Mientras se recupera de la fractura del peroné derecho sufrida ante Lanús por la liguilla Pre Sudamericana, el joven oriundo de Gobernador Castro aseguró que "fue un gran año".
La Capital |
Gabriel Báez atendió el llamado desde su cama, donde se encontraba mirando televisión. “Ya no sé qué hacer”, dijo el defensor, operado el 28 de noviembre de la fractura en el peroné derecho. Pese a que las horas se le hacen largas, a causa de esa fatídica jugada que sufrió contra Lanús, por la serie semifinal de la liguilla Pre Sudamericana, igual se lo escucha sereno. Es que en el balance personal “fue un gran año” porque “me tocó debutar en primera” y porque más allá de la lesión, este presente contrasta con el de un año atrás cuando pensó dejar el fútbol y “hasta había regalado los botines”.
Desde Gobernador Castro, localidad bonaerense ubicada a más de 100 kilómetros de Rosario, donde Báez nació y está haciendo reposo, el marcador izquierdo contó que desde el mismo momento en que salió del campo de juego de Lanús “presentía algo malo”. Y no se equivocó. “Sentí un ruido como nunca antes”, recordó sobre la acción que le ocasionó la fractura.
Báez sobrelleva este obstáculo en su incipiente carrera con el respaldo de la “familia, novia y amigos”. No son los únicos. “Todos los del plantel me mandaron mensajes, Jorge Priotti (ayudante del DT) me visitó en la clínica y Bernardi también me dijo que me quede tranquilo”, contó el defensor, que el sábado estará en Rosario para que le retiren el yeso y tendrá dos meses de recuperación.
“Nunca había tenido un lesión tan seria”, dijo el futbolista, aunque la fractura no opacó “un gran año” en el que “pasaron un montón de cosas”. Entre ellas destacó que le “tocó debutar en primera” y que pudo firmar su “primer contrato”, algo que le “permite ayudar” a su familia.
Llegar hasta donde lo hizo “fue muy difícil”, sostuvo el jugador. “A los 15 años fui a Rosario para jugar en las inferiores de Newell’s y se hizo duro. Ahora veo el beneficio de todo el esfuerzo que hice, lo disfruto”, expresó, antes de contar que estuvo cerca de alejarse de la actividad profesional.
“Yo dejé el fútbol en octubre del año pasado. Estaba un poco cansado y no quería jugar más. Volví a Gobernador Castro y pasé allá las fiestas. Hasta había regalado los botines”, contó.
Fue un breve lapso. Porque a comienzos de este año se encontraba otra vez en Newell’s. Fueron varios los que lo ayudaron a cambiar de idea. “Mis viejos y un tío me hablaron mucho. Ellos veían que yo podía jugar. Me dijeron por qué no iba a probar de vuelta, que ellos me bancaban. También me llamó el profe Ariel Palena (de las inferiores de Newell’s) y Ricardo Johansen (entrenador de la reserva). El fue quien me dijo: «Tenés que ponerte en estado y vas a jugar, ya conozco como jugás». Me tuvieron 20 días corriendo y después empecé a darle a la pelota”, recordó Báez.
“En la primera fecha no me citó, en la segunda fui al banco y en la tercera ya estaba de titular. Así seguí hasta que debuté en primera en la cancha de Boca”, el 7 de junio en la derrota por 4-0, con Carlos Picerni como DT interino, recordó Báez.
Hoy, este joven que hasta los 18 años vivió en la pensión del club antes de mudarse a un departamento, y que casi larga el fútbol, espera recuperarse para volver a jugar.
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