En el trabajo la convivencia genera un ambiente propicio para que surjan relaciones entre compañeros o con superiores. Cuáles son los pros y los contras. Qué dice la ley laboral
En Argentina, la mayoría de los empleados pasan casi un tercio de su día en el trabajo –aproximadamente 40 horas semanales– y entre los proyectos en equipo, la hora del almuerzo, las fiestas de la empresa, los after-office, viajes de negocios o jornadas fuera de la oficina, se suelen dar charlas y acercamientos personales que pueden llevar a una atracción sentimental.
En muchas empresas, más del 60% del staff son jóvenes y además solteros, una situación que aumenta significativamente la probabilidad de que se den relaciones amorosas, según datos de la consultora de trabajo Sesa Select.
Además, según el sitio de búsquedas laborales de Estados Unidos CareerBuilder.com, cuatro de cada diez trabajadores tendrán un amorío con un/a compañero/a de trabajo en algún punto de sus carreras. En este sentido, surgen muchas preguntas sobre cuánto puede perjudicar a la empresa una relación dentro del ámbito laboral y sobre si debe mantenerse oculta o no (aunque el 65% de los que han mantenido relaciones amorosas en el ámbito laboral dice haber confesado el noviazgo frente a sus colegas).
Según destaca el sitio Eme de Mujer, al inicio de una relación en el trabajo, como en todas, no se suele comprender totalmente el tipo de situación en la que se ven involucrados o las consecuencias que puede acarrear. Las personas que inician un romance de oficina, son responsables de sus actos y deben tomar la iniciativa de comunicar lo que ocurre a quien corresponda. "No es una buena idea no actuar porque se compromete a los que los rodean", remarcan.
Confesar o no el romance depende mayormente de la política que adopte la empresa en este tema y de las condiciones de la relación. En algunos casos, puede ocurrir que los involucrados estén casados o en pareja y en consecuencia se oculta. Otra situación complicada puede presentarse cuando se dan vínculos amorosos entre un/a jefe/a y un/a subordinado/a porque puede generar sospechas de "favoritismos" o parejas entre áreas sensibles (un contable y un auditor) o con alguien externo relacionado a la empresa (proveedores, clientes o competidores).
A pesar de que hay opiniones encontradas, los especialistas suelen recomendar que no se prohíban estas relaciones para no empujarlas a la clandestinidad afectando así el clima laboral.
Una "relación positiva" hace que las personas trabajen motivadas y transmitan energía al resto del equipo. Pero por otro lado, si la pareja se separa o tiene problemas, se torna difícil no trasladarlos al funcionamiento del equipo. En este caso, se dan cambios en el ritmo de trabajo y se toman decisiones drásticas como la renuncia voluntaria, pedidos de reubicación o despido.
Qué dice la ley
Las reglamentaciones intentan evitar tanto situaciones de connivencia como de competencia entre empleados, principalmente para evitar un desorden en el equipo al que pertenezcan. Aunque no es lo ideal prohibirlas, las empresas deberían fijar lineamientos y códigos de ética que rijan el comportamiento interno para definir claramente cuáles son las medidas a tomar. Esta claridad en las reglas sirve para que la pareja opte por blanquear la relación.
Sin embargo, el valor de estos reglamentos es sólo ser "condicionantes" ya que no tienen fuerza legal para ganar un juicio si la empresa decide cambiar las condiciones laborales de la pareja. Aunque el artículo 66 de la Ley de Contrato de Trabajo estipula que eso está permitido, no se puede desde ningún punto de vista alterar irrazonablemente los términos del contrato de trabajo como la remuneración, la categoría laboral o las tareas.
En caso de que se vieran transgredidas las condiciones laborales acordadas, puede considerarse como "despido sin causa". Además, legalmente una relación afectiva no puede ser causal de despido porque pertenece al ámbito privado y es probable que los damnificados inicien acciones legales contra la compañía.
Fuente: Infobae
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