Crece la tensión entre el gobernador del Chaco y su número dos, Juan Bacileff Ivanoff. Cómo sigue la relación.
La crisis entre el gobernador del Chaco, Jorge Capitanich, y
su vice, Juan Bacileff Ivanoff, se transformó en una de las novelas del
verano. Después de cuatro años gobernando la provincia, los primeros
cruces surgieron en diciembre, cuando el segundo no fue invitado al acto
de juramento en el cual asumían un nuevo mandato.
Ya en enero, Cristina Fernández de Kirchner aseguró en un acto que el
gobernador chaqueño no estaba porque decía que no podía dejar la
provincia en manos de su vice. “Le dio una excusa a la Presidenta y
nunca se imaginó que lo iba a decir al aire”, describe el vice. Y se
defiende: “Tuvimos conflicto cuando juramos. Se fue de vacaciones al
Caribe, se llevó el avión oficial sin avisarme, estuve a cargo del
Gobierno y no tuvo ningún inconveniente”.
—¿Cómo está la relación?
—Sigue igual. La relación institucional no corre ningún riesgo. Acá,
cada cual cumple su rol. Si se guía por las palabras de él, que va a
recortar poderes o pedir renuncias, son bravuconadas. Vienen de gente
inmadura. No puede decir eso, y menos ocupando la primera magistratura. A
mí me votó la misma gente que a él. Y el armado del frente en 2007 lo
hice yo, porque tengo mucha más experiencia política que él.
—Pero usted también lo trató de burro...
—En el fragor de las discusiones puede haber exabruptos. Uno puede decir
en lugar de burro, ignorante. Yo quise significar que él, como
contador, no puede desconocer que una reforma constitucional no tiene
validez para los que ejercen hoy el gobierno. Un gobernador que exprese
que va a coartar las facultades del vice tiene una actitud destituyente.
Eso puede ser sujeto de juicio político. Yo jamás atenté contra sus
facultades.
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