Siente que lo tratan como un "traidor" y no se irá a su casa de "cuerpito gentil". Cuál es la estrategia y su futuro en el poskirchnerismo.
Amado Boudou a un paso del juicio oral. | Foto: AFP
Amado Boudou está deprimido. Habla poco de política, el teléfono casi no le suena y son pocos los que lo visitan: el ascensor del Senado ya casi no se detiene en su piso. Ocupa su tiempo en leer los escritos que presentan sus abogados en las causas que avanzan en la Justicia. Y tiene miedo de que su salida del gabinete sea antes de lo previsto. Hay dudas, además, sobre si presidirá las próximas sesiones en el Senado.
En el entorno del vicepresidente confiesan que su situación es compleja, porque podría estar sentado en un juicio oral en marzo o abril de 2015, cuando arranque la campaña electoral. Es un pésimo dato para el Gobierno.
Sería por la causa de los “papeles truchos” de su ex auto. “El hizo su descargo y en tres días la Cámara confirmó su procesamiento, es inédito”, indicó uno de sus colaboradores.
En su entorno tienen la certeza de que el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, es quien teje sistemáticamente el empujón final de Boudou hacia el precipicio, que ven cada vez más cerca.
Se quejan de que su estudio jurídico, a cargo de Darío Richarte y Diego Pirota, casi no se mueve. La estrategia de Boudou es ir a la Cámara de Casación Penal para dilatar la posibilidad de un juicio oral. Pero podría no tener esa suerte.
El martes tendrá que presentar su descargo por el caso Ciccone en la Cámara Federal. En esa causa, entiende el vicepresidente, hay muchas falencias en el procesamiento que le dictó Ariel Lijo, pero tiene la esperanza de que su situación se revierta.
La figura de un Amado arrepentido, que prenda el ventilador contando secretos de otros funcionarios es poco viable, según confían en su entorno. Pero tampoco creen que se irá a su casa de “cuerpito gentil”.
El vicepresidente repudia la explícita falta de respaldo de la Casa Rosada. Siente que lo tratan como a un “traidor”. Sabe que algunos senadores, como Miguel Angel Pichetto, ya no quieren defenderlo frente a las críticas de la oposición. Boudou es para ellos un escollo. Saben además que en los próximos meses podría recibir el disparo mortal: el procesamiento por presunto enriquecimiento ilícito. La causa por los papeles truchos, dicen en su entorno, es insignificante comparada con la de Ciccone. Pero aun así, si va a juicio oral es muy simbólica y podría provocar un hecho histórico: sería el primer vicepresidente en estar sentado en el banquillo de los acusados.
Boudou tiene esperanzas en el poskirchnerismo. Si el presidente es Mauricio Macri o Daniel Scioli, es difícil que avancen con el frente judicial. No tiene tantas certezas conSergio Massa. Sabe, de todos modos, que tendrá que desfilar durante mucho tiempo en Tribunales.
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