Sucedió en paralelo a la salida al aire de un spot del Partido de los Trabajadores que la Presidente protagonizó junto a Lula da Silva. La protesta multitudinaria incluyó pedidos para que abandonen el poder.
Infobae |
Los brasileños protagonizaron una ola de cacerolazos en las principales ciudades del país, en forma paralela al lanzamiento del spot institucional del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) en el que participaron la presidente Dilma Rousseff junto al ex mandatario Luiz Inácio Lula da Silva.
Cacerolas, petardos, cornetas y gritos de "Fuera Dilma" se oyeron en Sao Paulo, Río de Janeiro, Belo Horizonte, Brasilia, Recife, Salvador, Florianópolis y otras grandes ciudades del paísdurante los diez minutos que duró el programa del PT, transmitido en cadena nacional de radio y televisión.
Las manifestaciones fueron convocadas porgrupos opositores que protestan por la delicada situación de la economía nacional, que se calcula que este año se contraerá al menos un 1,5 %, y sobre todo por el escándalo de corrupción en Petrobras, al que ni Rousseff ni Lula hicieron alusión alguna durante el espacio televisivo.
En el programa, Rousseff reconoció que el país pasa por serias dificultades y que "hay brasileños que están sufriendo", pero aún así intentó transmitir esperanza en el futuro.
"Estamos en un año de travesía y esa travesía va a llevar al país a un lugar mejor. Estamos actualizando las bases de la economía y vamos a volver a crecer con todo nuestro potencial, con los precios bajando, el empleo en alta y con salud y educación de mas calidad", declaró.
"Sé que muchas cosas tienen que mejorar, pero vamos a salir de esto", insistió Rousseff, quien alertó que sabe "soportar presiones y hasta injusticias".
Lula, por su parte, también admitió que "la situación no está fácil y que la crisis ya llegó a nuestras casas", pero garantizó que esta "no es la peor crisis" por la que ha pasado el país.
El presentador del programa pidió a los brasileños escoger entre el camino del "pesimismo", del cual sugirió que es el ofrecido por la oposición, o el de la "esperanza" que representa un Gobierno que "ya probó que puede hacer avanzar al país".
Además de intensos "cacerolazos", abucheos y bocinazos, la irritación pública también incluyó insultos a la mandataria y pedidos de que el PT abandone el poder.
La protesta se produjo en una jornada ya crítica para la máxima dirigente del país. Los resultados de un sondeo de la encuestadora Datafolha divulgados el mismo día revelaron que el rechazo a su gobierno llega a 71%.
"Dilma, de esta forma, pasa a ser la presidente con la peor tasa de popularidad entre todos los electos directamente desde la redemocratización", destacó el sitio web del diarioFolha de Sao Paulo, que pertenece al mismo grupo de Datafolha.
Rousseff asumió la presidencia de Brasil por segunda vez en enero de este año en un escenario lleno de dificultades: baja popularidad, economía estancada e inflación creciente; un Congreso más rebelde y los coletazos de un escándalo de corrupción en la gigantesca estatal Petrobras que ha alcanzado a altas figuras del oficialista Partido de los Trabajadores (PT, izquierda), entre otros políticos y empresarios.
Los mismos grupos que promovieron los cacerolazos que resonaron el jueves anunciaron una manifestación para el próximo 16 de agosto, cuando esperan llevar a las calles de todo Brasil a millones de personas, tal como ya ha sucedido en protestas similares realizadas en marzo y abril pasados.
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