucho menos que el
alquiler de un departamento. Eso es lo que paga al municipio el
concesionario de tres bares de la costa central por cada uno de los
locales. La firma Coyde —administradora de Quillagua, Focaccia y
Quitapena— abona apenas 3.500 pesos por los tres emprendimientos con
vista al río que se levantan en la zona del parque de España.
El convenio entre la Municipalidad y la
empresa venció en marzo de 2010. El acuerdo contemplaba una extensión
por tres años más, pero el Ejecutivo aún no emitió el decreto otorgando
la prórroga. "Al tema lo están evaluando los abogados del área
jurídica", explicó la directora del área de Concesiones del municipio,
Hilda Gontín, frente a la consulta de La Capital.
Mientras tanto, la empresa Coyde se
beneficia con el contrato firmado con el municipio en 2002, lo cual la
habilita a subalquilar los tres bares que extienden sus mesas sobre la
zona norte del parque España, a la altura de calle Entre Ríos, pagando a
la Municipalidad el 1 por ciento de su facturación mensual.
Según información a la que accedió este
diario, en diciembre pasado, Coyde abonó al municipio 3.500 pesos. Lo
que permitiría deducir que los alquileres de Quillagua, Focaccia y
Quitapena le representaron un ingreso de 350.000 pesos.
Un negocio redondo con un canon ínfimo
tanto si se lo compara con los precios del mercado inmobiliario, como
con los montos que pagan otros concesionarios de la misma zona (ver
página 4).
La herencia. La
relación entre la firma Coyde y el municipio tiene detrás una larga
historia. Es más, algunos funcionarios asienten que se trata de un
problema "heredado" de cuando el ex Ente Administrador de Bienes
Ferroviarios (Enabief) traspasó al municipio los terrenos y
construcciones que se extendían entre el río Paraná y Wheelwright, Entre
Ríos y Oroño, allá por 1999.
En ese momento, la empresa mantenía un
juicio con la ex Ferrocarriles Argentinos, en el que se discutía la
explotación comercial de un sector de esas tierras. De acuerdo al
archivo periodístico, Coyde alquilaba a los ferrocarriles el sector
comprendido entre Corrientes y España, donde funcionaban bares y canchas
de paddle. Sin embargo, el Enabief demandó a la firma ante el fuero
federal planteando la nulidad del último alquiler.
Y cuando el ente que administraba los
bienes ferroviarios cedió las tierras al municipio, le legó también el
pleito. La gestión del por entonces intendente Hermes Binner decidió
desistir de la batalla judicial y llegar a un acuerdo con Coyde.
Así, en 2002 se oficializó el convenio
con la firma habilitándola a explotar una héctarea del paseo ribereño,
de las siete que habían pactado con la ex Ferrocarriles Argentinos. El
predio contaba con tres locales: el antiguo bar Aux Deux Magots (ahora
Quillagua), otro sobre Wheelwright (donde funciona Focaccia) y una vieja
construcción ferrovaria (actualmente Quitapena).
El contrato se rubricó por ocho años, contemplando la alterantiva de extenderlo durante tres más.
"Fue el acuerdo al que se llegó en ese
momento. Hay que entender que la situación del país no era la actual y
tampoco el lugar era lo que es hoy, recién estábamos empezando a
descubrir la belleza que tiene la costa", advirtió la titular del área
de Concesiones del municipio.
—No obstante, ese convenio venció en 2010 ¿por qué se prorrogó?
—Eso lo están evaluando los abogados
del área jurídica. El Ejecutivo todavía no emitió el decreto otorgando
la prórroga. No sabemos qué va a pasar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario