Cientos de santafesinos se acercaron a la parroquia ubicada en Padre Genesio al 1600 para participar de la celebración del santo. La ceremonia principal fue presidida por el Arzobispo de Santa Fe, Monseñor José María Arancedo.
Diario UNO |
Como sucede cada 7 de agosto, los fieles santafesinos veneraron ayer a San Cayetano, el patrono del pan y el trabajo. La parroquia ubicada en Padre Genesio 1644, se convirtió en el escenario de las celebraciones que se desarrollaron a lo largo de toda la jornada.
Cientos de personas se acercaron la iglesia desde temprano, hicieron colas para acercarse en silencio y brindaron su oración a la imagen instalada dentro del templo para besar su manto y dejar su petición y agradecimiento.
La mayoría de los presentes vivió esta jornada con mucho entusiasmo y alegría. “Vengo a agradecer y a pedir por los demás porque yo ya no tengo trabajo, soy vieja, pero vengo a agradecer que mi hijo tiene un trabajo”, aseguró, entre risas, Magdalena, una señora mayor. Mientras que las hermanas Marta y Beatriz asistieron para agradecer por sus trabajos y porque sus hijos lograron conseguir un empleo.
La mayoría de los creyentes asiste todos los años para renovar su agradecimiento y hacer sus pedidos.
Ese es el caso de María, quien todos los años viaja desde Marcelino Escalada. “Siempre se pide, pero también vengo para agradecer”, relató la mujer, quien por primera vez estuvo acompañada por su hijo Juan. “Vengo siempre a agradecer, ya que gracias a Dios siempre hay trabajo y se puede vivir bien”,dijo el joven.
Gladis y Sabrina, madre e hija, asistieron con el hijo de la última para agradecer el trabajo que tiene y pedir para los hijos, que son los que todavía no tienen empleo en la casa. “Y agradecer lo poco que tenemos”, afirmó Gladis.
En tanto que Sabrina se sumó a la fila de fieles que asistieron para pedir por sus hermanos y agradecer por su trabajo.
Trabajo digno
Momentos antes del inicio de la misa principal, Diario UNO dialogó con el arzobispo de Santa Fe, José María Arancedo, quien aseguró que el gran número de gente que asiste a la festividad es un hecho llamativo. “Tenemos que saberlo leer. La gente viene acá no a pedir una dádiva, viene a pedir trabajo, paz y pan, yo creo que son cosas muy nobles. No una dádiva, si no un derecho, eso nos da también mucha confianza”, aseguró el máximo representante de la Iglesia santafesina.
Este año el lema bajo el cual se veneró al santo patrono, se basó en una frase del Papa Francisco, que reivindica el derecho al trabajo digno. En ese sentido, Arancedo recalcó el valor que los fieles allí presentes le dan a la posibilidad de contar con un empleo. “Creo que está en el corazón de la gente, no es que viene a un partido político, viene a buscar trabajo, no un puesto. Eso creo que hay que remarcarlo mucho, porque el trabajo es un derecho del hombre que le da libertad, que le permite ser protagonista”, remarcó monseñor Arancedo.
La celebración principal comenzó con la peregrinación que encabezó el arzobispo santafesino. Las campanas que anunciaron el inicio de la caminata empezaron a sonar a las 17.04. En ese instante, las personas que se encontraban en las puertas de la iglesia brindaron en silencio el paso a la comitiva que dirigía Arancedo y que cargaba con la imagen de San Cayetano.
La caminata se celebró en medio de la oración y del canto a lo largo de todo el recorrido que los feligreses realizaron en las inmediaciones de la parroquia. Madres acompañados de sus pequeños hijos, parejas de la mano, las abuelas abrazadas de sus nietas acompañaron los pedidos que realizaba el párroco por medio del megáfono. En las manos de muchos se podía observar cómo abrazaban la tradicional espiga, acompañada de la estampa del santo y el pan, que simboliza el alimento.
Al término de la peregrinación, los presentes que esperaban por la llegada de la comitiva y que se habían ubicado alrededor del escenario que se alzó en la intersección de Alberdi y Padre Genesio, recibieron con aplausos y alegría a la figura del patrono del pan y del trabajo.
La misa principal comenzó con las palabras de monseñor Arancedo, quien anunció la reconciliación de los presentes tanto con Dios como consigo mismo con el solo objetivo de celebrar la vida de San Cayetano, quien tuvo como centro de su existencia el trabajo y la caridad hacia el prójimo,
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