Respuesta del organismo vial a un informe del diputado nacional Fabián Peralta sobre el estado de las rutas de la Nación en territorio santafesino.
El jefe del 7mo. distrito de Vialidad Nacional, ingeniero Rafael Pretto. Foto: Archivo El Litoral
De la redacción de El Litoral
politica@ellitoral.com
A partir de la divulgación de un informe realizado por un diputado nacional de la bancada del GEN, el 7º Distrito Santa Fe de la Dirección Nacional de Vialidad defendió la labor que cumple ese organismo en la provincia.
El legislador Fabián Peralta dijo que Santa Fe quedó en último lugar en cuanto al estado de las rutas nacionales en su territorio, y citó un informe de esa repartición, que según indica la DNV se “malinterpreta y arriba a conclusiones erróneas al manipular sin criterio ni conocimiento técnico los datos oficiales”.
En cualquier caso, desde la redacción de este diario cabe señalar que aún con parámetros diferentes para la lectura de aquel informe, está claro que Santa Fe quedó -como sostiene Peralta- en el último lugar respecto de las demás provincias.
A continuación se expone parte de la respuesta de Vialidad Nacional a las expresiones del diputado opositor.
“Tergiversación”
“El objetivo de estos estudios -dice la respuesta del 7mo distrito- es orientar a los funcionarios y profesionales del organismo sobre la situación de la red de caminos desde una visión específica y excluyentemente técnica, para dar fundamento a la administración de recursos económicos y humanos en una programación de acciones y obras”, expresa.
“En tal sentido, el jefe del 7º Distrito, Ing. Rafael Pretto, destacó que ‘la calificación técnica expuesta oficialmente en tres niveles de estado no están relacionadas a la transitabilidad de las rutas ni a la seguridad vial que ellas brindan a los usuarios’. Asimismo, respecto de las conclusiones de Peralta, Pretto puntualizó que el legislador ‘utiliza un informe que se publica anualmente en su página oficial, tergiversando el concepto de Evaluación de Estado de Pavimentos que la repartición califica en bueno, regular y malo, y lo traslada en forma directa relacionándolo con el estado de transitabilidad de la ruta’ ”.
Seguridad
Sobre el punto, el jefe del Distrito detalló que las mencionadas rutas “están habilitadas, con niveles de seguridad vial y servicio garantizado, muchas de ellas con obras recientemente terminadas de repavimentación”.
Destacó que para conocer su estado “sólo basta con recorrerlas, como lo hacen habitualmente miles de usuarios, para ver que más allá de algunas necesidades que ya se encuentran contempladas en absoluto comprometen la seguridad vial o inciden en la siniestralidad”.
Para Pretto “estas afirmaciones equivocadas llevan a generar en la opinión pública una falsa y distorsionada apreciación de la realidad a partir de su difusión en los medios de comunicación. Así las tendenciosas conclusiones del informe del legislador aparecen más como intencionadas estrategias de crítica y cuestionamiento sin fundamento a un organismo del gobierno nacional que como aportes enriquecedores”.
Lectura técnica
La calificación de los pavimentos, de hormigón o concreto asfáltico, “se basa en dos índices normalizados según el Manual de Evaluación de la DNV, que toma como valores al Índice de Estado (IE) y el Índice de Servicialidad Presente (ISP). Los estándares utilizados como parámetros de referencia son de valor internacional y los más altos en cuanto a niveles de servicio”.
“Por un lado el IE incluye rubros como deformaciones, rugosidad, grietas y fisuras, desprendimiento y porcentaje de superficies reparadas. Estos parámetros no se relacionan en forma lineal con la intransitabilidad de la ruta o su peligrosidad desde el punto de vista de la seguridad vial. Están referidos a los procesos de deterioros de la estructura y superficie de la calzada para la determinación del tipo de intervenciones a realizar con obras”.
En otras palabras “Bueno-Regular-Malo son calificaciones en relación con parámetros técnicos para establecer el tipo de obra a realizar, no en relación con la transitabilidad”.
Criterios de evaluación
Por ejemplo, “cuando hay fisuras, casi imperceptibles para el usuario y sin ningún compromiso para la seguridad vial, acarrean la calificación de Malo según las fórmulas de evaluación. Las deformaciones de la calzada, longitudinales y transversales, tienen márgenes de tolerancia mínimos y si bien no provocan situaciones de intransitabilidad también producen en los cálculos de evaluación calificaciones de Malo dado que requiere soluciones de fresado y microaglomerado superficial. Otro aspecto es la textura que puede provocar ruido al rodamiento, pero de ningún modo situaciones de peligrosidad para los conductores”.
Por otro lado el ISP “se relaciona con la sensación de confort de manejo del usuario, donde la rugosidad y zonas de bacheos realizados con arreglos en la calzada, fresado, incluso deformaciones leves, producen una calificación negativa, sin que ello represente riesgo al transitar”.
Entre otros rubros de evaluación “se incluyen además la demarcación horizontal y señalización vertical, la limpieza de la zona de camino, estado de banquinas, desagües y puentes o alcantarillas. Temas que, de ser necesarios, son incluidos en los proyectos de obras a licitar”.
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