El Sabalero y el Pirata cordobés juegan este sábado desde las 17 con el arbitraje de Fernando Echenique. Llama jugará desde el comienzo en Colón. Zielinski confirmó a Prediger, recuperado de un golpe.
El Litoral |
Muchos lo ven a Colón como un convidado de piedra en esta definición por entrar en la Copa. Pero el fútbol es así. Un equipo sufriente durante casi todo el año, que se salvó del descenso en la penúltima fecha, que tuvo una sumatoria de puntos sensiblemente inferior a sus rivales en esta Liguilla, está ahí, en franco ascenso futbolístico y cerca del objetivo. Molesta al resto esa diferencia importante, como por ejemplo los 17 puntos que separaron en la fase regular del torneo, a Belgrano de Colón. Pero el reglamento es ese, fue aceptado por todos los clubes, lo vieron en su momento como una buena opción de pelear por algo hasta el final y estaba escrito que esto podía pasar.
Hoy, las diferencias deportivas entre Belgrano y Colón no deben ser tan amplias como la cantidad de puntos que los separaron en la fase regular del torneo. Ya el antecedente de hace pocas semanas lo demuestra: Colón perdió como local ante Belgrano por la mínima diferencia, en un partido en el cuál los cordobeses no justificaron en plenitud esa victoria.
La realidad de Colón es muy distinta a la que preocupaba en demasía a su gente antes del primer clásico. Inclusive, luego también, porque precisamente Belgrano y Quilmes fueron los partidos que estuvieron en medio de los dos cotejos con Unión, y en ambos partidos, Colón perdió.
Colón llega bien, en alza, con un funcionamiento muy distinto a la de hace siete u ocho partidos, con mucho gol (convirtió 12 en 4 partidos), con cuatro triunfos al hilo y, lo más importante, con un envión anímico que lo ubica en la plenitud de sus posibilidades. Belgrano, en cambio, perdió por goleada con Independiente, y si bien la sumatoria de puntos y la campaña que hizo el equipo de Zielinski lo pone en un nivel distinto de productividad, siempre se dice que el fútbol “son momentos”, y el actual, es un momento de bonanza para Colón. Sin ningún tipo de dudas.
Será un partido con dos equipos que tienen buenos jugadores en la mitad de la cancha. Colón creció al influjo de la acumulación de futbolistas de buen pie (Guanca, Ledesma, Sperdutti, Llama y Alan Ruiz), mientras que Belgrano tiene a Rigoni, Prediger, el propio Velázquez y Zelarayán, más la buena técnica de “Cuqui” Márquez para manejar la pelota. De todos modos, Belgrano es un equipo que posiblemente salga a esperar, cediéndole el protagonismo a Colón. Es la estrategia que muchas veces usó Zielinski y le dio resultados, sin que el objetivo sea el de defenderse ni meterse atrás. Pero lejos está Belgrano —eso se cree— de presumir que su objetivo será el de presionarlo a Colón en su terreno y encajonarlo contra el área de Broun.
Recuperados Prediger y Llama, ninguno de los dos entrenadores (en ellos radican también las diferencias que hay entre los dos equipos en cuanto a la concepción futbolera) tuvo demasiados problemas para armar los equipos. Franco pone la base titular de este buen momento, mientras que a Zielinski sólo le faltará “Chiqui” Pérez, un jugador importante no sólo por marca y temperamento, sino también por buen juego aéreo en el las inmediaciones del arco adversario.
Todo lo que le llegó a Colón después de la victoria y salvación en Mendoza, le vino de arriba, fue un regalo que para muchos resultó inesperado. Hoy, la realidad indica que este equipo que hace dos o tres semanas peleaba el descenso, ahora está a un paso de entrar en otra copa internacional. Creer o reventar, son las cosas del fútbol.
Hoy, las diferencias deportivas entre Belgrano y Colón no deben ser tan amplias como la cantidad de puntos que los separaron en la fase regular del torneo. Ya el antecedente de hace pocas semanas lo demuestra: Colón perdió como local ante Belgrano por la mínima diferencia, en un partido en el cuál los cordobeses no justificaron en plenitud esa victoria.
La realidad de Colón es muy distinta a la que preocupaba en demasía a su gente antes del primer clásico. Inclusive, luego también, porque precisamente Belgrano y Quilmes fueron los partidos que estuvieron en medio de los dos cotejos con Unión, y en ambos partidos, Colón perdió.
Colón llega bien, en alza, con un funcionamiento muy distinto a la de hace siete u ocho partidos, con mucho gol (convirtió 12 en 4 partidos), con cuatro triunfos al hilo y, lo más importante, con un envión anímico que lo ubica en la plenitud de sus posibilidades. Belgrano, en cambio, perdió por goleada con Independiente, y si bien la sumatoria de puntos y la campaña que hizo el equipo de Zielinski lo pone en un nivel distinto de productividad, siempre se dice que el fútbol “son momentos”, y el actual, es un momento de bonanza para Colón. Sin ningún tipo de dudas.
Será un partido con dos equipos que tienen buenos jugadores en la mitad de la cancha. Colón creció al influjo de la acumulación de futbolistas de buen pie (Guanca, Ledesma, Sperdutti, Llama y Alan Ruiz), mientras que Belgrano tiene a Rigoni, Prediger, el propio Velázquez y Zelarayán, más la buena técnica de “Cuqui” Márquez para manejar la pelota. De todos modos, Belgrano es un equipo que posiblemente salga a esperar, cediéndole el protagonismo a Colón. Es la estrategia que muchas veces usó Zielinski y le dio resultados, sin que el objetivo sea el de defenderse ni meterse atrás. Pero lejos está Belgrano —eso se cree— de presumir que su objetivo será el de presionarlo a Colón en su terreno y encajonarlo contra el área de Broun.
Recuperados Prediger y Llama, ninguno de los dos entrenadores (en ellos radican también las diferencias que hay entre los dos equipos en cuanto a la concepción futbolera) tuvo demasiados problemas para armar los equipos. Franco pone la base titular de este buen momento, mientras que a Zielinski sólo le faltará “Chiqui” Pérez, un jugador importante no sólo por marca y temperamento, sino también por buen juego aéreo en el las inmediaciones del arco adversario.
Todo lo que le llegó a Colón después de la victoria y salvación en Mendoza, le vino de arriba, fue un regalo que para muchos resultó inesperado. Hoy, la realidad indica que este equipo que hace dos o tres semanas peleaba el descenso, ahora está a un paso de entrar en otra copa internacional. Creer o reventar, son las cosas del fútbol.
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