El entrenador dijo que no piensa renunciar, pero aclaró que “si no le encuentro la vuelta, me voy a casa”. Se hace totalmente responsable y agrega: “Los jugadores no tienen la culpa, adoro a este plantel”.
No hay que “demonizar” a Kudelka por la decisión que tomó respecto de la ausencia de Rosales. Es el técnico y tiene el derecho y el poder de elegir; después, esa decisión se podrá compartir o no, haciendo la salvedad que es fútbol y nadie puede asegurar que con Rosales la cosa hubiese sido diferente, ayer en barrio Alberdi. Sostengo que la presencia de Rosales, ayer y con cuatro amarillas, no implicaba correr un riesgo para que juegue el clásico. Un “10” se tiene que exacerbar y trasponer límites que habitualmente no traspasa para que sea amonestado. Pero Kudelka opinó distinto, no lo puso, lo reservó para el clásico y explicó los porqués, pero fue un poco más allá y, con tono enérgico y hasta pareciendo más inquieto que de costumbre, habló del presente del equipo y hasta de su futuro.
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