Una misión de egiptólogos españoles ha hallado intactos el sarcófago y la momia de Anj-ef-Jonsu, un sacerdote del todopoderoso Amón-Ra en una tumba
De excepción. El sarcófago está construido en madera y yeso. El exterior representa los rasgos del difunto.
Una misión de egiptólogos españoles ha hallado intactos el sarcófago y la momia de Anj-ef-Jonsu, un sacerdote del todopoderoso Amón-Ra en una tumba horadada en la piedra de la ribera occidental de Luxor, donde los restos permanecieron ocultos bajo las arenas de la antigua Tebas.
“Lo encontramos en un sepulcro cubierto por unas losas de piedra aparejadas, una práctica muy poco común entre los egipcios tradicionales”, explicó al diario español El Mundo Francisco Martín Valentín, quien dirige junto a Teresa Bedman la expedición que desde 2009 investiga la tumba del visir Amenhotep Huy —gobernador de Amenhotep III (1387-1348 a.C.)— en la necrópolis de Asasif, en las inmediaciones del templo de Hatshepsut.
Anj-ef-Jonsu fue identificado a partir de un sarcófago que la tierra del Alto Egipto ha conservado bastante bien. “Tiene dos títulos, padre divino y Uab, sacerdote puro de Amon Ra. Ejercía el cargo de escriba de las ofrendas de Amón-Ra en el templo de Karnak. Pertenecía al cuerpo de funcionarios que controlaba la entrada y salida de los elementos necesarios para el culto como los cereales, el ganado o la cerveza que procedían de los dominios de Amón”, explicó el experto.
La tumba del noble fue analizada el miércoles 18 durante las tareas de excavación de la expedición española pero fue este jueves cuando las autoridades egipcias, con la pompa pertinente, observaron por primera vez los restos. “De repente dimos con las losas y vimos que estaban huecas. Las retiramos y nos topamos con el sarcófago. Fue magnífico. Tiene una decoración muy fina, colorida y muy bien conservada”, precisó Martín Valentín. Anj-ef-Jonsu habitó Tebas durante la dinastía XXII (hacia el 900 a.C.) en una época de gran religiosidad. “Tebas —dice el egiptólogo— se había convertido en un Estado teocrático. Quienes disfrutaban de cierto poder eran miembros del credo. Las mujeres eran cantantes de Amón y los hombres eran sacerdotes que vivían a expensas de Amón Ra”.
El ministro egipcio de Antigüedades Mamduh al Damati asistió el jueves a la apertura del enterratorio. El máximo responsable del patrimonio egipcio destacó las “excelentes condiciones” del ataúd, característico de la dinastía XXII y construido en madera y yeso. El exterior representa los rasgos faciales del difunto con peluca, barba y corona de flores. Un collar decora su pecho y sus manos sostienen unas flores de papiro. Textos jeroglíficos y escenas en las que el fallecido aparece orando ante Osiris, Nefertem, Anubis y Hathor completan la pieza.
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