Hugo Elvio Bermúdez vive en Villa Tesei y tenía antecedentes por venta de drogas. Un testigo reservado lo señaló como el culpable. Su declaración.
Un presunto vendedor de drogas de San Martín se convirtió hoy en el sexto detenido en la investigación del caso de Candela Rodríguez, luego de que un testigo de identidad reservada aseveró que este sospechoso habría matado a la nena porque "se le fue la mano". El nuevo detenido se llama Hugo Elvio Bermúdez y su vivienda, también en la localidad bonaerense de Villa Tesei, fue allanada esta tarde por agentes y detectives de la Policía Bonaerense, en busca de más elementos que permitan esclarecer la investigación. Mientras tanto, el fiscal de Morón Marcelo Tavolaro indagaba hoy a los primeros detenidos, sobre quienes pesan diferentes acusaciones. Además, el ministro de Justicia y Seguridad bonaerense, Ricardo Casal, acudió hoy a la Cámara de Diputados provincial, donde informó sobre la marcha de la investigación, sin aportar novedades de importante ante los legisladores de todos los bloques que le habían cursado la invitación. Los más complicados en la causa son Gladys Mabel Cabrera (41), dueña de la casa Kiernan 992 de Villa Tesei en la que habría estado en cautiverio la nena de 11 años, y el carpintero Ramón Néstor Altamirano (55), quien vive sobre la calle Charrúas 1081, y supuestamente solo llevaba comida para el perro a la vivienda de su vecina. Estas casas están a cinco cuadras el lugar donde se halló el cadáver de Candela en la tarde del miércoles 31 de agosto y a unas 30 cuadras de la vivienda de la nena. El juez de Garantías de Morón Alfredo Meade explicó que sobre Gladys Cabrera y Ramón Altamirano pesa el cargo de "homicidio agravado por el concurso premeditado", al considerarlos supuestos partícipes necesarios. Los otros tres detenidos enfrentan la imputación de "encubrimiento agravado": se trata del carpintero Gustavo Damián Valenzuela (44), el tornero Alfredo Monteros (36) y su padre (75), de igual nombre y oficio, relacionados con una camioneta Trafic similar a la que se habría utilizado para arrojar el cadáver de Candela el miércoles 31 de agosto a un costado de la Autopista del Oeste, en Hurlingham. Fue un testigo de identidad de reservada -cuya declaración, no obstante, trascendió ante los medios periodísticos y que deja claro que era del barrio donde ocurrió todo- quien aportó en las últimas horas detalles sobre movimientos de la presunta banda y permitió la nueva detención de quien se trata de determinar si fue autor material del homicidio. Puntualmente, el testigo clave dijo que el carpintero Altamirano, junto a su esposa y un sobrino, se llevaron a la nena en un auto VW Gol azul cuando el lunes 22 Candela estaba esperando a sus amigas en la esquina de su casa y "no fue por la fuerza". La declaración coincide con la hipótesis de que Candela conocía a sus captores, ya que no le encontraron muestras de violencia física más allá de la asfixia que le provocó la muerte. Precisó que a la nena le prometieron darle "ropa y comida", que la llevaron a la casa de la calle Charrúas 1081 y que en la noche del martes 23 se escucharon algunos gritos pidiendo "ayuda" y la frenada de un auto. El testigo afirmó además que el miércoles 24 vio en esa casa a Altamirano y la esposa -que supuestamente estaba de viaje-, mientras "se escuchaba que se movían las mesas". Habló además que vio a la nena en plena calle cuando todos la buscaban y de supuestos rasguños en las paredes. El hombre dio más detalles y nombres y añadió que en esa casa que fue pintada de rosa vio al último sospechoso detenido -Hugo- al que definió como "un transa del barrio", o sea un supuesto vendedor de drogas. Por esos días, dijo el testigo, Hugo "desapareció del barrio porque tenía miedo", mientras que durante el fin de semana previo a la aparición del cadáver de Candela "el Gol azul daba vueltas por la zona". "Se comenta en el barrio que Hugo fue el que la mató, que se le fue la mano. Él conocía a la familia, a Candela y tenía problemas con ellos", trascendió de la declaración. Más allá de estas declaraciones, el juez Meade admitió hoy que el móvil del crimen de Candela Sol Rodríguez "es el gran misterio" y advirtió que "sería una imprudencia" establecer las causas del hecho. También negó que haya sido "plantado" el vaso que se encontró en una casa donde se obtuvieron muestras de ADN de la nena de 11 años, en Villa Tesei, en la que habría estado cautiva, y afirmó que "lo que encontraron" allí "resulta suficiente para tomar la decisión que se tomó" con los cinco detenidos. "El móvil todavía no se logra establecer, apostar por uno y desechar otro sería una imprudencia", sostuvo el magistrado, quien ayer imputó a cinco sospechosos por el caso con distintas calificaciones. En declaraciones a varias radios y canales de noticias, Meade estimó que "ha habido un error en la limpieza" en la casa donde presuntamente fue mantenida en cautiverio de Candela al haberse encontrado después un vaso con rastros de su ADN.
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