El candidato a presidente del Frente Renovador promete ponerse al frente de la lucha contra la inseguridad y cambiar el sistema tributario para que los recursos vuelvan a estar en manos de las provincias.
Massa negó que tenga problemas para el armado electoral en el interior del país. Foto: DyN
Gabriel Rossini
economia@ellitoral.com
Sergio Massa repite varias veces en la entrevista el slogan “en la Argentina que viene...” y a continuación una frase con alguno de los temas con los que hará campaña este año. Por ejemplo: “La Argentina que viene va a tener radares cuidando el espacio aéreo y aviones interceptando, con facultades para derribo si se tratan de aviones del narco”.
“En febrero voy a lanzar mi candidatura a presidente. A mi compañero de fórmula lo tengo en la cabeza y en el corazón pero no en la boca”, dice, al tiempo que asegura que no será del Frente Renovador, y niega tener dificultades para el armado electoral en el interior del país.
El actual diputado nacional cuenta que “no hace tanto” habló con Reutemann -al que elogia como “un gran dirigente”- y promete que el próximo 30 de enero participará de un acto en la Universidad Tecnológica donde le pedirá a los santafesinos que elijan entre Diego Fleitas y Diego Degano para gobernar la ciudad de Santa Fe.
—¿Qué le dice la gente en sus recorridas por el país?
—Lo primero que uno percibe es una enorme esperanza en que la Argentina que viene va a ser mejor. Creo que la gente necesita que alguien asuma frontalmente -como nosotros lo planteamos- la lucha contra la inseguridad. Lo digo permanentemente: yo me voy a hacer cargo personalmente de la seguridad, además de poner en la agenda las cuestiones más básicas como el crédito para la vivienda, los precios, el trabajo y la educación de la que nadie habla. Pareciera que el tema educación no existe en nuestro país.
—¿Los reclamos son distintos en Buenos Aires que en el resto de las provincias?
—En el caso del interior del país nos hacen saber de la necesidad de sentirse parte de la Argentina en términos de inversión pública, de infraestructura y tenemos que resolver la cuestión impositiva, sobre todo en las poblaciones más vinculadas al sector Pymes y agropecuario, donde sienten un enorme nivel de presión. El problema que hoy tienen los santafesinos es que de cada 100 pesos de impuestos que pagan, 76 se los lleva la Nación, Kicillof. Y es muy difícil que vuelvan cuando la distribución de los recursos está regida por la lógica amigo-enemigo. Lo mejor que podemos hacer es cambiar el sistema tributario y devolverles a las provincias lo que es de ellas. Hay algunos que creen que la legitimidad está en la chequera y los que tenemos vocación de futuro creemos que la legitimidad está en resolverle los problemas a la gente.
—Una de las cuestiones que plantea con más énfasis es eliminar el Impuesto a las Ganancias de los salarios y que la Asignación Universal se convierta en ley (hoy está vigente por un decreto de necesidad y urgencia).
—Creo que Argentina necesita bajarles la presión tributaria a todos, pero además generar justicia impositiva. Tiene que dejar de pagar el trabajador. Nosotros vamos a pulverizar el Impuesto a las Ganancias y vamos a volver al esquema del 2005 donde sólo los cargos directivos de empresas tributaban. Hoy vivimos una irrealidad donde hasta un docente paga Ganancias. El salario no es ganancia, es remuneración. Atenta no solamente contra cualquier principio jurídico sino contra el principio de subsistencia del trabajador.
—Cuando se habla de estos temas la repregunta obvia es cómo se van a sustituir los ingresos.
—Voy a poner dos ejemplos. El primero tiene que ver con la liquidación del pago de IVA por parte de los laboratorios extranjeros que lo hacen con muchas más ventajas que los nacionales y le genera al Estado una pérdida fenomenal. Y después está el tema de la renta financiera. Es muy loco que en Argentina un comerciante que reinvierte sus utilidades para generar más producción y empleo pague Impuesto a las Ganancias y un timbero que compra y vende acciones no.
—¿Qué posición tiene respecto de la idea de realizar una gran primaria abierta entre todos los candidatos de la oposición para que haya un solo candidato a presidente que enfrente al oficialista y de esa manera se eviten dispersiones?
—La Argentina que viene no necesita un escolazo de nombres sino acuerdos de políticas públicas, necesita darle previsibilidad a la gente respecto de la educación, el empleo, la seguridad, la lucha contra el narcotráfico. La gente está harta de ver políticos timbeando como si fueran una martingala de nombres. Necesitamos construir una agenda programática. Lo que sí es cierto es que la Argentina que viene es plural, tiene diversidad y por eso hay que imaginar las construcciones políticas con liderazgos pero con la participación de otros sectores. Se terminó el tiempo de las sectas políticas. Viene el tiempo de sacarse la camiseta de los partidos y ponerse la de la selección.
—Por lo que escucho no está de acuerdo con la idea del candidato del oficialismo Daniel Scioli de plantear una continuidad con cambios.
