La habitual concentración del patrono del trabajo y posterior procesión desde el templo que lleva su nombre )Buenos Aires al 2100) contó con menos afluencia de público.
La Capital |
La conmemoración del patrono del trabajo no pudo evitar los efectos del paro parcial en el transporte urbano de pasajeros. La habitual concentración y posterior procesión desde el templo de San Cayetano (Buenos Aires al 2100) contó con menos afluencia de público. Tanto el cura párroco como los feligreses y puesteros coincidieron en que la falta de 16 líneas de colectivos alejó a muchos en su intención de participar del oficio religioso. Aún así, la misa de campaña en la plaza Libertad tuvo el color y la emoción que se vivió en ediciones anteriores.
De madrugada el clima inestable y la amenaza de lluvias tampoco ayudaron demasiado. No obstante, ya desde las primeras horas de ayer parte de la comunidad católica formaba una hilera para ingresar a la iglesia de Buenos Aires 2150.
Así, y con la calle cortada al tránsito, el acceso peatonal resultó holgado para ingresar a venerar al santo, lo que denotó menor afluencia de público que años anteriores.
Pasado el mediodía, María Eva, una empleada con trabajo estable, se retiraba con una espiga en la mano. "Vine a agradecer, lo hago todos los años. Es un momento difícil, se ve con todos los chicos que no tienen un empleo", dijo la mujer de barrio Ludueña.
"Está durísimo, no vendimos nada, no hay gente pero viene así desde hace tiempo, porque la venta viene cayendo. Antes nos peleábamos por un puesto, ahora no hay problema", dijo Antonio, el puestero ubicado en la esquina de Buenos Aires y Cerrito.
Priscilla y Gonzalo desentonaban con sus piercings labiales y en las cejas, gorras y look skater. "Venimos a agradecer. Repartimos espigas a voluntad", dijo ella, de 20 años, que estudia y "changuea". "Es difícil conseguir trabajo y eso que tengo finalizada la secundaria. Me cansé de repartir currículums en las consultoras. No hay caso, no te quieren contratar", se lamentó.
Gonzalo vino a Rosario desde su Río Negro natal, se quedó sin empleo a fin del año pasado y ahora se las rebusca vendiendo alfajores. "Me encanta Rosario, pero el tema del laburo está re jodido", resumió.
El pedido. Con 24 años y desde villa La Lata, Cristian fue uno de los tantos jóvenes que se acercó a pedir trabajo a San Cayetano. "Estoy en una etapa jodida, me operaron, quedé sin empleo y estoy tratando de salir a flote, espero que el santo nos ayude", dijo. "Vivo de changas, nada estable, pero tengo fe de que me va a ayudar y con un poco de suerte voy a conseguir laburo", indicó al tiempo que admitió que el barrio "está complicado por la droga".
Diego, en tanto, llegó desde barrio Luis Agote para agradecer. "Ha sido muy generoso este tiempo, porque desde hace tres años me estabilicé, ya que antes venía con empleos intermitentes. Gracias a Dios y a San Cayetano, el último tiempo estoy laburando bien", dijo el hombre de 33 años que admitió una merma en la llegada de fieles. "Puede haber influido el paro del transporte", indicó.
Tema obligado. La huelga de las 16 líneas de Rosario Bus durante toda la jornada de ayer también fue tema de conversación con el cura párroco de San Cayetano, Marcelo Olivera. "Se nota menos gente por el tema del transporte. Aún así, hubo participación todo el día", indicó para meterse de lleno con la realidad que rodea al patrono del trabajo. "La gente está angustiada y sensibilizada por la inestabilidad laboral, pero cuanto mas necesidad existe, surge una mayor solidaridad".
Cuando se lo consultó al sacerdote sobre la falta de empleo entre los jóvenes, Olivera indicó que esa angustia también se ve en sus padres "y no sólo por el trabajo, sino por la droga, y se sufre mucho por esta situación".
Unos metros alejados del templo, Marta con su puesto de imágenes religiosas, velas, espigas y estampitas, también dialogó con este diario. "Poca gente, se ve que será por el paro de colectivos. Y la venta está floja, pero soy fiel a San Cayetano y siempre vendo", dijo con optimismo.
Máxima y Juan Carlos también se quejaron por el efecto del paro. "La gente está sin venir, sino sería un mundo. Incluso hay menos puesteros, está floja la venta, empezaremos a rematar lo que tengamos", dijeron con un tono de resignación.
Hasta antes de la procesión se vendían tres espigas por 10 pesos, también tres velas por el mismo importe y llaveritos a 7 pesos.
La procesión. Promediaba la tarde y más feligreses se acercaron para participar de la tradicional procesión que trasladó la escultura del patrono del trabajo desde el templo hasta la plaza Libertad (Sarmiento, Ituzaingó, Mitre y Pasco).
Con plegarias, oraciones y ruegos, los fieles llegaron por Buenos Aires, doblaron por Pasco hasta el espacio público que ofició de gran templo a cielo abierto.
Allí, un altar y a sus costados los equipos de sonido le dieron el marco a la ceremonia principal de la celebración eucarística.
Como ya es costumbre, se produjeron cortes en el tránsito en Buenos Aires y La Paz , Riobamba y Juan Manuel de Rosas; y Cerrito y Laprida.
Así, el patrono del trabajo volvió a convocar a los rosarinos.
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