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domingo, 4 de septiembre de 2011

NACIONALES...Candela: el fiscal del caso reconoce que el "expediente es inútil"

Federico Nieva Woodgate asegura que “no todas las fuentes” que tiene la causa “son confiables” y que la resolución del crimen es “muy compleja”.

Candela: el fiscal del caso reconoce que el

La causa que investiga el brutal asesinato de Candela Rodríguez navega sobre un mar de dudas. En las más de 20 mil fojas que tiene el voluminoso expediente judicial que se tramita en los tribunales de Morón todavía no aparecen nombres de sospechosos, y hasta el momento la única prueba real e irrefutable es que la nena de 11 años fue estrangulada siete días después de haber sido secuestrada en Villa Tesei.
A 72 horas de la aparición del cuerpo, los investigadores del caso cruzan datos de las pistas que surgieron a lo largo de un trabajo que lleva doce jornadas. Pero hasta el momento no tienen un indicio firme sobre el o los presuntos homicidas.
“La mayoría de las fojas del expediente son inútiles”, confiesa a PERFIL el fiscal general Federico Nieva Woodgate. En el mismo tono, otra fuente judicial con acceso al expediente confirma que no hubo grandes avances: “Estamos igual que cuando empezamos: matando víboras, como dice la Policía”.
En el terreno de las suposiciones, todas las teorías que aparecieron en la mesa de discusión el primer día siguen siendo analizadas con la misma rigurosidad, otro indicador que revela que no hubo grandes avances.
Además, los cientos de operativos realizados antes y después del asesinato no aportaron absolutamente nada. Sin ir más lejos, el sitio dónde estuvo cautiva Candela sigue siendo un misterio tan grande como su inesperada muerte. “Seguimos tirando la soga para ver hasta dónde llega, puede que tenga veinte metros o doscientos kilómetros. No lo sabemos”, explica la misma fuente.
Desde la Policía bonaerense, que formó un comité de crisis para investigar a fondo el caso, el mensaje que llega es similar.
“Todas las hipótesis son válidas”, responde a PERFIL un jefe policial, pero acota rápido que ninguna “es tan fuerte” como para encaminar una investigación que no es tan sencilla como parece: “Se analizaron todas las pistas que fueron apareciendo, pero la verdad es que hasta el momento no tenemos nada”.
Las fuentes coinciden en que la repercusión mediática que tuvo el caso complicó la investigación, porque en el camino recibieron centenares de versiones que tuvieron que atender y terminaron desviando el objetivo central, que era rescatar con vida a Candela. “Ahora los pasos son más medidos porque no tenemos la urgencia de encontrar a alguien con vida”, reconoce a PERFIL uno de los voceros judiciales.
Sin embargo, el hallazgo del cuerpo generó una fuerte presión que se convirtió en tono de amenaza y que partió desde el Gobierno bonaerense. La orden que bajó el ministro de Seguridad y Justicia, Ricardo Casal, fue clara: que la cúpula policial responda y encuentre a un culpable con nombre y apellido antes de mañana.
Ayer a última hora el gobierno provincial subió la recompensa de 100 a 400 mil pesos para quien aporte datos.

Las pistas. En el borrador de los detectives se superponen nombres, prontuarios, números, teléfonos y direcciones. Las distintas hipótesis de trabajo hablan de un móvil sexual, un ajuste de cuentas o una red de pedofilia. Pero también plantean una cuenta pendiente por una deuda impaga y hasta una interna narco. “Es un caso complejo y difícil porque todas las hipótesis son posibles y no todas las fuentes son confiables. Tenemos que llegar al final de la cuerda”, explica a este diario el fiscal Nieva Woodgate.
Lo llamativo es que entre los investigadores existen dos visiones contrapuestas sobre lo que le pudo haber pasado a Candela. Desde la Justicia se inclinan a pensar que el caso se ajusta más a un móvil sexual y destacan que la operación de autopsia (la única prueba real que figura en el expediente) refuerza esta teoría. Entre otras cosas, afirman que el informe forense revela que la nena conocía a su agresor. De esa manera explican por qué el cuerpo no presentaba signos de ataduras ni mordazas.
La data de la muerte indica que la víctima estuvo en contacto con sus captores siete días antes de ser asesinada. Durante ese período el o los captores no ejercieron ningún tipo de violencia física sobre ella. Y ni siquiera necesitaron vendarle los ojos o amordazarla para evitar que gritara pidiendo auxilio.
Con el mismo tenor, las distintas fuentes policiales consultadas resaltan el perfil de la familia y entienden que la clave pasa por investigar a los enemigos del padre de la nena. Según una versión difundida ayer por la agencia Noticias Argentinas, el crimen de Candela habría sido cometido en el marco de una venganza por un secuestro extorsivo que supuestamente cometió la banda que integraba Alfredo Rodríguez.
La sospecha, atribuida a voceros de la Bonaerense, indica que el padre de la supuesta víctima –jefe de una organización narco– juró vengarse, anunciando se desquitaría con los hijos de cada uno de los responsables.
Para Nieva Woodgate el esclarecimiento del caso no será fácil: “Estamos teniendo una enorme dedicación del poder judicial y policial para dar con los autores. Y que los resultados no estén apareciendo es porque lleva tiempo y porque el caso es muy complejo”.

Entre el dolor y el espanto.
Cerca de un centenar de personas pasaron ayer por la tumba de Candela en el Cementerio Parque de Hurlingham. No son familiares directos ni tampoco amigos. Pero la lloran como si lo fueran. Como dice el cartel que está junto a un ramo de flores sienten que “Candela es de todos”.
Hay quienes fueron directamente a dejarle unas flores o que pasaron después de visitar a algún familiar. “Candela es hija de todos. Deseo desde lo más profundo de mi corazón que se haga justicia para que quienes hicieron esto, así como tuvieron el coraje de asesinarla, tengan el coraje de cumplir con el castigo que se merecen”, dice a PERFIL una mujer.
Hombres, mujeres, niños y adolescentes pasaron por el lugar. “Vine a traerle flores a mi papá pero me guardé una para dejársela a Candela. Todavía no puedo creer lo que le pasó y la forma en que la mataron. Ojalá que el que hizo esto pague realmente y encuentren a los culpables”, dice conmovida una señora.
Segundos después un hombre solitario va directo hacia el lugar donde están los restos de Candela. Se saca la gorra, se persigna y le deja un clavel. “Le traje una flor a un ángel que no se merecía morir”, cuenta.
Más tarde una nena de seis años corre directo a la tumba para dejarle su osito preferido. “Mi hija pedía venir al cementerio para regalarle a Candela su osito, el mismo que nunca suelta”, cuenta su mamá con lágrimas en los ojos.

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