—Primero me parece que el gobierno no tiene definido un candidato. Es muy difícil tener autoridad cuando te retan por ir a sacarte una foto. Nosotros estamos imaginando un liderazgo de cara a la Argentina del siglo XXI con la participación de todos los sectores. Hay cosas que por supuesto hay que consolidar. Yo quiero que Aerolíneas e YPF sean estatales; quiero la jubilación pública -yo soy el que recuperó la jubilación pública en Argentina-; quiero una Asignación Universal por Hijo que no dependa de ningún puntero político: la quiero por ley y con actualización cada seis meses. Pero también quiero un país donde la inseguridad no sea tratada como marketing o sensación. La seguridad debe ser una política de estado, debemos acordar cuál es el rol de las fuerzas federales en la lucha contra el narcotráfico, debemos trabajar en el rol de las fuerzas locales en materia de prevención y debemos coordinar el cuidado de nuestras fronteras y de nuestro espacio aéreo con la ley de derribo.
—Una de las cuestiones de las que se habla mucho y nunca se avanzó es el tema de la radarización para evitar el ingreso de aviones clandestinos.
—La Argentina que viene va a tener radares cuidando el espacio aéreo y aviones interceptando, con facultades para derribo si se trata de aviones del narco.
—¿Tiene la sensación de que le transmite a la gente su proyecto de país, lo nuevo que usted representa, como para hacerle recuperar el entusiasmo por el futuro?
—Hay una suma de cosas. Primero hay una enorme necesidad de la gente de creer que el futuro tiene lugar para los argentinos y que el país va a entrar al siglo XXI. Después hay un tema más vinculado a quienes gobiernan. Creo que mucha gente ve un dirigente de 42 años que le permite soñar que en las próximas elecciones va a poder jubilar a los artesanos del fracaso, a los que en 30 años de democracia en el país se repiten y lo único que hicieron fue cometer errores y más errores.
—Lejos está de los que piensan que la última fue una década ganada.
—Si vos mirás los precios en el supermercado, si ves los muertos por la inseguridad, si ves el enorme nivel de crecimiento de la marginalidad, si ves que hay gente que está perdiendo el trabajo, es difícil pensar que Argentina tiene todo resuelto.
—¿Considera que el gobierno va a dejar una herencia complicada en economía?
—Nosotros tenemos el orgullo de poder decirles a los santafesinos y a los argentinos que tienen que estar tranquilos. Que hay un equipo de gobierno que integran Roberto Lavagna, Aldo Pignanelli -que resolvió el corralito y el corralón-, Miguel Peirano, Ricardo Delgado; de los mejores economistas del país que están parados en un espacio que sienten que es el que puede conducir a la Argentina por un camino inteligente. Ni el ajuste brutal de los 90 que plantean unos, ni el siga siga como plantean otros.
“El Lole es una gran persona”
—¿Hace mucho que no habla con Reutemann?
—No hace tanto. Al Lole lo quiero.
—¿Se puede saber lo que le dijo?
—Las charlas privadas son privadas.
—Respecto de su armado en la provincia tiene dos candidatos a gobernador. ¿Eso se lo va a resolver antes o se definirá en la primaria abierta de abril?
—Lo van a definir los santafesinos. Se terminó el tiempo del dedo en la política argentina. El dedo es de la vieja política. Viene el tiempo en el que resuelve la gente. De la misma manera que los santafesinos van a definir entre Fleitas y Degano.
—Tenemos la sensación de que usted tiene un armado político importante en la provincia de Buenos Aires pero que le cuesta el interior como en Santa Fe, Córdoba o Mendoza.
—Depende dónde. En Catamarca no solamente tenemos al intendente de la ciudad capital, sino también a ocho intendentes más que nos convierte en la fuerza política más representativa en términos de poder territorial. Lo mismo estamos armando en Jujuy y Tucumán. En Chubut nuestro candidato -que además es el líder del interbloque- encabeza todas las encuestas y es jefe político indiscutido de la provincia. En San Juan Roberto Basualdo lidera todas las encuestas porque Gioja no puede ir a una nueva reelección. También tiene que ver con cuáles son los dirigentes que uno siente que permiten expresar lo que uno piensa. Porque no se trata de andar inventando paquetes sino de sumar dirigentes que expresen un modelo de gobierno para Argentina.
—¿Tiene el nombre de su vice?
—En el corazón y en la cabeza. No en la boca.
—¿Es del Frente Renovador?
—No.
—¿No me a decir qué le dijo Reutemann?
—Qué gran dirigente es Reutemann. Es una gran persona.
—¿Alguna cosa particular para Santa Fe?
—Que voy a dejar el alma y el corazón para que en las ciudades de Santa Fe y Rosario tengamos gobierno del Frente Renovador para que el delito baje el 80% como ocurrió en Tigre. Por eso el 30 de enero voy a estar en un acto en la Tecnológica para decirles a los santafesinos que elijan (como candidatos a intendentes) entre Diego Fleitas y Diego Degano.
—¿No les va a pedir también que elijan entre el Cachi Martínez y Eduardo Buzzi?
—Voy a la ciudad de Santa Fe.
—Que forma parte de la provincia...
—Le mando un abrazo.
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