El peor de los finales esperados. Alrededor de las 4 de la tarde, tres jóvenes vieron junto al muelle de la zona franca de Bolivia un cuerpo en el Paraná y dieron aviso a Prefectura Naval. El cuerpo fue trasladado al Instituto Médico Legal y pudo ser indentificado por los familiares de Escobar que había desaparecido el 14 de este mes, después de ser visto por última vez en el boliche La Tienda. Crecen las sospechas por el caso.
La Capital |
Fue el peor de los finales esperados. Tras una semana de búsqueda, Gerardo Pichón Escobar fue encontrado sin vida. Alrededor de las 4 de la tarde, tres jóvenes vieron junto al muelle de la zona franca de Bolivia un cuerpo en el Paraná y dieron aviso a Prefectura Naval. Dos horas más tarde se confirmó que se trataba del empleado municipal de 23 años cuyo rastro se había perdido la madrugada del viernes 14 de agosto cuando salió de un boliche de Tucumán al 1100. Los prefectos que sacaron el cuerpo del lecho del río y los forenses que lo revisaron no pudieron observar si el cadáver presentaba golpes o heridas de armas blancas o de fuego. En los bolsillos del pantalón aún tenía mil pesos, su propio teléfono celular, una cadenita de oro y un documento. La hermana y una prima reconocieron a Gerardo en el Instituto Médico Legal, donde la autopsia confirmó la ausencia de heridas de armas.
Apenas pasadas las 16, tres muchachos que estaban pescando en un lugar no permitido avisaron del hallazgo del cuerpo y la noticia ganó la calle rápidamente. Minutos después personal de Prefectura, la policía provincial y seis fiscales llegaron al muelle que se erige en avenida Belgrano, a la altura de calle 3 de Febrero y frente al parque Urquiza. Desde la costa observaron el cuerpo y extraoficialmente se supo que vestía una camisa negra y un jean bordó como los que llevaba Gerardo hace una semana.
El hallazgo y el misterio que lo rodea trajo a la memoria la desaparición de Franco Casco en octubre del año pasado (ver aparte). Será la fiscal Marisol Fabbro quien deba echar luz sobre lo ocurrido, la misma que a última hora de la tarde de ayer ordenó la realización de la autopsia. Al respecto, trascendió que el cuerpo estaba "muy hinchado y vestido", según dijo a La Capital un testigo del rescate. Y en esas ropas estaban las pertenencias del joven.
Lo que llamó la atención de los uniformados y de los fiscales y que la autopsia confirmó al cierre de esta edición es que el cuerpo de Gerardo "no presenta cortes, balazos o golpes deformantes", según admitió una fuente. Por lo que el motivo del deceso sólo se conocerá cuando estén los resultados de exámanes complementarios.
Un mar de dolor. Al atardecer, las puertas del Instituto Médico Legal se convirtieron en el lugar de encuentro de los compañeros y amigos de Gerardo. Varios de ellos habían estado junto a los pesquisas en la zona donde hallaron el cadáver, pero ahora todo eran lágrimas y el fin de las esperanzas.
Jessica, una compañera de Escobar durante los años de estudio en la Escuela de Jardinería Municipal, contó entre lágrimas que Pichón "se ocupaba de que las rotondas de Rosario tuvieran flores, trabajaba también de vez en cuando con el almanaque floral del parque Independencia, era una gran persona". De a uno, en grupos, abrazados; amigos y compañeros escucharon la confirmación de que el cuerpo era el de Gerardo y se retiraban a un costado a lagrimear, a avisar a otros compañeros la noticia y a intentar entender el fin de su amigo.
La salida. La historia comenzó la madrugada del viernes 14. Gerardo salió del boliche La Tienda a las 5.45 de ese día y a partir de ese momento nada más se supo de él. En la semana se realizaron unos diez allanamientos, los últimos ayer por la mañana, y se secuestraron celulares que están siendo peritados.
Gerardo tenía 23 años y era jefe de una cuadrilla de la Dirección de Parques y Paseos de la Municipalidad. El jueves 13, según contó un amigo, estuvo en el casino donde ganó unos 5 mil pesos. Tras ello compró pilchas en un comercio del complejo City Center y se fue a su casa. Tras ducharse y cambiarse volvió a salir con sus amigos. Primero estuvo en el cantobar Bogart, de Santa Fe y Presidente Roca; y luego en La Tienda, de Tucumán al 1100, donde un video lo muestra saliendo junto a otos muchachos.
Una versión dice que tras un inconveniente en la esquina del boliche habría sido golpeado por un patovica. "El loco estaba adentro, había como 30 personas. Cuando nos vamos sale con nosotros", señaló un testigo que, anónimamente, se comunicó con allegados de Escobar. El muchacho dijo creer que Gerardo rompió el espejo retrovisor de un auto estacionado, por lo que uno de los patovicas se le acercó. "Lo corre y a la otra cuadra lo tira al piso y le pega una patada. El loco se va corriendo", detalló esa llamada anónima.
Los amigos de Gerardo también explicaron que a partir de una aplicación ubicaron el celular de su amigo en Vera Mujica y Uruguay, muy cerca de donde reside el policía que cumplía servicios adicionales en La Tienda la madrugada en la que desapareció el joven. El lugar fue allanado pero no se hallaron indicios ni el celular que ayer finalmente apareció entre las pertenencias de Escobar durante la autopsia.
Incluso un chofer de la línea 103 declaró haber llevado al joven desde el centro hasta 27 de Febrero y Paraguay a las 6 de la mañana de aquel viernes, pero las cámaras de esa zona no lo registraron cuando bajó del micro.
Desde aquella madrugada todo fue incertidumbre, la que llegó a su fin ayer a la tarde y de la peor manera esperada.
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